La Venezuela «soviética» de José Toro Hardy

Nos cuenta el economista venezolano José Toro Hardy de su viaje a la URSS en 1984 en La URSS y Venezuela. La magnificencia de todo lo que le rodeaba chocaba con la ausencia de vasos de cartón en la única máquina de Pepsicola que vio en la ciudad. La venta de un único modelo de zapato, derecho e izquierdo por cada lado, sin su caja. La falta de luz en las farolas, ni alimentos, ni autos suficientes, ni la satisfacción de necesidades elementales que cualquier ciudadano de Occidente hubiese considerado elementales.

Esa ausencia de lo «básico» la confronta Toro Hardy con los esfuerzos y derroches de la URSS en «mantener» a Cuba «financiar o respaldar aventuras políticas y militares en África o en Centroamérica (Nicaragua)... mantener a su nomenclatura satisfecha y en la abundancia a costa de privar al ruso común -cuya opinión no contaba- de las cosas más sencillas. Sobre todo, los privaba de libertad».

Pero lo que no cuenta Toro Hardy es que esa Pepsicola sin vaso, esos zapatos sin caja, esas farolas que no alumbraban, esos alimentos escasos o esa única emisora de radio viene de la rebelión de un pueblo que llegó a practicar el canibalismo por falta de alimentos en tiempo de los zares. Que no tenía ni alumbrado público ni sanidad ni educación y, mucho menos, distintos modelos de zapatos (sin caja) con los que calzarse o algo potable con lo que llenar un vaso.

Estados Unidos tiene 46.7 millones de pobres según fuentes oficiales estadounidenses y cerca de 800 bases militares en el extranjero, sin contar las bases de Afaganistán e Irak, con un gasto de mantenimiento de 100.000 millones de dólares anuales. También financia «aventuras políticas locas» en medio mundo y ejerce de rey y señor en el otro medio. Tienen cientos de productos en sus casas a costa de mantener en la pobreza a ¾ partes de la humanidad con salarios de sobrevivencia y para lo único que son libres es para seguir comprando... consumiendo... consumiéndose en «libertad».

Según Toro Hardy Venezuela hace tiempo emprendió ese viaje soviético de escasez interna y «abundancia» externa. Tal vez en lugar de hacerle compañía a los soviéticos que buscaban su zapato izquierdo en los almacenes GUM a los venezolanos les convenga hacer amigos entre los casi 47 millones de pobres que en Estados Unidos no tienen problema en elegir entre miles de zapatos y miles de canales de televisión.



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Xurxo Martiz Crespo

Vivió 30 años en América Latina. Académico del exilio económico y político gallego

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