Occidente cambia su política hacia Rusia

Occidente ha tomado medidas prácticas para castigar a Rusia por su política exterior independiente, con los correspondientes cambios a insertarse en su estrategia. El trabajo de investigación de la Chatham House en Londres y del Institute of International Affairs, normalmente refleja las tendencias generales en la evolución del pensamiento en el mundo anglo-sajón y más allá. Dos ex embajadores ante Rusia, Sir Roderic Lyne y Sir Andrew Wood, colaboran con el instituto en calidad miembros investigadores.

Este grupo de expertos publicó recientemente su informe sobre el Desafío Ruso el cual declara que Ucrania es una de las muchas razones para reevaluar la política hacia Rusia puesto que la brecha entre esta y el resto del mundo continúa ensanchándose. Los autores creen que hasta el año 2003 se pensaba que una Rusia modernizada podría ser acogida en el sistema internacional como un factor constructivo y benigno.

Las variaciones experimentadas por este enfoque han permitido darse cuenta que Rusia, en su actual desplazamiento no puede ser socia o aliada y que las diferencias sobre pesan cualquier interés común. ¿Exactamente qué pasaba en el año 2003 que hizo que los estrategas ingleses vieran a Rusia de manera diferente? En ese entonces Moscú no apoyó la invasión de Irak por parte de fuerzas anglo-norteamericanas.

Actualmente, se piensa de manera extendida, incluyendo a la opinión pública de Estados Unidos y Gran Bretaña, que la gestión fue asumida de ese modo a consecuencia de falsas evidencias que condujeron a resultados negativos. Pero para ser reconocida por Occidente como “benigna y constructiva” uno debiera estar preparado para apoyar sus acciones, aunque estas pudieran ser temerarias e incluso criminales.

Las medidas tomadas por Moscú para alcanzar el armisticio en Ucrania fueron consideradas al comienzo como un proceso de “mejoramiento.” Pero que no es suficiente. El informe hace hincapié en la necesidad de un cambio en el poder en Rusia según el escenario tratado en Ucrania.

Aquellos que en Rusia abogan por mejorar las relaciones con Occidente no deben creer que la vida en el país se convertiría en un lecho de rosas en caso que las relaciones mejoren.

En Occidente nadie desea que el país avance. Al contrario, los países occidentales hacen todo lo posible para debilitar a Rusia. Los autores señalan que para alcanzar estas metas y lograr sus objetivos, Occidente debe estar mejor preparado para cualquier deterioro adicional en las relaciones con Rusia. Vladimir Putin no debe ser aceptado por temor que cualquier sucesor sea aun peor. Este tipo de acomodo ya fracasó. Ya sea que la actual dirección política aguante o sea prematuramente reemplazada, el camino adelante será complejo y potencialmente turbulento.

Según los expertos de la Chatham House Occidente debe detener y refrenar la “coerción” por parte de Rusia contra sus vecinos europeos, durante todo el tiempo que sea necesario, pero en todo caso sin establecer líneas divisorias fijas. La puerta debe mantenerse abierta para el reencuentro cuando cambien las circunstancias. Esto no puede esperarse con confianza estando Putin en el podery tampoco podría predecirse cómo sería el nuevo régimen. Pero existe la posibilidad razonable que el declive de la economía rusa, los costos de la confrontación y el auge de China inclinarían a una futura dirección política rusa hacia un reencuentro con Occidente.

El informe incluye una recomendación en el sentido de explicar las políticas occidentales de manera consecuente y con regularidad en las discusiones con China y con todos los ex estados soviéticos, la mayoría de los cuales tienen razón de estar preocupados acerca de las políticas rusas, ya sea que lo admitan o no. La efectividad de las sanciones contra Rusia depende de su duración como también de su severidad. El informe señala que el problema que las provocó fue la violación de la integridad territorial de Ucrania y hasta que este problema sea completamente resuelto las sanciones deberían seguir vigentes. En particular, resultaría auto destructivo vincular el levantamiento de las sanciones solo a la implementación de los mal elaborados e intrínsecamente frágiles acuerdos de Minsk, sostiene el informe.

Queda claro que tales enfoques sobre los acuerdos de Minsk son exactamente lo que eleva las tensiones en Ucrania y le brinda a Kiev carta blanca para no cumplir con sus obligaciones. Por ejemplo, el periódico inglés Independent, hace énfasis en que el informe aboga por el fortalecimiento de la OTAN. Los autores del informe creen que Occidente tiene un interés aun mayor en preservar el ambiente pos Guerra Fría. “Si ese ambiente se desmantela, sería posible concebir que la OTAN y la Unión Europea colapsaran también, advirtió el influyente grupo de expertos.

Los investigadores de la Chatham House piden acciones decididas. Según sus recomendaciones, la OTAN debe mantener su credibilidad como fuerza disuasiva de la agresión rusa. En particular necesita demostrar que una guerra limitada es imposible y que la respuesta hacia una guerra ambigua o híbrida sería contundente. Evidentemente los temores son exagerados y la conclusión es irresponsable.

No corresponde a nadie, salvo al régimen de Kiev plantear la meta de involucrar a todos los países que pueda en la fase caliente del conflicto. El gobierno de Ucrania se niega a buscar un lenguaje común con las regiones que se oponen a sus políticas de gobierno.

Durante la presentación del informe, se planteó la cuestión de las perspectivas del reacercamiento entre China y Rusia como una reacción frente a la creciente presión de parte de Occidente. Por ejemplo, recientemente Rusia y China realizaron ejercicios navales en el Mar Mediterráneo. Los autores admitieron que esta posibilidad no está siendo debidamente considerada como para ser descartada como algo muy poco probable. Los autores del informe creen que China cautelaría sus propios intereses y no los intereses de Rusia. Se trata de una conclusión apresurada. China y otras potencias mundiales emergentes, creen firmemente que los países occidentales alegan poseer la verdad absoluta y aspiran a ejercer un control financiero global. Esto entorpece el proceso global y contradice la realidad y los intereses fundamentales de otros países para unirlos como aliados naturales.

La política norteamericana hacia Rusia (Doctrina Rusa) evoluciona en líneas generales del mismo modo. El pasado 5 de junio el Secretario de la Defensa, Ashton Carter, visitó el cuartel general del Comando de África de Estados Unidos situado en Stutgart, Alemania para sostener una reunión de alto nivel. Uno de los puntos incluidos en la agenda fue el proyecto de instalar más armamento táctico nuclear y otros sistemas de armas en Europa como un medio de intimidación. El Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos está trabajando sobre el plan. Algunos funcionarios creen que la nueva estrategia para el desarrollo de las relaciones con Rusia es una versión mejorada de la política de contención de Estados Unidos. Otros se niegan a aceptar que Estados Unidos ya lanzó una nueva guerra contra Rusia. Un alto funcionario norteamericano dijo que Estados Unidos debería impedir que Rusia extienda su influencia.

Algunos también creen que deberían realizarse más estudios dirigidos a desarrollar la política hacia Rusia.

Podría haber otros enfoques diferentes a los que se adoptan en los países de habla inglesa. Expertos franceses instaron al gobierno a establecer una institución dedicada a estudiar a Rusia. Ellos hacen hincapié en que Rusia y Europa comparten el mismo continente. Estos países no pueden tener trayectorias diferentes. Los expertos creen que las condiciones están dadas para modernizar las instituciones académicas que estudian a Rusia para que produzcan una visión estratégica adecuada.

Los expertos franceses sostienen que sería conveniente dejar de describir a Rusia como un monstruo de sangre fría, ansioso de expansión territorial o como el único país que puede salvar a Europa de los demonios neo-liberales transatlánticos. Ya es hora de tener una percepción adecuada y una evaluación imparcial de Rusia y de crear una nueva plataforma para estudiar ese país tomando en consideración sus ricas tradiciones históricas, la escala de su economía, su pluralismo de opiniones y las especificidades locales que existen allí. Aquellos que toman las decisiones deben basar sus estimaciones en análisis imparciales e independientes, libres de toda influencia de cabilderos cuyas estructuras se han expandido en estos últimos años como también su creciente influencia. Los investigadores franceses señalan que en el mes de enero de este año, Alemania invirtió 2,5 millones de euros en la creación de un nuevo instituto de investigaciones para el estudio de Rusia y Eurasia. Ellos piensan que Francia debiera hacer lo mismo.

Con anterioridad a la última reunión de los G7 en Bavaria, el presidente del Foro Rusia-Alemania, Mathias Platzeck, social demócrata alemán, advirtió acerca de las terribles consecuencias de una ruptura con Rusia. Señaló que es imposible concebir un desarrollo positivo de los eventos o una seguridad estable en caso se produzca una ruptura de relaciones con Rusia.

De acuerdo con Platzeck, ni Europa ni Rusia ganarían si las relaciones bilaterales continúan deteriorándose. Indicó que al final Europa perderá influencia mientras que Rusia se debilitará. Estados Unidos fortalecerá su posición y China obtendrá beneficios económicos.

 

*Traducido por Sergio R. Anacona

 

editorial@strategic-culture.org



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