Bolívar y Chávez vs. el mediocre

Sin duda alguna, hablar de Simón Bolívar y  Hugo Chávez es hablar de revolución. No se concibe la revolución venezolana y latinoamericana sin la presencia de estos dos gigantes, quienes ejercieron una influencia determinante y colosal en la emancipación de la patria. Ambos, en sus respectivos tiempos, juraron de no darle descanso a sus brazos ni reposo  a sus almas hasta romper las cadenas de la opresión. Más que frases de compromiso, fueron y lo son todavía, estrofas de canto a la lucha, a la libertad, a la vida y al amor que debemos sentir por sus legados. La grandeza de Bolívar y Chávez es infinita, eterna e inmortal. Son el pueblo.

          Ahora resulta que desde la ética de la selva y la moral de la mediocridad  se pretende borrar las huellas eternas de esa grandeza. La marca de la bestia adeca se hizo presente y mandó a sacar todos los cuadros y afiches de Bolívar y Chávez de la Asamblea Nacional. Esas acciones de “no más Chávez, no más Bolívar”, es un delirio de la ignorancia aberrante y una creencia ficticia que pretende degradar los valores espirituales de un pueblo que navega en el legado emancipador.

          Tarde o temprano ese hombre mediocre que dio la orden de sacar los cuadros de El Libertador y del Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana de la Asamblea nacional, tendrá que pagar el precio más alto por su irrespeto a la dignidad de un pueblo y sus leyes. No podía ser de otra manera, ese pobre y miserable hombre adeco está destinado a la decepción y al desprecio. Las manchas oscuras de la maldad resaltan sobre un fondo blanco de rayas amarillas y verdes. Tendrán que pagarla.

           Desde la conspiración de las circunstancias arremeten contra el legado de Simón Bolívar y Hugo  Chávez, pero llegará el día, no muy lejano, que ese pobre hombre mediocre y todos sus acólitos de la derecha vestidos de curules, tengan que pagar por sus ofensas y su maldad. La revolución es paciente, pero no pendeja. No hay que dejar que germine nuevamente la semilla de la democracia representativa puntofijista, por tanto, por este motivo y aún por muchas razones, debemos estar preparados para todo, incluso para la confrontación final, porque en nuestra realidad como pueblo. el socialismo y el capitalismo  son incompatibles; son dos proyectos políticos y modelos económicos de naturaleza antagónica. Entonces, no pretendamos enfrentar las fuerzas de la derecha capitalista con sus propias armas, sino que debemos entender de una vez por todas que las cosas se precipitan en las corrientes del tiempo y que, necesariamente, hay que dar el salto de la verdad y pasar  a la ofensiva en todos los frentes. Este conflicto tiene que terminar con la victoria revolucionaria sobre el odio de la derecha. El amanecer es nuestro.

          Simón Bolívar, fue el soldado de la patria que empuño su espada para ir a liberar a las naciones subyugadas por el Imperio Español y sembrar la semilla de la libertad en la conciencia de todas las generaciones. Hugo Chávez fue el defensor a plenitud del legado y del pensamiento de El Libertador y dándole continuidad a su obra, refundó las bases de la nueva República y avivó las llamas del despertar del pueblo venezolano. El verdugo de la Asamblea Nacional es un adeco, representante de lo vetusto que quiere dar el salto a la historia venezolana como el hombre más mediocre del Siglo XXI. La derecha que idolatre a su  hombre mediocre, en tanto nosotros seguiremos siendo bolivarianos,  chavistas y eternos defensores de sus legados. ¡Viva Bolívar  y Chávez.

 



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Eduardo Marapacuto


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