El estado de conciencia del venezolano bajo una perspectiva crítica

He decidido comenzar mi planteamiento con la pregunta que el comandante Fidel Castro Ruz, presidente de Cuba, le hiciera a nuestro comandante Hugo Chávez Frías, con motivo de las elecciones presidenciales en Venezuela del 03 de Diciembre de 2006; donde, según boletín oficial del Consejo Nacional Electoral, el candidato Hugo Chávez Frías con su Plan de la Patria 2006-2013, obtuvo 7.309.080 votos equivalentes a un 62,84 % de los votantes y, el principal representante de la oposición, Manuel Rosales, obtuvo 4.292.466 votos equivalentes a un 36,91 %, La interpelación que el comandante Fidel Castro le hacia a Chávez, tenía que ver con lo abultado de la representación opositora en Venezuela para ese momento, equivalente a más de cuatro millones de ciudadanos venezolanos que apoyaban un proyecto de país avalado por la burguesía criolla, seguidor natural del modelo estándar del capitalismo mundial.

Es indiscutible que para la época, en la República bolivariana de Venezuela, no existían ni existen hoy cuatro millones de burgueses; ¿de dónde provenía entonces ese apoyo traducido en votos?; la respuesta al comandante Castro ante tal suspicaz y trascendental planteamiento político-estratégico, necesariamente había que buscarla ejecutando un meticuloso estudio descriptivo del estado de conciencia de las clases medias y bajas del pueblo venezolano en correspondencia con el proyecto de país que ofertaba el programa del candidato Chávez, para luego; según los resultados de los saberes reportados, iniciar, sin demora, el trabajo formativo de la toma de conciencia de clase inscrito en el proyecto socialista bolivariano para Venezuela. Ahora, ¿por qué no se hizo?, ¿por qué no se hace?, ¿de quién es la principal responsabilidad de la impostergable tarea? Al respecto declaro en este acto, como principales responsables de tan tamaño desconocimiento de la lógica social y política que implica la lucha de clases en el mundo, más cuando en ello se encuentra en juego la toma del poder político: al gobierno bolivariano y a los principales partidos de la “revolución bolivariana de Venezuela”, en esta caso el PSUVE y el Polo Patriótico.

No hay dudas que la certera inquietud del comandante Castro Ruz, presidente de Cuba para la época, sirve y servirá para conseguir y esclarecer las razones de los muchos errores e injusticias cometidos por el gobierno de la V República liderizado por el Presidente Maduro, traducido en políticas económicas y sociales desfasadas de la lógica socialista.

La incapacidad del actual gobierno de garantizar la continuidad del Plan de la Patria 2013-2019 propuesto por Chávez, se tradujo en la entrega de divisas a un sector de importadores y empresarios declarados enemigos del proyecto socialista para Venezuela para la compra de bienes y productos manufacturados en el extranjero, en menoscabo de la existencia de recursos para la organización y el montaje de la producción nacional bajo una perspectiva socialista independiente y autosustentable. A lo anterior, se le suma el comportamiento cómplice y grosero de la burocracia de gobierno que permite “cerrar” el negocio del defalco a la nación bajo la protección de la burocracia del gobierno. En este sentido, hay muchos hechos, procedimientos, contratos, acuerdos, pactos, convenimientos, etc. que auditar. El pueblo venezolano y el presupuesto de la nación, no soportan un daño más. Las prácticas, según el modelo mafioso, creadas y practicadas por los partidos políticos dominantes en la etapa política de la IV república en Venezuela, que la gente de izquierda y los partidos políticos que las representaban condenaron enérgicamente durante décadas, se repiten hoy y hasta con mayor refinamiento.

Con la introducción precedente, quiero pasar a discutir con ustedes, si me lo permiten, la cuestión de la consciencia que para mi pasa a ser la cuestión esencial a tomar en cuenta a la hora de proyectar y pretender hacer una revolución social, política, cultural y económica. Sin una consciencia humanista, socialista, cooperativa y, fundamentalmente, ética, es imposible tomar el camino de la liberación y concretar una revolución que incluya la toma del poder; puesto que el poder político, que lo da el pueblo, requiere, además de un programa de gobierno que cautive y asume el pueblo, la capacidad gerencial para impulsar y ejecutar dicho programa, representada en el comportamiento de los actores sociales, representantes de ese pueblo, que tendrán la tarea de ejecutar y administrar dicho programa en alianza con y para los trabajadores .

Para el caso de Venezuela, el movimiento bolivariano dispone del programa de gobierno, Plan de la Patria 2013-2019, pensado, diseñado e impulsado por el comandante eterno Hugo Chávez Frías, además de contar con el acompañamiento y la confianza del pueblo venezolano expresada en reiteradas ocasiones a través de la consulta popular; sin embargo, al día de hoy nos encontramos sumidos en una profunda crisis indicativa que el proyecto socialista para Venezuela no ha dispuesto, entre otras cosas, de los actores sociales, supuestos representantes del pueblo, preparados para una ejecutoria eficiente y, sobre todo ética del programa prometido por Chávez, o quizás, la falla se encuentra en los procedimientos totalitarios y arrogantes en la selección de estos actores sociales encargados de administrar la ejecutoria del Plan de la Patria (usurpación del poder por la burocracia gobernante) y, sobre todo, asentir como algo natural la práctica de no aceptar o esconder la crítica. No basta decir que sabemos, es necesario saber si lo que sabemos es suficiente para llegar donde quiere el pueblo llegar, cuestión que exige examinar, escuchar y evaluar permanentemente.

El discurso de los líderes del proceso denominado revolucionario se ha caracterizado por comprometerse verbalmente en misiones o gestiones tendientes a romper la infraestructura capitalista en Venezuela; sin embargo, las acciones concretas en todo orden de cosas, desmienten dicho mensaje; al respecto tenemos múltiples ejemplos:

  • El discurso oficial no EDUCA; es decir, carece de contenidos y medidas administrativas para actuar. La alocución gobernativa soslaya el hecho real, lo desfigura. El mensaje del líder debe ser ampliamente formador; es decir, demostrar la verdad sobre la situación que se aborda y entregar medidas prácticas para su abordaje. El pueblo para actuar debe tener un referente.

  • Las autoridades locales, regionales y nacionales, siguiendo la arenga del líder, sostienen un discurso impreciso con relación a la guerra económica por ejemplo, declaran medidas estrictas para los infractores que casi nunca se cumplen.

  • Desaparición de los líderes locales, regionales y nacionales en el enfrentamiento con el capitalismo y la burguesía criolla en la aplicación de la Ley contra la Especulación. Los mercados municipales, dependientes de las Alcaldías, loa mercados privados, y las “bodegas” del barrio son los primeros en trasgredir la Resolución de la Superintendencia de Precios Justos (SUNDEE), es decir, el pueblo desangra al pueblo.

  • El gobierno, por su parte, declara entrega de dólares preferenciales oportunamente para la compra de materia prima para productores - que ya no quedan en Venezuela - e importadores, y éstos, a su vez, niegan la “entrega oportuna preferencial”.

  • La burguesía venezolana, en sus diferentes términos y manifestaciones, sigue dominando amplios espacios de poder (ministerios, políticas, instituciones, proyectos) o pugnando hábilmente para recuperar los que han perdido en estos últimos años.

  • La pesada burocracia del gobierno y de la dirección política de los partidos en el poder, obstruye la contraloría social del pueblo revolucionario y con ello se escamotea el Plan de la Patria 2013-2019

  • Ausencia de un pueblo organizado en el enfrentamiento de la especulación y en la distribución de los alimentos de la cesta básica. No se termina por “adjudicar” la organización y el poder contralor al pueblo.

  • El comercio, sobre marca diariamente artículos con la etiqueta “precio justo”, violentando y desafiando al gobierno permanentemente con toda impunidad. De paso, no existe una estructura de costos científicamente comprobable que permita a las autoridades responsables del control ejercer acciones penalizantes.

  • Se mide una acelerada caída diaria del poder adquisitivo del trabajador Venezolano. El salario mensual del empleado, incluyendo los ajustes recientes, no alcanza apara atender la cesta básica familiar real mas allá de diez (10) días.

La apretada síntesis de los males señalados anteriormente, demuestra que la principal razón de los devaneos del proyecto socialista para Venezuela amerita urgentemente analizar la cuestión de la consciencia revolucionaria.

Desde la visión más elemental, podemos iniciar el debate de la conciencia, identificando los dos componentes fundamentales que la forjan; uno de ellos tiene que ver con el análisis de planteamientos filosóficas sobre el tema: ejemplos vivenciales, debates, escucha de juicios de valor, lecturas de informes de investigación, entre otros elementos teóricos; el otro componente tiene que ver con el ejercicio practico permanente que “arropa” al sujeto, cuya acción produce una reacción en quién la vive, que lo lleva a pensar, racionalizar y analizar (entender) causas y consecuencias por las cuales ocurren determinados hechos, para luego decidir una acción o una postura. Según este razonamiento, la conciencia pasa a ser la síntesis de la composición constante entre la formación teórica y la praxis, y; por ende, el componente mas influyente en la toma de decisiones del sujeto. Para Marx, Karl (1846), las condiciones sociales y económicas transforman la conciencia de las “masas” (trabajadores). En efecto, la dominación del capital ha creado en los trabajadores una situación que se presenta como una razón normal de vida en comunidad; donde, según la filosofía burguesa, los intereses son comunes y responsabilidad de todos; es decir, nos han homogeneizado a través de sus praxis. Así “esta masa”, la califica Marx, viene a ser ya una clase social frente al capital, pero todavía “no para sí misma”. Sin embargo, esta situación abre la posibilidad de que en la lucha, esta clase social, “masa de trabajadores”, piense, entienda, se reúna, se asocie, (actúe) constituyéndose en clase social “para sí misma”.

Por ejemplo, en la Europa industrializada de finales del siglo XIX se vivió una experiencia muy reveladora en este sentido, a través de la lucha colectiva de los trabajadores por la emancipación social, éstos llegan a reflexionar y percibir el significado profundo de su propia ubicación social y vital, ante lo cual toman partido y se asocian para la lucha por una sociedad distinta. Los intereses que defienden llegan a ser intereses de la clase a la que pertenecen, “clase para sí misma. La imagen vivida en aquellas épocas estaba relacionada pues, a una toma de conciencia más o menos verbalizada e instrumentalizada a través de las luchas reivindicativas permanentes, cuestión que en Venezuela no percibimos como práctica diaria, ni siquiera empeñada por el gobierno. En efecto, el estado de conciencia no puede desarrollarse sino en el seno de una progresiva percepción de relaciones económicas-sociales y culturales que, en definitiva, lleva al sujeto a ubicarse, desde el punto de vista psico-social, como clase social en una realidad comunal.

El Comandante Chávez, como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, concibió los peligros de la situación que examinamos hoy e intento abordarla al más alto nivel, quizás tardíamente, sin embargo cuando lo hizo, fue categórico. En este sentido, el mejor ejemplo que se puede exhibir en su nombre fue, sin duda, “El Golpe de Timón” en Consejo de Ministros el 20/10/2012; en el cual el comandante hizo un llamado a la crítica y la autocrítica, a multiplicar la eficiencia, fortalecer el poder comunal y desarrollar el Sistema Nacional de Medios Públicos para, precisamente, disponer de medios para intervenir y denunciar todo tipo de atropellos a la nación y al pueblo. Lo anterior, pasa a conformar un “marco” que se debiera imprimir en la conciencia como un delineador de posturas en las decisiones que el actor social deba tomar en su proceder que, por supuesto; responde “a lo que su conciencia le dicta”. He allí la importancia y el compromiso para la revolución bolivariana el asumir la tarea del desarrollo de un estado de consciencia revolucionaria del venezolano como la parte más importante que asegura el futuro del socialismo en Venezuela, América Latina y Caribeña, al menos.

 

antonioconchat@gmail.com


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