Resistir y vencer o morir

El proceso revolucionario bolivariano socialista se halla -indudablemente- en una encrucijada de definiciones (todas decisivas) que, a larga, determinarán su continuidad y consolidación, creando las bases de un nuevo modelo de sociedad o, contrariamente, su languidecimiento y extinción, restituyéndose el viejo orden por completo. Pese a que ello ha sido una constante en su devenir, la actual coyuntura del proceso revolucionario bolivariano socialista presenta la singularidad que muchos de sus factores de apoyo no han sabido articular -hasta ahora- una propuesta cónsona con las exigencias que las circunstancias creadas por los grupos de la oposición demandan del gobierno de Nicolás Maduro, lo cual contribuye (en mayor o menor escala) a reforzar la matriz de opinión negativa respecto a su idoneidad para continuar la labor emprendida por Hugo Chávez y hacer entonces posible el socialismo bolivariano en Venezuela. De allí que resulte pertinente que los factores revolucionarios, ligados o no al PSUV, pero insertados en las diferentes luchas populares, sepan adecuar la visión que tienen en relación con el proyecto de la revolución bolivariana y el momento histórico que ésta vive y actúen en consecuencia para que exista un mejor nivel de identificación con sus objetivos primordiales por parte de los sectores populares, llegando éstos a plantearse la factibilidad -en lapsos reales e inmediatos- de tomar el poder y lograr la transformación estructural del modelo de sociedad y de Estado vigente.

Se impone así la necesidad impostergable de establecer una radicalidad en la concepción y en la práctica que desemboquen en la deslegitimación y en la erradicación absoluta de la lógica del capital. Esto supondrá, por supuesto, confrontar todo lo existente, con sus incongruencias y deficiencias, sea cual sea su índole, puesto que de esta forma se recuperaría la esencia originaria del proyecto revolucionario bolivariano socialista, evitando que el mismo naufrague en las aguas del reformismo y se cancele la oportunidad histórica de los sectores populares de lograr una emancipación integral permanente.

Asimismo, al plantearse tal radicalidad, habría que comprender que ésta representa un reto que no puede asumirse circunstancialmente, sin su debida profundización. Debe ser asumida en términos tajantes, así los timoratos (y los oportunistas de siempre) quieran hacerlo de un modo menos drástico: resistir y vencer o, simplemente, morir en el intento. Quizás a alguna gente esto le espante, víctima aún de la alienación capitalista que le induce a pensar sólo en su propio beneficio, sin percatarse poco de ello. Sin embargo, una revolución de carácter socialista nunca podrá avanzar ni perdurar en términos medios. La ambigüedad, en este caso, sería la antesala de la traición a los ideales revolucionarios por los que ha luchado el pueblo. Resistir y vencer los obstáculos levantados por los grupos conservadores y contrarrevolucionarios debiera constituir el orden del día para chavistas y revolucionarios (estén o no de acuerdo con las actuales autoridades nacionales, estadales o municipales). Del cumplimiento de tal resolución, sometida a prueba cada día, dependerá en gran parte el triunfo o no del proceso revolucionario bolivariano socialista frente a sus más enconados enemigos externos e internos, así como la debida superación de todas las desviaciones, de todas las debilidades y de todas las contradicciones que puedan detectarse a lo interno del mismo, producto ellas -evidentemente- de las taras heredadas del viejo orden que no termina por ser desplazado por un nuevo orden más que por lo quimérico del socialismo revolucionario.


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Homar Garcés


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