¿En vez de molestarse tanto por las críticas, porqué no cambian?

Es posible que de tantos articulistas que dejamos plasmadas nuestras inquietudes y puntos de vista en este portal, alguno o algunos tengan razones egoístas, comprometidas o interesadas en lo personal o en lo ideológico para criticar o mal poner a los gestores gubernamentales y a algunas de sus políticas públicas, eso puede formar parte del margen de riesgo normal que se debe asumir cuando se abre una ventana democrática de opinión como lo es Aporrea y es hasta sano que así ocurra porque nos brinda la oportunidad a opinologos y lectores de diferenciar quien lo hace para un fin u otro según nuestros conocimientos de los hechos, de nosotros mismos y de la ética, moral y trayectoria de quienes escriben.

Pero negar este margen y tratar de generalizar en una defensa inocua, que todos los que aquí opinamos incluyendo a sus creadores, estamos en contra del proceso revolucionario, que le hacemos el juego a la derecha, que criticamos por criticar como decía el gran Joselo, que no reconocemos la guerra que tiene la derecha contra la revolución, que todos estamos orquestados en contra del gobierno, no es más que esa enfermedad llamada infantilismo de izquierda. Resulta que ahora existe un Chavimetro y si el camarada no se apega a los dictados de los altos dirigentes del Psuv o del alto gobierno entonces el Chavimetro se mueve muy poco y si te atreves a señalar fallas en la conducción revolucionaria no se mueve ni un grado.

No sería más provechoso para avanzar con más rapidez y calidad en el proceso revolucionario que los camaradas y funcionarios del gobierno que se molestan por nuestras críticas constructivas en favor del proceso, antes de descalificar al opinologo apenas termina la lectura, investigase que motivo mueve a éste para atreverse a decir tal o cual cosa; ¿si el tema o problema sobre el cual escribe es cierto? Cuál es la calidad ética y moral del escribiente o su trayectoria. En lo que a mí respecta soy uno más, de los desdentados de esta tierra, de los pata en el suelo, de los que viví en carne propia junto a mi familia las desigualdades e inequidades del sistema burgués de la cuarta república y para nada apostaría a un gobierno de derecha, es más ni siquiera a un gobierno de esa izquierda light que gobierna Brasil, Bolivia, ecuador, etc.; yo apuesto por un verdadero régimen socialista protagonizado verdaderamente por la clase trabajadora y productiva de mi país, incluyendo propietarios decentes que reconozcan el valor de la clase trabajadora y su importancia en el proceso productivo económico-social.

Pero de allí a pedirme que tenga solidaridades automáticas con alguien por el solo maniqueísmo de: "o estás conmigo o estas con la derecha", no lo acepto; como estoy seguro no lo aceptarían muchos de los que aquí opinamos. Es preciso que sean ustedes los que precisen al enemigo, no somos nosotros los que amenazamos la hegemonía de la revolución, son los malos gestores burocráticos y corruptos; los que aprobaron los miles de millones de dólares a la burguesía parasitaria que ustedes dicen combatir, los funcionarios corruptos que quebraron las empresas del estado, los que con sus políticas y haceres de derecha, violan derechos de los trabajadores en todas la instituciones, los que en aras de hacer negocios lucrativos mantienen la tercerización en muchas instituciones y empresas del estado, etc. Por eso les recomiendo no seguir evadiendo las autocriticas, léanlas y a las que valgan la pena, métanle el ojo, investiguen y si es provechosa, no tengan miedo de cambiar, o de seguir las sugerencias que se hacen. Cámaras si no cambiamos esta estructura burguesa del estado actual por una estructura socialista, lo demás es más de lo mismo, el mismo estado cuarto republicano que yo viví pero ahora rojo-rojito.

 



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Jorge Alvarez Casañas


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