En ocasión de Galeano y su paseo

Esta cosa de la muerte

Esta cosa tan dura que dicen que los poetas y escritores mueren, cuando la verdad es que sólo se despiden del sol y la tierra,  regando de palabras el jardín del mundo. Parece que los poetas y los que solo somos escribidores se nos antoja despedirnos en días extraños, a dar un paseo.

Es como si la vida en palabras se rebela en segundos contra todo lo dicho. Esta cosa tan terrenal que dicen los medios de comunicación que titulan que Galeano ha muerto, cuando no entienden – o no quieren entenderlo- que el mundo al revés,  patas arriba pues,  que él describe junto a esperanzas y sueños; nunca dejará que se le escriba como un muerto,  ni fallecido,  menos ausente. Esta cosa tan de periodistas que no entienden que palabra a palabra Galeano es fuego en la América profunda de un niño andariego deambulando en las calles sobre las madrugadas de silencio.

Esta cosa inaudita que han dicho que es la muerte de Galeano,  repulsiva no por ella misma,  sino por la fatal desdicha de quienes no entienden que hay seres humanos que con actuar como piensan ya son universo. Esta cosa de tratar de esconder con la muerte la obra de un gigante rebelde,  como si se trata de un ataúd que pasea frente a los ojos de la ignorancia,  esa inexplicable pero interesada y bestial aberración de enterrar a los que son eternos.

¿Quién ha dicho que mueren aquellos que han vivido íntegramente? Esta forma de matar dos veces,  veinte veces,  mil veces a quienes han sentido en piel, alma y pensamiento los dolores de la injusticia, la sed de justicia,  el hambre de justicia... Esta forma de incitar a que se olviden el grito de rebeldía,  la bandera de palabras desnudas que relatan con maestría la expoliación de las riquezas,  la desigualdad y las guerras.

Es que esta forma obstinada de llamarle muerto desentraña la capucha de los verdugos que siempre le temieron, desde que dijo que América Latina se desangraba por las heridas del despojo,  la explotación y el saqueo. Esta cosa de decir que Galeano ha muerto,  cuando sólo salió un momento a revisar,  con desvelo,  el camino de la esperanza que se dibuja ya clara en la tierra y no en el cielo.

Esta obstinación de los opresores de llamar muerto a los que siguen siendo voz y canto de los pueblos,  yo no me la creo. Galeano no ha muerto,  solo ha salido de paseo.

 

ybuaiz@gmail.com

 



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