Cómo leer y aplicar las fórmulas capitalistas de Carlos Marx planteadas en El Capital

La acabada obra El Capital[2] ha sido leída y releída, así lo han hecho los marxistas y no marxistas, los estudiantes, profesionales y técnicos[3], mientras muchísimos iletrados o con menor formación académica y universitaria la conocen de oídas. De su divulgación mundial hace más 150 años cristianos.

Sin embargo, como quiera que la óptima prueba para verificar la fidelidad, acierto y cientificidad del formulario que contiene dicha obra pasa por la experiencia social que en lo económico, lo cultural , sociológico y filosófico se deriva de la praxis capitalista en todas las sociedades burgocapitalistas[4], con dicha comprobación, decimos, es obvio que sean muchos los casos en los que hasta connotados intelectuales terminen especulando y teorizando con sus personalísimos análisis del momento que les toca vivir en este sistema de vida, y-lo grave del asunto-pareciera que dichos estudiosos y analistas dejaran a un lado todas la acertadas conclusiones recogidas ya en dicho formulario marxiano, porque ni siquiera se toman la molestia de citar las fuentes de donde parten o toman para soportar sus personales conclusiones, por bien animadas que estas estén. Tales omisiones de las correspondientes citas pudieran responder a la diplomacia política, ante la tamaña malquistación sufrida por la obra de Marx y Engels, pero con ellas sólo se silencia las bases mismas de cualesquiera apoyos sinceros hacia el socialismo pendiente de consolidación.

Continuaremos.


[1] Más alimentos para el Suplemento Primero de Praxis de El Capital (Manuel C. Martínez M.).

[2] Implica unas 4.000 pp mal contadas, aparte del 4to Libro referido a Teorías sobre la Plusvalía, con otro y aproximado número de páginas.

[3] La distinción expresa entre profesionales y técnicos queda reducida a que los primeros resultarían capacitados culturalmente para tratar casi todo lo concerniente a su especialidad y también en múltiples temas científicos polidisciplinarios, aunque en estos lo hagan en términos elementales, mientras los segundos no podrían hacerlo sin riesgo de "piratería" porque su formación académica suele restringirse a la teoría y praxis específicas de su oficio. En esta diferenciación tomamos en cuenta sólo la calidad media de ambos trabajadores lo que deja abiertos los diferentes grados de capacidad y respetabilidad que los caracterizan.

[4] Esos estudios fueron realizados en la propia época de los clásicos de la Economía Política hasta que irrumpió Marx con el primer estudio y Crítica más completos conocidos hasta ahora para esa ciencia. Las críticas posteriores, en su mayoría, han caído en manos de los apologistas del capitalismo y de los seguidores del marxismo, pero todavía se sigue abundando en ellas y también pareciera que cada nuevo crítico partiera de cero. Los apologistas no sólo pretenden conocer sobre economía burguesa, sino que han intentado desmontar los aportes de Marx con sus ridículas versiones e interpretaciones de las fórmulas que nos ocupan en la presente entrega. Por ejemplo: la armonía matemática que debe privar entre los sectores productores de medios de producción y de bienes de consumo final tiene que privar en todo tipo de economía, en todos los modos de producción, pero esa armonía sólo la han respetado las economías que han transitado los ensayos socialistas conocidos hasta ahora. Por el contrario, el epilogismo burgués sólo ve y estudia crisis económicas a las cuales ha llegado a medirles su errática periodicidad, y cuyas soluciones las conocemos por los trabajos nobelados, es decir, tarifados, premios otorgados por los mismos capitalistas más rancios del planeta.



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Manuel C. Martínez


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