Sigo resteado con el gobierno revolucionario que encabeza Nicolás

He notado que ante la situación actual del país, las críticas que salen de sectores de izquierda se han tornado mucho más incisivas. Muchos dirán que la misma situación del país explica y justifica la subida de tono de la crítica, pero lo cierto es que, quizás sin intención premeditada, se le ayuda al oposicionismo a crear un clima de desesperanza, que sólo sirve para socavar las bases populares que apoyan al gobierno nacional. No se trata de olvidar la crítica (método de rectificación necesario en toda revolución), pero todo en la vida tiene su momento. Si algo debe distinguir a un buen político, es el sentido de la oportunidad. Yo considero que este es el momento de hacer propuestas concretas sobre determinados temas; y cuando hablo de propuestas “concretas” me refiero a evitar aquellas proclamas etéreas como por ejemplo: hay que acabar con la corrupción, o hay que asegurarle al pueblo los alimentos y las medicinas, etc. Eso es muy fácil decirlo, el asunto se trata de cómo hacerlo. La crítica debe ser “siempre” propositiva finalmente, porque se supone que en el ámbito revolucionario, el que critica tiene  suficiente conocimiento del tema al que dirige la crítica; sino es así, estaremos en presencia de un “habla paja”, los cuales siempre son perniciosos; y a quienes les cuadra perfecto el adagio popular que dice: “ayuda más el que no jode”. También podríamos decirles, de una manera más poética: “me gusta cuando callas porque estás como ausente…”.

En definitiva, éste es el momento de estudiar profundamente las contradicciones principales de nuestra Revolución y hacer propuestas para avanzar. Aunado a eso, debemos organizarnos junto con el pueblo para realizar acciones concretas en pro de ese avance que propugnamos. Ésta es la verdadera labor revolucionaria en este momento histórico tan apremiante para nuestro proceso revolucionario. Pareciera que hay camaradas que no se percatan del peligro que supone la pérdida del poder político que se ejerce a través del gobierno nacional; y ese peligro no es sólo en lo político, es también en lo personal. La derecha nuestra ha dado muestras suficientes de lo criminal que es, y del odio intestino que le tienen a todo lo que les huela a  socialismo o socialista. ¿Acaso piensan muchos camaradas que ellos y sus familiares estarán exentos de la arremetida fascista?

Si bien el Gobierno Nacional no es la Revolución; es sin duda, en esta etapa transitoria, una herramienta vital para el desarrollo de la misma; con todas las fallas que tiene, nunca la izquierda y el pueblo desposeído estará en mejor posición si la derecha (que tiene la primera opción) asume las riendas del Estado Nacional. Eso debería ser de Perogrullo hasta para el más obtuso. Para el movimiento popular siempre le será más fácil dialogar, organizarse y avanzar hacia el autogobierno, con el gobierno nacional en manos de un Nicolás Maduro que en manos de cualquiera de la derecha, e incluso, que en manos de muchos de los que están de este lado de la acera.

Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Este es momento de cerrar filas contra la canalla envalentonada.



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Juan Carlos Valdez


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