A propósito de ser ciego

Si fuera presidente de la República (...)

--- Has comprendido perfectamente mi pensamiento. Aplica ahora a estas cuatro clases de objetos sensibles e inteligibles cuatro diferentes operaciones del alma, a saber: a la primera clase, la pura inteligencia; a la segunda, el conocimiento razonado; a la tercera, la fe; y a la cuarta, la conjetura; y concede a cada una de estas maneras de conocer mas o menos evidencia, según que sus objetos participen mas o menos de la verdad.

--- Entiendo; estoy de acuerdo contigo, y adopto el orden que me propones.

 

Platón --- La República

***

Ya no se puede seguir mintiendo a Venezuela sobre la escabrosa situación que sacude las entrañas del pueblo. Pretender con un discurso vacío e inúti afirmando por ejemplo que esta “crisis” es la mejor oportunidad para salir del “rentismo agotado”, aunado con la tesis de una “guerra económica” que sólo existe en la mente de aquellos fanáticos que al parecer no han visto como las propias empresas del Estado que en algún momento fueron productoras agrícolas, de alimentos, del cemento, la cabilla o la petroquímica y ahora están quebradas y sin ningún tipo de fundamentación estadística que las ubique como empresas generadoras de bienestar es por analogía pretender decirle a los brasileños que aquella dramática goleada que le infringieron los alemanes 7 goles por 1 en el mundial Brasil 2014 nunca existió, y sólo fue una comiquita tridimensional.

El problema de fondo es que tenemos un gobierno que perdió la sindéresis. No hay capacidad de raciocinio. De hecho, la equivocada campaña para las elecciones parlamentarias de 2015, (a pesar de las múltiples advertencias de muchos analistas políticos y sociales), pretendiendo hacer ver que con los supuestos 7 millones de inscritos del Partido Socialista Unido de Venezuela, y escenarios semánticos tales como “hay que ganar como sea”, es decir, “regalando y regalando”, lo cual equivale a decir, que hasta la entrega de viviendas se realizaron no por una necesidad social, sino con el objeto de una prebenda que permitiese aumentar el número de votos.

¿Acaso entenderá el presidente Maduro que si me entrega las llaves de una vivienda, lo cual no es un regalo, sino un derecho constitucional que me asiste en esta Venezuela petrolera, (“cuyo rentismo ha llegado a su fin”) debo firmarle un contrato que establezca que debo votar por él, per secula seculorum, aunque no encuentre leche ni pañales para mis hijos, o que mi exiguo salario ya ni siquiera me alcance para comprar escasos alimentos? ¿Podrán entender en el gobierno de Maduro que una casa o apartamento se convierte en una cárcel de bloques cuando la nevera de ese hogar no está “llena” sino vacía?

Pero, la ignominia y prosopagnosia política no queda allí. A pesar de los altos niveles de inflación que estaban sacudiendo a la nación desde el 2013, para cuando Maduro, torpemente devaluó la moneda, no hubo desde ese entonces un seguimiento adecuado sobre el valor de dólar paralelo, y menos aplicar las medidas de ajuste y producción económica que necesitaba el país, incluyendo las de carácter político que sugerimos como promover de inmediato a su elección, la convocatoria para una Asamblea Nacional Constituyente (http://www.aporrea.org/actualidad/a164093.html) que permitiese abrir el diálogo, antes que la crisis entre sectores del gobierno y la oposición generara los efectos de hundimiento económico entre mutuas acusaciones por el desastre, que estaba claro, iba a desembocar sobre Venezuela en el plano de la conducción gubernamental y el enfrentamiento político (“guarimbas”) al tener que afrontar la caída de los precios del petróleo.

Lamentablemente, ¿qué podía importarle a la dirigencia política nuestra voz o las voces de otros venezolanos? Los resultados están a la vista. Lo crítico de esto es que ya no se trata solamente de la supervivencia de la revolución bolivariana, la cual ha sido herida de muerte. ¡No! El problema de fondo ahora es la supervivencia y el rescate del país, antes que un baño de sangre desborde por completo a la nación. ¿Será que como en Miraflores no escasea el papel higiénico, los alimentos o las medicinas básicas, o porque simplemente no existen los racionamientos de energía eléctrica o agua, el país está en igualdad de condiciones?

No podemos obviar que la anterior Asamblea Nacional le otorgó a Maduro una ley habilitante para enfrentar la contingencia económica, y en vez de recuperar al país, lo que ocurrió fue que se terminó de profundizar la crisis económica; entonces: ¿Por qué esta vez con las “nuevas medidas”, llamados “motores” si va a recuperarse? ¿O no será que el propio presidente se ha convertido en el principal obstáculo para la recuperación del país?

Si fuera presidente de la República, reflexionaría sobre mi continuidad en el poder. Trataría de comprender que el resultado de las elecciones parlamentarias en diciembre de 2015 fueron un revocatorio, porque hice de ellas un factor plesbicitario. Pero también desde lo más profundo del corazón, hablaría al pueblo, pidiendo perdón por los errores cometidos, y dejaría el poder con una renuncia irrevocable, antes que un baño de sangre se adueñara de Venezuela, porque al fin y al cabo, siempre he querido el bienestar de mi pueblo.

Si fuera presidente de la República, dejaría los egos, la soberbia y la prepotencia. Entendería que mi tiempo como máximo lider ha quedado en entredicho al devolver al país hasta tiempos escabrosos, en los cuales, la pobreza, la corrupción y la delincuencia con pérdida hasta del control de las cárceles son sinónimos de una pésima gestión y equivocada conducción política. ¿Qué espera Maduro para renunciar? ¿Que el pueblo sin distinción de ideología política salga a la calle para solicitarle lo que se escucha en cualquier esquina, parada de autobús, cola para comprar alimentos, farmacia ante la angustia de no encontrar una medicina? ¿O espera un baño de sangre, lo cual sería una catástrofe humana y social para Venezuela? ¡Y aún no se aumenta la gasolina! A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.

 



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

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