"El arado y el mar"

Manifiesto para salvar al Gobierno, a la Revolución, a la Humanidad

La Revolución Chavista no es un fenómeno local, se trata de un movimiento incrustado en la historia universal. Nos tocó ser la avanzada de la liberación del humano, recoger el legado que comienza con Cristo y se remonta a los días de la Revolución Cubana, al Che, a Fidel. Son dos mil años de lucha del humano por hacerse humano, y de los explotadores por convertirlo en bestia, en máquina de producción y
consumo, en excluido, en parias de la tierra, sin Patria.

Cuando el Socialismo quedaba confinado a una isla que se resistía a entregar las banderas más nobles de la humanidad, soportando, afrontando aislamiento, bloqueo; cuando el mundo se movía hacia su propia destrucción; surgió el milagro de Chávez y una esperanza iluminó al mundo. El planeta se conmovió por el resurgir del
Socialismo, Chávez se hizo gigante y los chavistas adquirimos un compromiso con todo el planeta por la existencia de la vida.
Este pueblo, buceando hasta lo más profundo de su alma, se reencontró con Bolívar; el Comandante tomó en sus manos y en su corazón el hilo histórico que se había cortado en San Pedro Alejandrino y lo trajo
hasta nosotros; con esa magia volvimos, tal como en 1810, a ser próceres de un nuevo mundo.

El Chavismo es un sentimiento, el mismo que hizo que aquellos llaneros cruzaran Los Andes, que le dio fuerza al Negro Primero para entregar su vida, que nos guió en los días luminosos de la victoria contra el sabotaje petrolero, que permitió que un grupo de soldados emularan al Ejército Libertador y nos sacudieran, nos despertaran, con aquel 4 de Febrero. Sólo un sentimiento puede dirigir a una Revolución; y un sentimiento así, que aparece en el mundo cada cien años -para recordar al poeta- no puede perderse.

Después del asesinato del Comandante, sus hijos han cometido muchos errores. No entraremos a detallar la crisis a la que esos errores nos condujeron, no es necesario, todos la padecemos. Ésta es tan grave que se corre el serio peligro de perder al gobierno, a la Revolución, la esperanza, y no en una batalla con el enemigo invasor,
ni en heroica guerra contra fuerzas reaccionarias, sino de la manera más vergonzosa: por haber dilapidado el amor del pueblo de Chávez, por haber abusado de su lealtad. Esa derrota significaría un daño irreparable a la causa de la Humanidad.

La conducta de negar la gravedad de la situación, de estigmatizar a quien quiebre el cristal de la ilusión, es ir ciegos al patíbulo; maquillar la situación con efectismos es candidez de adolescente, oír sólo los aplausos y las lisonjas es haraquiri. La actitud de tirar la toalla y retirarse de la contienda es abandono de las
responsabilidades. Escudarse en la disciplina, perder la iniciativa que debe tener todo revolucionario, es imperdonable. Sustituir al Plan de la Patria, al Socialismo, por las falsas metas de la vetusta onu, suplantar al Socialismo por un falso desarrollo sustentable es traición.

Nosotros, desde la Escuela El Arado y el Mar, proponemos al alto gobierno que convoque urgente a los hijos de Chávez a un Concilio Patriótico para estudiar la situación de peligro que vivimos, las causas, los errores cometidos, las soluciones, las medidas necesarias. El Concilio de los hijos de Chávez debe reunirse sin alharaca, sin publicidad, cerrado, a pensar, a discutir descarnadamente, a producir los caminos para rescatar al sentimiento, a tomar medidas que repare la conexión de estos hijos con el espíritu del Comandante. La Revolución debe salvarse, es un asunto que compete al rumbo del género humano, no podemos rendirnos en los altares del capitalismo cualquiera sea la forma y la excusa que adopte; no podemos conformarnos con ser uno más en cumbres inoperantes. Es necesario volver a Chávez, a la audacia del 4 de Febrero, a la lucidez del Plan de la Patria, a la valentía del “huele a azufre”. Que el mundo sepa que Chávez no será el último socialista porque de verdad vive porque vive su legado, su sueño.

Convóquese, pues, a Nicolás Maduro, Adán Chávez, Diosdado Cabello, Elías Jaua, Rafael Ramírez, Jorge Rodríguez, Jorge Arreaza, Jorge Giordani, Miguel Rodríguez Torres, Diego Molero, Carlos Alcalá Cordones, Jesús Suárez Chourio, Héctor Navarro, Jorge García Carneiro, Wilmar Castro Soteldo, La Negra Antonia, Mario Silva… Y a quienes Uds. consideren conveniente.

Y así, con la pasión del náufrago que se aferra a la tabla en medio del océano, o del patriota que blande la espada y carga contra el enemigo, ¡SALVEN A LA REVOLUCIÓN!      



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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