Un golpe de estado

Se habla de golpe de estado, de guerra económica, de bachaqueros, de sabotaje, del fenómeno de El Niño, de intento de magnicidio, de nuevos ministerios, de masacres, de sicarios, de Congreso de la Patria, del Arco Minero, de carnetización obligatoria, del imperio, de “Ahora si saldremos de la crisis”…pero según mi apreciación estamos peor, no le echo toda la culpa al gobierno pero gran parte de este caos es por las malas políticas económicas del mismo.

¿Qué estoy exagerando? No lo creo, cuando voy a comprar pan a la panadería y me calo enorme cola solo para no llegar a comprar, cuando sólo fabrican  pan canilla, más caro y más fácil de hacer, cuando el precio del queso blanco salta de 2000 a 3500 piastras en una semana, cuando no puedo comprar un neumático porque gano 9000 bs quincenales ni un par de zapatos porque los mejorcitos cuestan 35000 del águila, entonces me molesto en silencio, respetando que soy chavista y me trago mi arrechera.

Yo aguanto todo, mi familia y yo estamos dándole un voto de confianza a Maduro pero creo que el hombre no da pie con bola y eso que somos hermanos, pues ambos somos seguidores de Sai Baba y todo, pero no puedo evitar pensar quiénes carajo serán los consejeros económicos del presidente y por qué no se ha dado cuenta que no le presentan cuentas claras, y le meten cada embuste que ni te cuento. De antemano, apreciado lector, confieso que este es un escrito sacado de la vida misma, como aquella novela, no pretendo sino enumerar lo que veo y padezco a diario y que conste que soy de lo más estoico y poco dado a acumular vainas (tal vez libros, no lo niego) pero he visto que ya no puedo hacer las pendejadas que hacía antes, por ejemplo, si voy al cine con mi consorte son 1300 bs de entrada sin meter las cotufas (un día de salario de los dos), un pantalón bluyín para trabajar de 20000 pa’rriba, pero dejemos las quejas y vayamos al grano…

¿Que qué es lo que me molesta? Que ni los comerciantes, ni los industriales, ni la gente le para bolas a las medidas que se toman para paliar la crisis económica y eso hace que se vea al Estado como un ente débil y hablador de pendejadas, ejemplo: los bodegueros, las panaderías, los buhoneros venden productos de primera necesidad sin respetar el precio de venta al público y si reclamas, ni bolas. Los grandes comerciantes hacen otro tanto, hay uno aquí donde vivo que tiene unas caucheras, se ha hecho millonario con el sudor de su frente, ¿cómo? Como el mismo lo confiesa en un momento de debilidad, “a mí me llegan dos gandolas de cauchos al mes, escondo en un depósito que tengo por allá, gandola y media y vendo a precio justo media gandola” cualquiera hace real de esa manera, nadie fiscaliza, todos se dejan embarrar las manos.

La gente común perdió el norte hace rato, compra desaforadamente harina, aceite, papel sanitario, azúcar, medicinas, cualquier cosa y lo vende a precios escandalosos, creando y contribuyendo  a una inflación inducida, todo esto amparado en bandas de delincuentes armados que aterrorizan y sacan de sus puestos a las personas en esas colas. Los comerciantes chinos, que en el gobierno de Chávez se les dio una oportunidad para rehacer sus vidas, abusan del comprador, lo maltratan, se niegan a dar facturas y aumentan los precios, si reclamas te dicen que “aola Venezuela le debe a China” en claro menosprecio del país que los acogió otrora.
El Arco Minero es otro cuento, acabaran con media Guayana como acabaron con la cuenca del Caura, como acaban con el coltán (y de paso con los acuíferos) en Los Pijiguaos, donde usted ve a los indios vendiendo por pocos bolívares, montones de tierra oscura que ni saben para que sirva.

Por eso creo que el verdadero golpe es el que nos está dando el Estado,  no creo en las medidas económicas, por mucho que Maduro se encadene hablando, en clara emulación de nuestro querido Comandante Eterno. Cuando el esfuerzo que nos piden, cuando el sacrificio que está haciendo el pueblo venezolano sea compartido por cada ministro, cada gobernador, cada alcalde, cada concejal, cada diputado; cuando el ostentoso parque automotor que usan a expensas del Estado sea cambiado por modestos vehículos, cuando se rebajen los sueldos escandalosos y lo más importante, cuando cada uno de los nombrados haga una cola para adquirir comida, hagan cola para montarse en un transporte público y hagan cola para curarse un uñero en un hospital cualquiera, entonces, se los juro, volveré a creer en este proceso.



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Bernardo Hernández Muñoz


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