Tecnocracia institucional: El partido político más perfecto

Hablar de la tecnocracia institucional, no es lo mismo que hablar de tecno política institucional. La tecnocracia impone la toma de decisiones desde la lógica “científica” o “técnica”, lo cual deviene generalmente en mantener las relaciones de extracción-producción-consumo-excreción, tal y como las plantea el modelo capitalista neo liberal imperante.

La tecno política, utiliza los conocimientos técnicos y científicos para hacer cumplir la política que, en el caso venezolano, se refiere al plan de la patria: “La transformación de un modelo económico rentista, en un modelo productivo socialista”.

Hago esta aclaratoria para que nadie se confunda al creer que al criticar la tecnocracia institucional, se está criticando la búsqueda de conocimiento o la preparación técnica. Lo que marca la diferencia entre la tecnocracia y la tecnopolítica es la pertinencia/uso de ese conocimiento.

La tecnocracia dentro del aparato burocrático del estado -la tecnocracia institucional- es un partido político perfecto cuya doctrina fundamental es afirmar que no se tiene posición política alguna. Esto garantiza su poder de infiltración y genera una especie de credibilidad protegida por las premisas de “somos técnicos” o “trabajamos para el país, no para ningún partido” “nuestro análisis no está mediado por la opinión personal” etc.

Esto les garantiza mantener sus trincheras custodiando el statu quo de la súper estructura y la estructura institucional que sostienen el modelo capitalista-rentista del país. En ese sentido, son capaces de mutar su discurso para que las relaciones de producción sigan siendo de la manera como la tienen concebida en su estructura política pensamental.

Por ejemplo: Supongamos que la lógica tecnocrática es que se debe dolarizar la economía venezolana. ¿Qué hace la tecnocracia institucional como partido político para imponer por la vía argumentativa su opinión?

Si el gobierno es de Acción Democrática, es decir social demócrata, la tecnocracia dirá que hay que dolarizar porque Venezuela necesita abrirse a los nuevos paradigmas del mundo moderno y actualizar la economía con la moneda de mayor uso internacional para que el pueblo pueda ahorrar en divisas fuertes y así fortalecer la economía familiar.

 En cambio, si el liderazgo político fuese de COPEI –entiéndase social cristiano- se propondría la dolarización pero bajo la premisa de que es un principio cristiano que todos tengan acceso a la divisa, y que una forma de hacerlo es “repartirla” por el país a través del mercado, para quienes quieran, puedan hacer transacciones en dólares, bajo el principio del libre albedrío.

Pero, si el gobierno es del PSUV y hay un plan nacional, a la tecnocracia se le dificulta organizar un discurso, entonces apela a los eufemismos políticos: “No estamos dolarizando la economía, porque el imperio y sus lacayos (…) pero Ford puede tasar en dólares siempre y cuando invierta dólares en el país y traiga divisas nuevas producto de la venta de sus vehículos en el exterior”.  Ese eufemismo traducido al español es “vamos a permitirle a Ford que maquile con la fuerza de trabajo venezolana para que sus costos de producción por mano de obra sean pagados en bolívares y vendan los productos terminados de cuya ganancia los obreros no participan en dólares tasados a 199,46 BsF cada uno”. Así se cumple con el principio técnico elemental planteado por Adam Smith en “La riqueza de las naciones” (1776) modelo cuyas perversiones desnuda a profundidad Carlos Marx en “El capital” (1867).

La tecnocracia institucional colabora con el mantenimiento de un modelo donde los ricos se vuelven más ricos y los pobres siguen vendiendo su fuerza de trabajo en bolívares para ir al mercado a comprar con la lógica del dólar mientras el gobierno amaina las contradicciones con subsidios que a la larga serán “suicidios” cuando no haya suficiente renta para ponerle parches a esa contradicción.

Esa es la acción de un partido político perfecto llamado “tecnocracia institucional” para implosionar al gobierno sin disparar un tiro y sin que nadie sospeche de lo sistemática y contundente de su acción política pues muta su discurso para persuadir a cualquier político desprevenido, a tomar decisiones basadas en pseudo ciencias económicas del siglo XVIII presentándolas como nuevas.

No me vayan a decir que esto es un discurso político pseudo marxista trasnochado. Trasnochado es Adam Smith y los tecnócratas actuales lo invocan con una fe mágico religiosa a través de los economistas modernos que presentan refritos de Smith edulcorándolos con palabrería posmoderna.

La tecnocracia está antes de que llegue el político como jefe y después que éste se va de la institución. Ha resistido bombardeos atómicos como nuestro socialismo bolivariano que han logrado mantener en su estadío rentista, y accidentes termo nucleares chernobylianos como el populismo adeco o la democracia cristiana.

Su discurso es tratar de aparentar que no hay discurso, su política es aparentar que no hay política, pero sus resultados, su poder y su acción articulada son como el sol que actúa sobre el ciego, que aunque no le ve, lo siente. 

El llamado es de alerta para que se rescate la tecno política y seamos capaces de cotejar objetivamente las decisiones con el plan de la patria para que no terminemos hablando del “imperialismo yanqui” en el discurso, pero poniéndole la alfombra roja a sus máximos representantes –o sus versiones asiáticas- en la acción.

marcosleonardove@yahoo.com                                                                       

@marcosmelendezm



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