Tras las adversidades que vive la revolución y el revolucionario, ahí escenarios que ven de forma imperiosa crear mecanismos para salvar la asfixia generada por la oposición y un fragmento de seudos Chavistas, que convirtieron sus influencias en un mal catastrófico. A estas evidencias que no son una mentira y lo digo con responsabilidad, ya que es algo obvio, que tengo la libertad de sacar a la palestra pública tomando en cuenta que el alto mandatario las menciono, condeno y juro sancionar.
A lo largo del periodo de la perdida física del Comandante Chávez, hemos presenciados cambios en el confort del Venezolano que vulneran sus derechos, calidad de vida y hasta su calma. Indudablemente en su mayoría la culpa es de la derecha floja e irresponsable de Venezuela, quien utiliza los medios para crear preocupación, esgrimen su poder adquisitivo para jugar con las necesidades y su mente despiadada y fría para generar caos, zozobra y muerte. Dentro de ese marco emergen en su mayor expresión: los gestores y aprovechados del Gobierno, que no pasan ni dejan pasar.
Estos haciéndose llamar “Más chavista que Chávez”, narrando sus leyendas de luchas, y logros. Ignoran la importancia de no seguir generando destrucción en un partido que es necesario para los desprotegidos y militantes de amor a la patria. En torno a la necesidad inmediata de atraer a los militantes descontentos que hemos evidenciados en contiendas electorales. Los antes mencionados “Chavistas más que Chávez” se convierten en el opio de la conexión entre el Poder Popular y las verdaderas mieles y acciones de un Revolucionario Bolivariano. De igual manera, en el escenario institucional se genera la misma disyuntiva, la falta de respuesta, el desempleo, fuga de producción e incompetencia es algo inaceptable para un verdadero chavista critico a quien le duele ver desangrar su patria. De estas premisas el deducir un sacudón es lo más sabio por nuestro Presidente Nicolás Maduro, quien manteniendo las políticas del Comandante Chávez aprecia el contacto directo con el poder popular, quien está siendo golpeado y es necesario dar un Nocaut (KO) a los alacranes que se pretendían enriquecer con el pueblo, pueblo que es desde el empíreo el mayor tesoro de Hugo Chávez, quienes debemos defender hasta con nuestra vida. En consecuencia de este sacudón muchos líderes cuello blanco huyen o son arrebatados de sus lugares. En efecto, es necesario que emerjan nuevos dirigentes con políticas distintas con pensamiento libre, moral, crítico, con amor a la Patria, despojado, sobrio y que reconozca lo que causo, que para muchos es una caída en picada y para nosotros es una batalla que debemos ganar.
El Presidente Obrero vio estas características en ese eslabón que El Arañero llamo “La Juventud de Oro” por su brillo y valor. Son los candidatos para llevar las riendas de la Patria que nos dejo el comandante. Por el cauce de la justicia social, entrega voluntaria y sin importar horario ni condición. Así que, Para tal efecto, englobando todo lo antes expuesto, Nuestro proyecto Socialista vive una epidemia donde la panacea es La juventud, esos que entregan todo por hacer irreversible el pensamiento del Gigante de Sabaneta, que con acción demuestran ser esa cura inmediata donde se nos exige, movilizar, captar y formar siendo parte del partido y ahora adquiriendo responsabilidades mayores. Aunque es cierto que pocos quieren ceder, o apoyar para fortalecer estos pilares, debemos seguir en pie de lucha y reconocer el trabajo que debemos realizar, sincerando el sistema, siendo leales pero críticos. Como lo decía aquel pensador “Irreverente en la discusión y leal en la acción”. La derecha intenta masacrar al joven para que este pierda la credibilidad y coherencia, no es casualidad el amaño a nuestro día de la juventud, el cual arrebataron y convirtieron en el inicio de la necesidad de reivindicar al joven desde todos sus espacios para buscar la fortaleza. A este análisis se aprecia que la derecha quiere hacer un teatro y pintarnos de manipulables y asesinos. En cambio, el oficialismo nos deja utilizar las instancias para honrar y enarbolar nuestra participación protagónica.
