¿Quién le metería chismes a Dios contra el Comandante Chávez?

En esta situación política que está viviendo el país, de pugnacidad creciente entre las agrupaciones políticas –sin excluir de esas “guerritas” las peleas solapadas o públicas tanto en los predios de la oposición como del oficialismo- uno piensa seriamente en el Comandante Chávez, sin que necesariamente seamos militantes de ese chavismo fanático que algunos practican casi como una religión.

Chávez tuvo la virtud de interpretar a cabalidad la realidad de nuestro pueblo y junto con otros líderes latinoamericanos se echaron al hombro la durísima tarea de bregar por la construcción de la Patria Grande. Desde su famoso “por ahora”, el “Alca…al carajo” en Argentina y el “aquí huele a azufre” en la ONU y, como dijera en una oportunidad el líder colombiano Jorge Eliécer Gaitán - palabras más palabras menos- “yo no soy yo…soy un pueblo”.

Chávez unía de verdad a sus partidarios, se le escuchaba y respetaba; era directo en la crítica y la autocrítica, no andaba con remilgos ni rebuscamientos para enfrentar los problemas, con una peculiar mezcla de socialismo marxista-leninista con el cristianismo. Siendo a esto último que deseaba referirme en la presente crónica:

Me confieso un ignorante en las cuestiones religiosas y mucho más en lo relacionado en esas del alma, el Cielo, el Infierno o lo que algunos llaman “el otro Mundo”, el cual sólo me imaginaba cuando niño campesino, tendido el suelo con otros compañeros y empezamos a imaginar y construir a pura imaginación figuras en el firmamento. Pero Chávez, según su confesión, fue Sacristán, su invocación a Dios y a Jesucristo era permanente, siempre cargaba un Cristo en el bolsillo…era, como se dice, un creyente convencido. Claro, también entendemos que el Supremo no premia con vida eterna a quienes lo adoran –al menos sobre esta maltratada Tierra-; pero ¡cóntrale¡…sabiendo el gran trabajo que estaba haciendo en favor de nuestra querida Venezuela, ha debido prolongarle su estadía aquí, entre quienes aún batallamos por una vida mejor.

Esto lo comentaba entre amigos y las explicaciones (o justificaciones) eran las que yo tenía como mortal materialista, como dirían algunos envenenado por ese marxismo-leninismo…y, de pronto, se me ocurrió razonar como cuando era niño campesino por allá en un pueblito de Monagas llamado “El Furrial” y me hice la pregunta ¿Quiénes serían los que chismearon a Chávez ante Dios que se lo llevó tan temprano?.



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Ramón Yánez


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