"El arado y el mar"

¿No criticar porque desmoviliza? Elementos para una respuesta a Mario Silva

Corre por allí en boca de destacados creadores de opinión, con voz en televisión, radio y prensa, la absurda y preocupante tesis que invita a no criticar. Argumentan que la crítica desmoviliza. Es una posición ingenua pero sincera, demuestra derrotismo, es necesario criticarla.

La vida de una Revolución, pero también de todo ser vivo, depende de la capacidad de relacionarse con la realidad y procesar la información que de ella emane. Imaginemos un tigre sin ningún sistema de relación: no huele, no ve, no siente, no tiene sentido de su propio cuerpo, no saborea… está muerto. Será víctima irremediable del ambiente, lo derrotarían hasta los gusanos.

Así mismo es con una Revolución sin crítica, ésta es su instrumento de relación con la realidad y de procesamiento de la información que de ella emane. Sin crítica la Revolución entra en una especie de catalepsia y la derrota cualquier adversario. Entonces, negar la crítica es condenar a la Revolución, al gobierno, a la esquizofrenia, a vivir en un mundo de fantasía, es el camino más corto al infierno.

Paradójicamente es frecuente la incomprensión de la crítica, es mal tratada, se excluye, no es atendida. En su lugar los gobernantes se soslayan en la adulancia, es más grata, no importa que mañana estalle la realidad, hoy se duerme tranquilo pero engañado. Criticar es un riesgo, pocos son los gobernantes que conocen su valor, sólo la historia dará la razón. Sin embargo, la crítica es vital, le da sentido estratégico a la táctica; ninguna Revolución ha sucumbido por exceso de crítica. En cambio, detrás de toda derrota revolucionaria encontramos abundante adulación, exceso de palabras melosas, ausencia de crítica.

Es más fácil conseguir cien aduladores que hallar a un crítico, ya sabemos que la crítica no paga, la adulación proporciona prebendas, estabilidad, no hay riesgo. Esto hace más valioso el cuestionamiento.

El absurdo de pedir no criticar no es nuevo, se presenta siempre que una Revolución está en serias dificultades. En esos momentos, las debilidades ideológicas afloran y cunde el desespero de los que no encuentran explicación a la situación, no dan con la solución a los problemas. La pérdida del apoyo de las masas se lo atribuyen a la crítica, no a la realidad, a los errores, matan al mensajero.

El aparecimiento con fuerza de esta tesis es señal de carencia ideológica, de falta de formación, de desconocimiento de la historia, de la nuestra y de la universal. Es desconocer que venimos del "Por ahora", una crítica en tiempos de derrota que nos señaló el camino a la victoria. Es también desconocer al Che, que criticó temprano a la Unión Soviética, y ahora el mundo se lamenta que lo ignoraron.

 También es señal clara de que algo anda mal en la Revolución y debe ser corregido con urgencia, es quizá la última señal de alerta antes de llegar al punto de no retorno. Aún hay tiempo de rectificar, de ver atrás y volver al punto donde extraviamos el camino.

No hay dudas: vivimos momentos de alto riesgo, es necesario cabeza fría, pensar profundo, la Revolución no puede terminar como una gallina despescuezada, dando tumbos; es hora de rectificar, de pensar, de criticar…



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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