¡Aquí No se Rinde Nadie, Carajo!

Como es obvio los resultados electorales del 6D definen, para el proceso de cambios en el país, un escenario político diametralmente distinto al que los venezolanos habían estado acostumbrados durante los últimos once años; es decir, se abre un nuevo escenario político que obliga no sólo a tener que ser autocríticos sino que, como consecuencia de ello, a revisar el accionar político del gobierno, pues sería un craso error echarle las culpas al pueblo y seguir escondiendo el cúmulo de errores que se han cometido, tanto en el diseño de las políticas como en la gestión del gobierno revolucionario.

En este sentido, el análisis crítico que se debe hacer no puede ser otro que el que utiliza el criterio de la totalidad concreta. Siendo así, se parte por reflexionar la dinámica política, económica, social y cultural que interactúa de manera dialéctica en los centros urbanos, territorios sociales donde se concentra la mayor cantidad de personas y en donde se expresan las múltiples contradicciones de un país, cuya base económica sigue siendo la que define al capitalismo rentístico y peor aún a la cultura rentística que lo acompaña.

Como se sabe, en Venezuela, desde que se inicia y se desarrolla la explotación petrolera, los centros urbanos se han convertido de manera acelerada y muy poco planificada, en los espacios de mayor concentración de la población y por ende de diversos problemas. En estos espacios es donde se da la mayor confrontación política e ideológica del proceso de cambios que en sus aspectos, por lo menos declarativos, plantea la construcción de una sociedad distinta a la sociedad capitalista.

Es preciso partir por reflexionar, entonces, qué es lo que pudiera estar ocurriendo en Venezuela y concretamente en los centros urbanos (decisores políticos en lo electoral) a, por lo menos, dieciséis años del proceso de cambio y diez de la propuesta de construcción del socialismo, teniendo como marco de referencia los resultados electorales del pasado 6D donde se evidencia, en términos generales, una estrepitosa derrota para las fuerzas chavistas y revolucionarias y, en donde es obvio, se pasa a ser minoría en la Asamblea Nacional.

Si se hubieran tomado en cuenta los resultados del 26 de septiembre del año 2010 (pasadas elecciones parlamentarias) se hubiera observado que la tendencia era clara en cuanto al incremento de las fuerzas de la oposición y la disminución de las fuerzas revolucionarias. Como dice la novela de Gabriel García Márquez, era la "crónica de una muerte anunciada".

La pregunta que se deben hacer y se seguirán haciendo las fuerzas chavistas y revolucionarias, por lo menos durante algún tiempo, es el porqué de estos resultados tan escandalosamente adversos al proceso si la propuesta estaba centrada en los logros de la revolución y en las políticas sociales? Se suponía que era obvio, durante la contienda electoral, que las fuerzas de la derecha opositora no tenían propuestas claramente definidas para la calle y que contaban con una débil maquinaria política frente a la del PSUV. De igual modo, porqué los resultados entre una propuesta de modelo que plantea ser inclusivo y de equidad social no termina por convencer a la mayoría de la población?

Lo mínimo que se puede interpretar de los resultados de las pasadas elecciones es que los problemas están en la dirección y en el planteamiento político revolucionario, así como el nivel de coherencia o no que tiene con la praxis política y social la gestión de gobierno. En este sentido, es necesario darle especial atención a cuatro factores que son relevantes para su revisión:

  1. El primero de ellos tiene sus orígenes en la poca o nula ética revolucionaria, fundamento del socialismo. Es lo que se pudiera denominar la política de los llamados "potes de humo". Se hace referencia en concreto a que durante muchos años el discurso político de transformación, en términos generales, se había centrado en presentar, mediáticamente, referencias de construcción del socialismo que no terminaron por consolidarse, sin darse una reflexión crítica que permitiera aprender de los errores y corregirlos. En este sentido, hay que otorgarle especial atención al tema económico, donde la búsqueda de un modelo productivo que inhibiera el proceso metabólico del capital, acompañándolo de una mayor diversificación económica de inclusión y equidad social, por lo menos hasta ahora, ha estado a mucha distancia de la realidad.

Muchos han sido los eventos televisivos en donde se han visto desfilar cantidad de proyectos a lo largo y ancho del país, pero cuyos resultados no han sido más que un reforzamiento del capitalismo de Estado y por ende de la dependencia económica de la renta petrolera. Prueba de lo anterior es el significativo incremento de las importaciones, en especial, las que tienen que ver con el sector alimenticio, afectando de distintas maneras a la población que vive en los espacios urbanos como se puede ver:

üLos espacios urbanos se caracterizan por tener un desarrollo preeminente de las actividades relacionadas con el sector servicios y, en menor medida la manufactura. Es decir que por naturaleza no se producen alimentos (a menos que sea para agregarles valor). Sin embargo, la población de estos es la que padece, con mayor nivel de sensibilidad, los fenómenos relacionados con la escasez y el alza sostenida de los precios de los productos (inflación).

üEl ciudadano común que vive en las grandes ciudades ha estado acostumbrado a tener acceso, de manera relativamente fácil y segura, a los alimentos que forman parte de su canasta. Durante los últimos años el gobierno hizo un gran esfuerzo para garantizar el acceso de estos a bajo precios, pero también, dicho esfuerzo no se ha correspondido con una política permanente y segura de producción y distribución endógena de alimentos.

La situación expresada obliga a revisar en profundidad lo que ha ocurrido con la "política agraria revolucionaria" en donde, seguramente, habrá una combinación dialéctica y contradictoria de intereses de clase que se entrecruzan y que influyen en la escasez de productos. Aquí se mezclan fenómenos de burocracia, corrupción y deficiencia que van desde el diseño anual de los planes de siembra, pasando por el tema del financiamiento eficiente y suficiente, hasta el del procesamiento y distribución de los productos alimenticios.

Lo anterior ha estado acompañado de una Guerra Económica que, como es natural, en el juego de intereses y las correlaciones de fuerza que se han tenido a lo largo de este último año, lo que ha profundizado la escasez y se ha perdido el control efectivo, por parte del gobierno, de los precios de los alimentos. Esto ha conducido a la instauración de una "economía en la sombra" que ha estado minando, de forma progresiva y acelerada la capacidad adquisitiva del pueblo en general. Alrededor de ello, también se ha generado, lamentablemente, una base social popular que está viviendo de la economía informal (bachaqueo) y que sirve de plataforma a intereses corruptos tanto del sector privado, como de algunos funcionarios con poder.

Un segundo factor tiene que ver con el crecimiento acelerado de un cúmulo de problemas que van desde la carencia, colapso o ineficiencia de servicios públicos como transporte, aseo, vialidad, agua y luz. Hasta aquellos más complejos de solucionar entre los que se cuenta el tema de la inseguridad que ha llevado al extremo de modificar hábitos y costumbres de vida citadina. Ha sido, en la mayoría de los casos, muy poca o casi nula la gestión de los gobiernos regionales o locales revolucionarios para atenderla o resolverla.

El tercer factor por evaluar es el atinente a la cultura política que debe caracterizar a todo proceso político revolucionario de construcción del socialismo. Existe una enorme brecha entre el planteamiento y la práctica clientelar y de reforzamiento del rentismo. Lo anterior se expresa en la poca o casi nula dinámica interna de discusión política en el partido, lo que convierte a este en un "club de amigos".

De la misma manera, en la práctica revolucionaria que tienen algunos denominados "cuadros políticos de la revolución", se elimina cualquier posibilidad de debate, de lucha ideológica y de revisión interna. Más grave aún, se tilda a quienes hacen críticas fundamentadas, de contrarrevolucionarios o enemigos, impidiendo cualquier posibilidad de cualificación del proceso. Se esconden, en el fondo, las inconsecuentes concepciones reformistas y oportunistas que progresivamente van minando las bases para consolidar los cambios.

Todo lo anterior ha llevado a enormes aberraciones en la gestión pública reforzando las prácticas corruptas que van conformando una nueva élite de poder o una nueva "burguesía delictiva de capital" como en otrora la llamó el historiador venezolano Federico Brito Figueroa[1]. Estos aspectos, que desde el punto de vista ideológico van reforzando o generando cambios en la cultura política de un país, se hacen más evidentes en los espacios de las ciudades, como consecuencia, entre otros factores, del masivo acceso que tiene la gente a las diversas tecnologías de información y comunicación existentes (redes sociales, medios masivos de comunicación, internet, televisión por cable etc.).

Finalmente, el cuarto factor se ubica en la miopía e incapacidad de la dirigencia del PSUV por no saber interpretar políticamente lo que ha estado pasando, darle una explicación creíble y concreta al pueblo y evaluar los posibles escenarios y sus consecuencias para el futuro de la revolución.

La dirigencia se quedó en la visión pragmática, triunfalista y arrogante de contar con la logística y los recursos, sin preocuparse por generar un amplio debate revolucionario, no sectario, de discusión crítica sobre las políticas y gestión del gobierno para su rectificación. En este ámbito Chávez nos dejó un extraordinario aprendizaje, que lamentablemente no ha sido correctamente interpretado por la dirigencia del PSUV, cuando en momentos críticos del proceso planteó, en varias oportunidades, la necesidad de Revisión, Rectificación y Reimpulso de la Revolución.

Ante todo esto ¿Qué hacer?

Las fuerzas del campo revolucionario, se deben plantear un profundo debate que lleve a discutir el papel del partido y su relación con el gobierno, el Estado y el poder popular. Si no se delimitan el papel y rol que deben cumplir los tres factores mencionados se llega, como en efecto está ocurriendo, a burocratizar al partido y al movimiento popular y revolucionario, pervirtiendo en la práctica la propuesta de cambio socialista. Esto conduce a preguntar: ¿Quién se atreve a hacer críticas y a enfrentar las prácticas corruptas en el seno del Estado, si el "seudo dirigente" del partido es a la vez funcionario de alto rango y el decide, de manera personal o grupal, la política y toma decisiones que implica afectar la vida de la población?

Por otra parte, debemos hacer un gran esfuerzo para que de cara a los grandes problemas estructurales y coyunturales que tenemos en el ámbito económico, y haciendo valer los postulados de la revolución bolivariana, construir un Proceso de Planificación y Gestión Institucional que pasa necesariamente por revisar la política y a quienes están al frente de la misma, para presentárselo al país y a través de los mecanismos que nos hemos dado como pueblo, generar los cambios necesarios desde el ámbito local, regional y nacional.

Ahora más que nunca tiene sentido fortalecer una corriente de pensamiento y praxis verdaderamente revolucionaria que unifique a los sectores que apoyan a la revolución sobre la base de la elaboración de una Ruta de Emergencia Revolucionaria para Enfrentar la crisis y rescatar el impulso y la iniciativa del proceso revolucionario, sobre la base de la defensa y profundización de la democracia directa, del reimpulso de la economía popular con visión socialista y en el reimpulso en las relaciones de solidaridad entre los pueblos y las organizaciones revolucionarias de América Latina.

Ahora más que nunca sobre los hombros del pueblo y del movimiento popular y revolucionario está el desafío y el tiempo de la carga histórica que está por venir.

¡Aquí no se rinde nadie, carajo!


Brito Figueroa, Federico, La Aristocracia del Dinero en Venezuela Actual (1945-1985), Fondo Editorial Buría, Barquisimeto, Edo Lara, 1986.



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Oly Millán Campos

Economista (UCV) y exministra del Ministerio para la Economía Popular (2006). Integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la CRBV y de la Plataforma Contra el Desfalco a la Nación

 omillancam@gmail.com      @angelicamcampos

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