¿Qué es el chavismo y cuantos somos?

El chavismo no es un partido político, ni una moda. El chavismo es un sentimiento con frenesí y la confluencia de  afectividades y voluntades en torno a un ideario, visión de mundo o forma de vida, que con su teoría y ejemplo, hizo aflorar en la conciencia colectiva popular, el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, quien fundió y articuló los elementos fundamentales del pensamiento bolivariano, el zamorano y del socialismo científico, inspirado en Karl Marx, aprehendido, además, de las fuentes históricas de los próceres latinoamericanos y caribeños, sin soslayar la gran influencia de líderes  contemporáneos del mundo emancipado, multicéntrico y pluripolar.

    Ese chavismo del que formamos parte la mayoría de los venezolanos y más allá de nuestra frontera geográfica, dentro del país ha contado siempre con un promedio de electores que nunca bajan de los siete millones.

    En esos siete millones de electores del chavismo que concurre a las urnas, sobre todo, favoreciendo al partido de la revolución bolivariana, socialista y chavista, es decir, al Partido Socialista Unido se Venezuela (PSUV), podemos encontrar un conglomerado de tendencias o sectores poblacionales, entre religiosos que creen en los fetiches de las religiones que nos impusieron en la colonización, entre católicos, evangélicos y todas las siglas, incluso, de la pseudo religión de la se dan en llamar “mormones’ para los trabajos sucios de la CIA; gente venida de los partidos de la IV República que estaban decepcionados del engaño clientelar con opresión y, finalmente, estamos los venidos de los viejos partidos de izquierda que no terminaron sirviendo para nada y fueron anulados por la dinámica histórica, entre los que estamos los que creemos en el socialismo como fuente y visión de mundo,  alejados en cualquier fetichismo religioso y,  paradójicamente, somos vistos como los bichos raros, al no formar parte del velo de ignorancia y abyeción que representan las religiones como opio del Pueblo.

   En fin, en el chavismo somos y estamos los del barrio bajo, la clase obrera y la clase trabajadora, los campesinos productores, los marginales, jediondos, sudados y desdentados, los feos, los gordos, los homosexuales declarados, las lesbianas y las putas. Somos una masa no amorfa, visibilizada, porque somos los emancipados por el pensamiento y acción libertaria del Comandante Chávez.

    Pero, de esos casi siete millones de votantes chavistas, dos millones se voltearon y pusieron la revolución en peligro, beneficiando sin calcularlo, a sus verdugos o enemigos de clase, a los mismos que nos han asesinado a los nuestros y, muy seguramente, los que prontamente, asesinarán a más chavistas, para ellos restaurar la IV República, con su Constitución de 1961.
 

    Si bien es cierto que esos dos millones de chavistas votaron como castigo contra el gobierno que preside el obrero Nicolás Maduro, porque le atribuyen la culpa de la guerra económica y están mamaos de la corrupción de los funcionarios, la arrogancia y petulancia con pérdida del fervor chavista, con tanta ineficacia e ineficiencia, también es cierto que ese grueso de la población chavistas que circunstancialmente se nos volteó, son ese grueso de la población que sólo conoce de los antivalores del capitalismo y han aprendido algo administrar su voto clientelarmente.

     Ese grueso de dos millones se volteó contra el Comandante Chávez y cuando esa misma oposición fascista a la que acaban de entregarle la Asamblea Nacional, se comió la luz y mostró su verdadera naturaleza criminal y fascista contra el Pueblo, hizo que estos dos millones entendieran que clientelarmente, les conviniera  el Comandante Chávez y volvieron enseguida al chavismo.

   Esta población chavista de los dos millones clientelares, se volteó en la única derrota electoral que sufrió el Comandante Chávez, porque no aceptaban y temían que sus intereses más mezquinos y su forma de vida dentro del capitalismo desaparecieran con los cambios profundos que proponía el Comandante Chávez por la vía del Referendum.

    Esta masa chavista del grupo de los dos millones de venezolanos clientelares, además de arrecharles la ostentación del neorriquismo y la insatisfación individual de su pedigüeñería, también se hizo cómplice y reproductora del pobre discurso elaborado en laboratorios de guerra sucia de ultraderecha en donde cocinaban, por ejemplo: la conseja cobra el Diputado Diosdado Cabello, como dueño de casi todas las empresas del país y principal capo di mafia, campaña que incluso, cierto gobernador dizque chavista financió y aupó, porque sueña con defenestrar al Presidente Nicolás Maduro, con la ayuda de esos dos millones y los sempiternos cuatro millones duros de la derecha, el mismo señor que no se cansa de montar francachelas y puterías con el sector pseudoempresarial de Fedecámaras-Venamcham, en el estado en donde el sobreprecio en todos los comercios y servicios es el más alto del país.

    Esos dos millones son los mismos que se comieron el cuento de que tal o cual persona iba a  una obra teatral en New York y no la dejaron tomarse fotos con tal actor o actriz hollywoodense porque estaba la hija del Comandante, María Gabriela y no la dejó entrar. En fin, en las guerras sucias de laboratorio, el mensaje y su contenido, psicolingüísticamente, tiene que ser muy estúpido y elemental, cual telenovela comercial mayamera, para que pueda ser introyectado en la inconciencia  popular como “ignorancia aprendida”, tarea que reproducen absolutamente todas las universidades públicas y privadas en Venezuela, porque el gobierno se ha aculillado ante la derecha fascista que controla las universidades y la ha sobredimensionado, amén de que los funcionarios del Estado que atienden la política universitaria vienen de esas universidades y son parte se esa visión de mundo tan chiquitica, que ayudan además, a preservar a esa masa de los dos millones de las volteretas clientelares, a los que unos pendejos aduladores llaman “confundidos”.

    Pero, esos dos millones y los otros cinco que medianamente han sido ideologizados por carambola o por intereses superiores, jamás van a  permitir que un imbécil prestado a la política ofenda la memoria del Comandante Chávez, ni que se atreva a inducir a los fasciomelifluos de la derecha a sacar los restos de Comandante Chávez del Cuartel de la Montaña.

    Esos dos millones de volteretas más los otros cinco millones jamás se dejarán someter por el bocón excremento del diablo adeco, quien está decidido a cumplir sus sueños de venganza contra el Pueblo, derogando leyes, destituyendo al Presidente Nicolás Maduro antes de sesenta días a partir del cinco de enero, porque necesitan aprovechar la irritación de los dos millones de chavistas volteretas y antes de que  muestren su verdadera naturaleza fascista al servicio del imperio estadounidense.

    Igualmente, todo ese grueso chavista, de siete millones de electores sabrá enfrentar las nefastas intenciones del cagón cejijunto amarillo, quien en su afán de sangre quiere meter preso a Diosdado Cabello y entregarlo a la DEA con cualquier ajiaco de los que acostumbra preparar la derecha, todo con la bendición del Cardenal Urosa Sabino.

    En fin, estamos a las puertas de una gran confrontación, la cual no debemos evitar los chavistas del barrio bajo , aunque la guerra económica continúe.

   Y es contra esa guerra económica hacia la que debemos enfilar todas nuestras fuerzas, energía e inteligencia. Entre todos  los militantes del PSUV, las milicias y todas las personas de buena voluntad o partidos aliados, podemos constituirnos en fiscales del Pueblo y peinar cada rincón, cada comercio y servicio, sancionando y confiscando a los que están robando al Pueblo y están escondiendo los productos. Esa masa aún espera a que el Presidente se percate de ella y de que somos un ejército para liquidar la guerra económica, eso sí, antes de que nos liquiden.

    Esa masa de siete millones somos muy  capaces de resistir los ataques de la derecha si estamos bien conducidos y a tiempo.
     Como diría el Comandante Chávez: “Qué nadie se equivoque”. Y si se equivocan como están haciendo desde la derecha, se van a encontrar desde ya, a ese  Pueblo chavistas aguerrido y arrecho, al que no lo pararán las balas, ni ciento doce diputados chavistas que vienen por nosotros, los de Chávez.



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Luis Alexander Pino Araque


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