Sucedió en la asamblea de precandidatos a diputados del PSUV... y es grave

Sucedió en dicha asamblea, y es muy grave. Situémonos en las escena de los acontecimientos, coleémonos, pues. La sala del Teresa Carreño está plena de precandidatos y autoridades nacionales del principal partido de gobierno. Hay alcaldes, gobernadores, asambleistas. Reina un espíritu de alegría, y los oradores, como Diosdado, hacen que el público brinque de sus asientos para aplaudir con ganas. "¡Debemos seguir el ejemplo de nuestro Comandante eterno!" Y los presentes aplauden a rabiar. Nicolás Maduro dice que no debe haber ventajismos, que todos los precandidatos son iguales y ni los gobernadores ni los alcaldes deben apoyar a sus preferidos. Saltos de alegría, silbidos, aplausos, gritos. "¡Así, así..."

El presidente, para poner la guinda al pastel, aprovecha e introduce un video de Chávez, el gran líder, aquel que comenzó la lucha política desde la cárcel y construyó un movimiento latinoamericano con resonancias mundiales. La sala, como dijimos, está llena de precandidatos que le deben su accionar político y su posible victoria. Son cientos, la gran mayoría menor de 30 años, impulsivos, ruidosos, idealistas, como todos los jóvenes. Son los portaestandartes de uno de los más grandes oradores e ideólogos de la patria, los portadores de su verbo encendido. El video, precisamente, habla de los grandes principios que deben regir el desarrollo político de la patria: el socialismo, el humanismo, la geopolítica como expresión del pueblo y su esencia... Termina el video... y un silencio casi sepulcral (casi, algunos, muy poquitos, parecen rebullir en sus asientos) atruena en la sala. En televisión no se escucha ni un aplauso. Pasan breves segunso y el presidente, algo cortado, dice algo así como: "Son las palabras del gran Hugo Chávez", y ahora sí, ante la indirecta invitación, se escuchan los aplausos. Los asistentes parecen no haber respondido al gran líder que se ha ido físicamente, sino a quien los puede ver y evaluar.

Aquel que aún después de muerto hace reir, pensar y llorar cuando cuenta sus andanzas, hecha sus chistes y produce sus reflexiones, parece no haber dicho nada a la asamblea. Vayamos ahora a un ambiente distinto e hipotético, con su permiso: Se reúne un grupo de jóvenes apóstoles protestantes para escuchar las enseñanzas de un Evangelista de su misma iglesia, radical, lleno del Espíritu, que ha movilizado masas enteras allí donde va, y quien les envía un video realizado meses antes. Allí les habla de cómo hay que vivir los mandamientos, de que hay que vivir como auténticos cristianos; les habla cosa de veinte minutos, finaliza su exposición... y el joven auditorio, aquel que debe seguir expandiendo el fuego del Espíritu Santo, se queda mudo, no reacciona. Aquí surgen varias interpretaciones de esta inusual conducta. La más fuerte sería que todo lo que dijo el conspicuo orador les ha dejado sin frio ni calor. La más suave, que los muchachos se han quedado reflexionando. Volvamos ahora al Teresa Carreño, para preguntarnos cuál de las dos alternativas ha ocurrido allí. Cualquiera de las dos daría que pensar y deja que desear. Si fuera la segunda, si las palabras del comandante los han dejado pensativos, significa que los psuvistas presentes no han hecho la tarea, no han investigado, no han estudiado, no han profundizado, es decir, están a tirito de ser políticos pragmáticos, y estos sabemos que poseen raíces muy muy débiles, porque responden al interés antes que al amor. Si fuera lo segundo, que Dios nos agarre confesados.

apolomartin@cantv.net



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