Guerra económica y dependencia

Clase media, el sueño americano y la tragedia del automóvil

Algunos investigadores de la presencia del automóvil en Venezuela, lo ubican en el año de 1904, durante el gobierno del General Cipriano Castro, y le atribuyen al Dr. Isaac Capriles, (médico) la propiedad del vehículo de combustión interna que por primera vez en abril de ese año transitó por las angostas y difíciles calles de Caracas en su flamante Cadillac . (1)
El placer de la posesión de un automóvil en esa época resultaba muy costoso, llegaba embalado en cajas de madera via marítima a la Guaira, y debía ser transportado en el ferrocarril hasta la Estación de Caño Amarillo en la ciudad capital; venía además con sus respectivo chofer contratado al efecto; luego había que agregar la importación del combustible y los repuestos.

En la segunda década del siglo XX, concurren tres factores fundamentales en la historia del automóvil en Venezuela: en primer lugar, una vez depuesto Castro, por su compadre Juan Vicente Gómez, segundo en el mando de la Nación, cesaron los litigios con el trust del asfalto, con el Departamento de Estado Norteamericano, y otros países europeos.

Se abren todas las posibilidades a las empresas petroleras a través de diversas concesiones. Surge así la necesidad de vialidades para el transporte de materiales y equipos para la exploración e industria que se perfilaba. “El cambio de Castro por Gómez en la presidencia significa no una simple sucesión de gobiernos(…)sino una transformación en el régimen político, pues las clases nacionales que hasta entonces habían detentado el poder , principalmente latifundistas y burguesía mercantil, son relegadas a segundo plano y pasa a jugar papel hegemónico la oligarquía monopolista extranjera, muy especialmente la petrolera” (2)

En 1910, en el marco de ese contexto y no por casualidad, El General Juan Vicente Gómez, ordena un plan de construcción vial , a los fines de la unificación territorial. De esta manera le entregabamos la riqueza del subsuelo a las compañías petroleras transnacionales, la mano de obra barata y, además con las precarias finanzas nacionales y el trabajo forzado de los presos comunes y políticos, construimos la vialidad que coincidía perfectamente con los intereses de la citada oligarquía.

Como tercer factor consideramos la comercialización de estas máquinas a partir de 1911, por varios empresarios , entre ellos Enrique Arvelo y William H Phelps, quienes asumen la representación de la marca Ford de Detroit, y se establece su venta a través del Almacén Americano . Desde entonces ha habido hasta nuestros días, un verdadero crecimiento exponencial del negocio automovilístico.

En esa segunda década del siglo XX, había ya cierto auge vehicular en las calles caraqueñas tan es así, que hubo dos hechos que causaron conmoción : el arrollamiento del joven Marcos Parra en julio de 1913, y el del Dr. José Gregorio Hernandez , en la esquina de Amadores en junio de 1919.

Podemos asegurar entonces, que lo que se ha definido como la "Cultura del Petróleo” contiene a la “Cultura del automóvil”. Ambas han “viajado” juntas más de un siglo y ambas han sido letales para los pueblos, particularmente para las sociedades como las nuestras, consumidores de tecnologías y cuando mucho, armadores, ensambladores, a la espera siempre, de las benditas transferencias tecnológicas.

¿Quién en su juventud, o en cualquier momento de su vida, no ha aspirado poseer un automóvil? El capitalismo, como es natural, esa es su ley, ha remachado hasta en los tuétanos de todos nosotros esa necesidad, de posesión, del cultivo de la individualidad, de la distinción y la diferencia, e incluso ha contribuído a crear un concepto ( para intentar definir una realidad) amorfo, extraño, raro, inasible, la fulana “Clase Media” y, les aseguro que esta idea no es una exageración, por ello recomiendo leer de Mario Benedetti, “Poema a la Clase Media”, publicado poco antes de morir, el viernes 01 de agosto del 2008, en este Portal Aporrea. (3)

Estamos a finales del tercer lustro del Siglo XXI, navegando con un proyecto político-social de alta significación, cuya reversión sería catastrófica para la República. La situación por la cual atraviesan varios miembros de la comunidad internacional, agredidos por los EEUU y sus aliados; la experiencia histórica venezolana del Puntofijismo y la creciente intervención también imperial y sus aliados nacionales en nuestros asuntos, son motivos suficientes para convocar a la necesaria revisión de algunas políticas públicas que a la larga terminan abonándoles la tierra a los interventores.

Según datos tomados por allí de algunos calificados voceros, en nuestro país se estima que nuestro parque automotor es de cinco millones de unidades. Como lo hemos dicho, esta realidad aritmética es el resultado de una particular orientación económica, es la gran carga cultural del sueño americano y, además reforzado con nuestros rezagos y debilidades en la satisfacción de las necesidades de nuestra población en materia de transporte público. Los grupos económicos vinculados al sector automotríz nacionales y extranjeros conocen muy bien semejante situación, y en esto que se ha llamado “Guerra económica”, tienen una destacada y eficiente participación.

El Gobierno venezolano revolucionario ha alentado la política de tenencia automovilística, y es indudable que ha sido de buena fe y con el propósito de pagar una deuda social también a los amplios sectores que se identifican como clase media. Sin embargo en la actualidad y, en el marco de este contexto económico, poseer un automóvil, se ha convertido en una tragedia para miles de personas y familias. Pues no se trata de tenerlo sino de mantenerlo, y a eso vamos.

¿Sabe usted cuanto cuesta el seguro de un vehículo? ¿Conoce usted el precio de los repuestos, si los consigue? ¿Tiene usted idea de cuantos vehiculos asegurados siniestrados esperan durante meses por repuestos en talleres y estacionamientos particulares?

Si a alguien se le ocurre indagar la situación de esa mayoría de modestos ciudadanos poseedores de vehículos que trabajan en el Estado o en la empresa privada, podrá concluir que sus salarios, no les permiten atender pólizas de seguros, servicios de mantenimiento y repuestos; en consecuencia tenemos a importantes sectores, sumidos, en la ansiedad, inseguridad, temor, inestabilidad y descontento, rodando por allí a la buena de Dios. Por eso decía que los sectores que manejan la economía vinculada al sector automotriz saben lo que hacen y donde apretar.

La planificación económica del gobierno, tiene que tener una estrecha correspondencia con la realidad cotidiana de los ciudadanos. Trabajo en equipo,oir y ver mucho, permanente revisión y seguimiento de las políticas. La guerra económica que actualmente se desarrolla contra el pueblo, el gobierno y la Nación venezolana, está bien organizada, hay astucia, conocimiento y poder .

LA REVOLUCION ES CULTURAL

racasc5@hotmail.com
Productor del Programa Historia Cultura y Sociedad en Radio Comunitaria Panela 96.9 FM, de San Joaquín Estado Carabobo/miembro de la Comuna Socialista Carabali.

(1) Batiz, César/ La Desgracia de Ayer/los Primeros accidentes en la historia del Automovilismo en Venezuela/Colección Periodismo y Memoria/Fundación Empresas Polar/Caracas 2007
(2) Mieres Francisco/El petróleo y la problemática estructural venezolana/Colección Venezuela y su Petróleo/BCV, Caracas, 2012
(3) Benedetti, Mario/Poema a la Clase Media/ Aporrea. Org, /01/08/2008.


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2192 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter