La Fuerza Armada como el Partido de Cuadros de Chávez

La falta de comandancia única, puede interpretarse, para el imaginario colectivo como, improvisación y falta de espíritu de cuerpo. Esta realidad tiene connotaciones casuales y causales, debido a las diversas versiones de socialismos constituidas como fracciones dentro del la dirección en la Revolución Bolivariana. Dentro  estas fracciones se destacan, las que fungen como el capitalismo infiltrado proglobalizador y la corriente socialdemocracia, entre otras, representando estas una amenaza para la construcción del Socialismo Bolivariano que se plantea en el Plan de la Patria. Si la discusión de la construcción del socialismo, con el debido contexto histórico-geográfico, no aborda el tema de la propiedad de los medios de producción, y del rol del trabajo como generación de riqueza, con su impacto en el carácter irreconciliable entres los actores envueltos que se disputan la riqueza de la nación,  entonces se trata de una gran estafa política para el pueblo venezolano y para los pueblos de América Latina, el Caribe y el mundo, que han sido históricamente explotado.
 
La Revolución Bolivariana impulsada por el Comandante Chávez, luego de su declaración como antiimperialista, se plantea la construcción del Socialismo Bolivariano, complementándose así de forma necesaria la convicción  sobre las contradicciones imperio-colonia y capital-trabajo respectivamente. En lo concreto, aún no se ha llegado a ese estadio de sociedad, al socialismo; y así el Comandante Chávez lo manifestó muchas veces, sin embargo muy consciente del giro significativo en la correlación de fuerzas, puso empeño en esa tarea pendiente, por lo cual seguramente le hace alusión en ese punto de no retorno plasmado en el Plan de la Patria. Pues les toca a los revolucionarios como sujetos políticos avanzar para la construcción de ese estadio de sociedad avanzada. Es allí donde entra a jugar un papel importante el partido. 
 
Se busca reivindicar la concepción de la vanguardia revolucionaria, que además se ve obligada a organizarse, que se plantea formas diversas de lucha, que además se hace dirigente, para así poner el ejercicio de dirección al servicio de la construcción revolucionaria, a lo cual llamaremos el Partido Revolucionario. Se espera así como has sido planteado antes por Lenin, Fidel y el Ché entre otros, que las y los más avanzados, por su formación y compromiso revolucionario ocupen los espacios de dirección tanto en el estado y como en el partido, para llevar a cabo la estrategia trazada desde el partido. Lejos de un determinismo divino, las circunstancias han forjado talentos con esas características para diferentes tareas, lo cual en el argot político se le llama cuadros, y de forma propositiva para crear circunstancias de avanzada es que los partidos se plantean sus sistemas de formación, para que además de garantizar la calidad en el accionar del militante, también se apuesta a la generación de relevo. 
 
En medio de las elecciones burguesas, a cerca de 17 años de la toma del poder del gobierno nacional por el Comandante Chávez, valdría la pena un balance de esos niveles de profesionalismo e nuestra dirigencia en términos generales. No ha parecido muy “obvio” las separaciones entre ser partido y ser gobierno, entre ser un burócrata o un dirigente revolucionario, entre ser un funcionario con jerarquía dentro de algún ente del estado o del partido,  o por el contrario un cuadro militante que sabe usar los espacios para ponerlos al servicio de la revolución. Con la reglas del aún estado burgués, alcanzar la eficacia política y la calidad revolucionaria,  tiene sus niveles de exigencia.
 
El llamado a dirigir la revolución por parte del PSUV como unidad orgánica, se hace paradójica con su autocrítica de calificarse como un partido meramente electorero. Frente a esa gran masa que apuesta al socialismo, el PSUV como unidad orgánica no ha estado a la altura en el cuestionamiento y el accionar para superar del modelo capitalista venezolano. Por el contrario, los avances en la revolución política que ha sufrió el estado burgués, se debe al hecho fundamental de hacerse del gobierno nacional bajo la dirección del Comandante Chávez, quien en sus comienzos aprovecho cuadros en su gabinete provenientes del PPT, y así sucesivamente  de otros grupos políticos de forma circunstancial. Se tomaron los espacios del gobierno y luego otros espacios del estado, se ejecutaron tareas, metas tácticas y operativas,  por lo que se reacomodo las fuerzas de izquierda. Haber pensado que un MVR en su momento, y luego un PSUV ha dado dirección y orientación como un ente orgánico es sinónimo de sobrevaloración. 
 
La  realidad mostró que  en medio de la falta de unidad ideológica y programática, el Comandante Chávez se reservó el ejercicio de toma de decisiones estratégicas y tácticas, no sólo del ejercicio de gobierno sino de la construcción de la Revolución Bolivariana. La realidad concreta desde la asunción camarada Nicolás Maduro en la jefatura del gobierno, el PSUV, sigue sin ser el instrumento que dirige la revolución. A pesar de la falta de las discusiones programáticas reales para la construcción del socialismo y autocríticas que no se pueden dar a lo interno del PSUV, esta organización brinda a través de su militancia, la legitimidad necesaria para disimular las decisiones de muy alto nivel  que se han venido tomando por un anillo de “cuadros”. 
 
En medio de la coyuntura de la guerra económica, vale la pena recordar que entre las valoraciones que el Libertador Simón Bolívar hace en la carta de Jamaica, respecto a la caída de la república, se puede resaltar la falta de experimentación y profesionalismo de los ejércitos patrióticos frente a la imponente capacidad y organización de los españoles. Por otro lado, en el caso de Venezuela, en ese mismo texto, Bolívar en la misma hilo explicativo a la caída de la republica, enfatiza como, producto de las asambleas y elecciones populares, esta nación fue el ejemplo de ineficacia de la forma democrática y federal, en aquellos nacientes estados, en el cual la falta de centralización atento en su construcción.
 
Bajo estas reflexiones, sin subestimar al enemigo principal que es el imperialismo y a la realidad de una guerra no convencional, se debe reconocer el fracaso de la concepción socialdemócrata y pequeñoburguesa del abordaje de la confrontación de clase, por lo que es un hecho la necesidad de sacar a la Fuerza Armada a hacerse cargo del desgobierno. Sin ánimos de comparar con el MBR200, a muestra de incapacidad disfrazada de lealtad en el gabinete y demás,  al parecer la Fuerza Armada se constituye como el Partido de Cuadros, y con la expectativa de no repetir los  frascazos del Sacudón, del muy propagando Gabinete para de la Guerra Económica, el Congreso de la Patria y así diversas políticas que no se han concretado. pero…¿Éstos cuadros si están comprometidos de forma hegemónica a reivindicar el trabajo frente al capital, o es el disuasivo para poder garantizar la democracia constitucional?
 


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Colectivo Perez Alfonzo


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