Más allá de lo ideológico

Ante la realidad nacional después de seis meses de asedio incesante, los chavistas estamos en la obligación de reinventarnos, redefinirnos e imprimir una nueva hoja de presentación que tenga un mejor eco y mayor aceptabilidad ante el estado psicológico de los venezolanos y de todos los pueblos que ven en nuestra revolución una esperanza.

El PSUV, tiene que ser una organización amplia de hombres y mujeres venezolanos, de todas las edades, como lo es, profundamente convencidos de que otro mundo es posible y dispuestos a dar lo mejor de sí mismos para lograr el cambio de esta sociedad egoísta, elitista a una sociedad verdaderamente solidaria y democrática sin exclusiones de ninguna clase y con igualdad de oportunidades para todos. en eso hemos avanzado mucho, pero no es suficiente.

Los chavistas seguimos creyendo que el respeto al derecho ajeno es la paz. Nosotros creemos que el mundo cambiará sólo cuando los hombres y las mujeres que en él vivimos cambiemos nuestra manera de pensar y actuar. Este proceso de conversión, o revolución, comienza en nosotros mismos o no comienza nunca. El método de propagación debe ser el ejemplo, como lo hizo Chávez, y la concientización. Ningún estado físico o fuerza impositiva funciona. Los valores necesarios para que el pueblo cambie deben ser asumidos por las personas en la más absoluta libertad. Solo así lograremos enraizar y mantenernos firmes ante la ferocidad de los que (la derecha y la oligarquía), por haber perdido su poder y privilegios, siempre se resisten a los cambios, incluso la Iglesia.

Las ideas y valores necesarios para concientizar al pueblo tendrían, pues, que ser difundidos en primer lugar por el ejemplo de los dirigentes, los revolucionarios de verdad. Para ello tendremos que trabajar en lo político, hoy convertido en un submundo sucio y vacio, sin caer en la tentación, como muchos han caído hasta el fondo, de dejar de ser revolucionarios y convertirse en unos políticos cuyo principal y único objetivo es “ganar” elecciones.

Camaradas, tenemos que trabajar por recatar el verdadero ejercicio de la política, la política como forma de vida, como un apostolado, como una disciplina personal de desprendimiento y de amor por los demás. Rescatarlo de ese mundo sucio donde pululan las finanzas, el comercio, incluso las relaciones internacionales. Rescatarlo con mucha ética, sin contaminarnos por los antivalores que en ese mundo predomina. Esa contaminación es, sinceramente camaradas, el mayor obstáculo de la Revolución Bolivariana. El mayor peligro en esta nueva fase, la fase de oposición parlamentaria, oposición que no puede ser solamente a las políticas antisociales de la derecha. Tiene que ser, como hasta ahora, una oposición absoluta a los antivalores de la derecha.

Aunque estemos estructurados como partido político, debemos considerarnos como una organización revolucionaria cuyo principal es el empoderamiento del pueblo, cosa que, obviamente, implica la lucha por el poder para el pueblo.

Resumiendo esto. La realidad nos impone considerar que nuestra principal razón de ser es, mantenernos en el poder, lo cual puede producir distorsiones y el riesgo de ser otro partido tradicional o convencional con todos los vicios y deformaciones que eso implica. De manera que, si consideramos que nuestra razón de ser es el empoderamiento del pueblo, mantendremos más pura nuestra vocación de servicio sin que eso implique, ni mucho menos, abandonar la lucha social por un mundo mejor.

Finalmente, la humildad y la integridad moral tienen que seguir siendo consideradas como virtudes esenciales para todo revolucionario chavista. La derrota del 6-D, para mí, no fue una derrota. Hicimos todo lo posible. Pensar que los profundos objetivos de la revolución bolivariana, que incluyen gran parte de los que también son objetivos cristianos, como lo decía el Comandante Chávez, pensar que éstos se pudieron haber logrado de la noche a la mañana solo porque nosotros somos los que gobernamos, es no sólo un absurdo, es una señal de inmadurez y falta de humildad. Por eso, lo que para muchos es una derrota lo del 6-D, para mí, es sólo el fin de una fase y el inicio de otra, que será y es una lucha larga y, además, difícil.

El triunfo no se logra con ganar y gobernar, o mantenerse en el gobierno, se logrará sólo mediante la transformación cultural y espiritual de todos y cada uno de nosotros. Cuando todos nos hayamos convertido en paradigma de ética revolucionaria.

Venezuela está atravesando una de las peores y más peligrosas coyunturas en su vida como nación independiente. Su soberanía e independencia, siempre y cada vez más amenazada por la insaciable voracidad del imperio americano y el histórico entreguismo Adeco-Burgués, defendida únicamente por Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Delcy Rodríguez, no está garantizada. Peligra.

Y peligra porque el chavismo, aunque cada día más fuerte, aun no logra captar la mayoría absoluta del pueblo, lo demostramos en la última elección. Entonces, el problema es más allá de lo ideológico, es ético.

freddylinaresr@hotmail.com,
elupatenselinares@gmail.com


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