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La revolución: ¿Un desfalco semántico?

El lenguaje nos abre a la realidad, pero también puede esconderla. En este sentido, la mentira y la manipulación han sido siempre parásitos del lenguaje. En este artículo se analiza la devaluación de la palabra, los instrumentos utilizados para pervertir el lenguaje y la poderosa fuerza de la corrección política en el ámbito de la comunicación. Manuel Casado Velarde. Fin de la cita.

El problema de la caracterización de la revolución bolivariana que se hace  llamar socialista, y en particular la cuestión de la forma de sociedad que se pretende consolidar  en Venezuela  por espacio de 15 años reviste para las corrientes de los sectores populares que se desarrollan en una línea de ruptura con el orden de la dependencia de la gran corrupción, impunidad, legitimación de capitales, escasez, inflación etc. este asunto hay que abordado a la luz de la interpretación que se merece, con muchas  observaciones.

Muchos analistas tenemos una diferenciación crítica respecto a aquellas posiciones que se, aferran al “replanteo mecánico” de las tesis de Stalin en la URSS, que giran en torno a la existencia de un enfrentamiento entre “las tendencias estalinistas”  junto a  “las estructuras de un Estado degenerado y burocratizado”. La revolución bolivariana parece haber perdido vigencia ya que la colosal energía que le dejó Hugo Chávez está totalmente agotada. Donde el marxismo, y el socialismo, están desempeñado el papel de una falsa ideología asociando a la izquierda venezolana con un gran desfalco semántico, como son la represión, y la continua violación de los derechos humanos en nombre de una supuesta  revolución. A mi juicio se trata de un vulgar remedo de la interpretación mecanicista y economicista de la historia, que no cuenta con la presencia del factor subjetivo, de la lucha por el socialismo, y menos con la existencia de una dirección revolucionaria socialista y democrática en pleno siglo XXI.

Altos funcionarios del gobierno bolivariano han constituido, bajo la cobertura de un supuesto conocimiento del ‘marxismo- leninismo’, una variante del fascismo. Naturalmente, de esta degeneración quedan excluidos los revolucionarios  en la dirección de los acontecimientos, muchos se asquean del desnudo hecho, y la campaña de desprestigio sucia sobre una supuesta infidelidad que les aplicaron a las esposas de Leopoldo López, y Daniel Ceballos en la cárcel de Ramo Verde, violando aquella máxima: “De que a las mujeres no se tocan ni con el pétalo de una rosa”.

El fascismo constituyó en la Europa del siglo XX, la institucionalización del terror preventivo, a fin de impedir el disenso en la opinión política. Hay que recordar las matanzas políticas masivas practicadas por el estalinismo con el exterminio de los antiguos compañeros de Lenin, y los fusilamientos  de miles de oficiales del Ejército Rojo en 1937.

El estalinismo estableció desde el poder un régimen político, socialmente represivo, apelando al terror en los momentos de crisis. Además, la actual burocracia gobernante mantiene todo el tiempo una política exterior de choque con los Estados Unidos, en la que prevalecen los falsos intereses nacionales, subordinando las necesidades del pueblo como: inflación, escasez, colas, a una supuesta “coexistencia pacífica” de la población con la revolución bolivariana.

Sin embargo, ¿son todos estos rasgos que definen a un régimen como una dictadura política fundamentado en la opresión de las más amplias masas populares y nacionales suficientes como para hablar de una “gran variante venezolana del fascismo”, cuando no le permiten a la gente de la Marea Socialista legalizarse como un partido político?                                                                                            

En verdad las diferencias que existen en lo político social son demasiado profundas hoy en Venezuela, no permiten una asimilación de otra naturaleza. Conviene tener presente que el totalitarismo. En ambos casos, si lo tomamos  como paradigma del fascismo, son ante todo las contradicciones que median entre la tendencia a la concentración de las fuerzas productivas a través de la centralización de la propiedad,  a través de una ineficiente estructura estatal destinada a mantener un cierto equilibrio entre los divergentes intereses de las clases dirigentes, según los intereses del nuevo núcleo hegemónico organizado en torno al capital monopolista de estado.

Sin embargo esta fracción de la boliburguesia ascendente que lleva adelante la tarea política de fundar un nuevo Estado con una nueva  fuerza social; que utiliza como masa de maniobra a muchos  cuadros de las estructuras institucionales. De otro lado está la desmovilización de una clase social sumergida en una desesperada crisis económica en situación de ruptura ideológica con la revolucionaria bolivariana, a través de un proceso que se desarrolla en condiciones de derrota y desorientación del pueblo venezolano, y de crisis de representatividad de los legisladores revolucionarios, los jefes del fascismo están cimentando un régimen político que no tiene los caracteres del bonapartismo pero que tampoco puede considerarse como una dictadura abierta del gran proletariado, a pesar que los miembros de este círculo sus intereses son los más favorecidos.

¿En qué se parece este gobierno al régimen establecido por Stalin en la URSS? Sino en la intervención de las principales ramas de la producción, el comercio, y las (control de cambios) finanzas, como sucedió en la URSS. El férreo control estatal sobre la economía se utilizó en los países del llamado socialismo real en el siglo XX en favor del proceso de concentración, y del capital monopolista de estado. Sin duda que la orientación general totalitaria y hegemónica del gobierno bolivariano no está en duda. Se está  exterminando sin remordimiento alguno a las respectivas alas de izquierdas como Marea Socialista, cuando ésta intenta hacer valer sus derechos como partido político en el CNE  detrás de las cuales se han encolumnado líderes neofascistas desde un primer momento. En medio de esta ruptura el psuv dejó de ser la fuerza política dominante, y ha quedado subordinado al Estado; en especial en el caso de una de sus ramas —la policía política como el SEBIN— controlado por dirigentes de la ultraizquierda, en la que hasta el momento del posible colapso electoral en las parlamentarias a la AN de este 2015, el psuv está obrando como centro de unidad política, ideológica y organizativa de la elite gobernante.

En definitiva, pese al excesivo burocratismo militarista introducido en el aparato estatal, la verticalización de la estructura económica, y la ruptura del bloque gobernante con el pueblo.

En la URSS, la nacionalización de los principales medios de producción provocó una crisis sustancial que modificó las relaciones de producción, que si no revistieron un carácter socialista tampoco siguieron siendo de tipo capitalista. Pese a todo, existe en la actual Venezuela Bolivariana  una economía centralizada, y el Estado estalinista, conserva en lo fundamental la propiedad sobre los medios de producción.                                                                           

Sin duda que todavía quedan algunos cabos sueltos. Por ejemplo, ¿en qué momento la Revolución ha derivado en una forma extrema de reacción?, ¿bajo qué fuerza social la revolución orientada en el sentido del socialismo se quiere convertir en un régimen fascista?



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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