Las medias verdades de Aristóbulo con cara de yo no fui

Uno no entiende porqué los altos líderes de la revolución en actividades públicas no se atreven a confrontar las realidades nacionales que nos golpean con fuerza la cara a este proceso tan maltratado por la inoperancia oficial. No se atreven a aceptar ni a medio rastro sus responsabilidades de ésta crisis que de tres años para acá se viene generalizando. Y Aristóbulo en un reciente programa especial de Venevision dejó esa especie clarita. Habló mucho y no dijo nada.

Parece que no entienden y menos comprenden que reconocer los errores es el primer paso hacia la rectificación que empiece a dar frutos positivos. Prefieren hollar en el fondo hasta revolcarse en el lodo. Eso demostró Aristóbulo ante la simpática joven que a momentos lo dejaba irascible. Habló de la trillada guerra económica, pero nada dijo de las centenares empresas del estado que nada producen. Un ejemplo nada más, en el Municipio Falcón de la península Paraguaná inauguraron un matadero a todo dar, con una gran sala de matanzas y hasta con sala de juegos y un lujoso comedor, pues está en producción cero y cientos de trabajadores cobrando sin producir.

La empresa Sabilven inaugurada con bombos y platillos no produce nada y sólo ha causado grandes pérdidas a la nación. Y así montonones de empresa en manos del estado se han convertido en puntales oprobiosos de la crisis que llevan a cuestas todos los venezolanos. Vemos, panaderías sin pan, heladerías en el copo de una montaña, huertos en lujosos edificios, areperas sin harina, asfalteras y areneras sin equipos mínimos, haciendas sin insumos y un sinfín de cadáveres empresariales que son con mayor responsabilidad los parteros de esta crisis.

Reconocer cada uno de estos deslices es lo probo, para reiniciar un camino hacia la reconstrucción productiva de la patria. La crisis tiene hoy características de hecatombe nacional y se desconoce sus estragos jamás saldremos de ella. Por ejemplo, no es atrevido pensar que ese pomposo evento de los países no alineados en la Isla de Margarita, independientemente de la importancia que le podamos dar, no debió impulsarse en este momento histórico de profunda crisis. Un mensaje al país y al mundo de profundo desprendimiento, hubiera sido prescindir de ese acto y disponer sus recursos para cualquier necesidad perentoria de los venezolanos.

El gobierno hubiera quedado mejor así ante el mundo y ante los venezolanos. Eso es fácil de entender. Pero Aristóbulo nada de eso ha pretendido examinar. Las frecuentes marchas pro y anti gobierno, pro y anti revocatorio, tienen al gobierno en una letanía peligrosa. El país sigue paralizado y es muy difícil que se cumplan las predicciones aristobulianas de que en diciembre seremos felices. Le queda muy poco tiempo al gobierno para recapacitar y emprender el rumbo del gobierno productivo.

La gente pierde sus esperanzas. Se agota el discurso. Perece el ensayo.


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Neri La Cruz


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