“Si como no, cuenten conmigo”

Esta era la respuesta que siempre daba el General Augusto Pinochet Ugarte cuando le pedían su lealtad al compañero Presidente Salvador Allende. A pesar de las advertencias de muchos dirigentes de la Unidad Popular sobre el comportamiento del que fuera más tarde el asesino de Allende, este, siempre demostró un sentimiento de aprecio por el sanguinario general, a quien le calificaba de un “hombre bueno”. “En política, los errores se pagan caros” no los dejo dicho Lenin, y es que, en el caso de Chile, muchos errores se cometieron en el desarrollo del Gobierno del Presidente mártir, el respeto por demasía a la legalidad burguesa le llevo a su derrocamiento, muerte y frustración, del primer intento mundial de construir el socialismo proletario por métodos pacíficos, utilizando para ello todo el andamiaje jurídico de la burguesía chilena, que pese a todos los intentos por desconocer la victoria popular, tuvo que aceptar el ascenso de la izquierda marxista al gobierno, en el Chile de nuestro Pablo Neruda y Víctor Jara.

A cuarenta y un año de aquella tragedia para el pueblo chileno y para las y los revolucionarios del mundo, hoy, aun se debate las verdaderas causas del derrocamiento del Gobierno de la Unidad Popular que un cuatro de septiembre de mil novecientos setenta, estremecía la conciencia del mundo y levantaba la moral de las y los trabajadores quienes se dijeron al unisonó: “Chile es el camino para la toma del poder por vía pacífica”, ante tantas derrotas en el plano militar, deserciones, frustraciones y muertes en muchos casos innecesarias de la izquierda, se planteo la necesidad de apoyar con mucha fuerza el primer experimento victorioso de la izquierda marxista por la vía electoral y que le ahorro a la clase trabajadora y al pueblo chileno un aparente baño de sangre, que tres años después se concretizo con el golpe militar fascista del 11 de septiembre de 1973.

El compañero Presidente Salvador Allende - quien lo puede negar- se esmero en respetar las condiciones y reglas del estado burgués, a pesar de todas las acciones desestabilizadores que tuvo que soportar su gobierno a quien desde el mismo momento de su victoria, el imperialismo ordeno su derrocamiento a través de lo que denominaron: “hacer chillar la economía”; cualquier parecido con el caso venezolano es pura coincidencia, dirán los expertos en análisis. Sabotaje económico, huelgas de empresarios, crímenes contra importantes dirigentes constitucionalistas de la jerarquía militar, tal fue el caso del asesinato del Comandante del Ejército René Schneider, quien se opuso firmemente a orquestar el plan del golpe de Estado, escases de productos de primera necesidad, acaparamiento, especulación, creación de inmensa colas en centros de distribución de alimentos, sabotaje en los servicios públicos de salud, educación y transporte; violencia paramilitar, hostigamiento y humillación a través de redadas contra las y los trabajadores en los cordones industriales. Provocación a la oficialidad militar, señoras encopetadas de la alta burguesía, acusando a Generales de gallinas, maricas y cobardes, lanzándoles en sus caras prendas intimas y granos de maíz. Detrás de todas estas acciones, se reconoce más tarde, de acuerdo a los documentos desclasificados en los Estados Unidos, estuvo el gobierno norteamericano de Richard Nixon, que ordeno a su Sub-secretario de Estado para la época, Henry Kissinger el derrocamiento de Allende, sin importar para ello, el costo en dinero ni en vidas. Así, lo dice Eduardo Galeano en su libro Las venas abiertas de América Latina: “Millones de dólares fueron distribuidos entre los enemigos del gobierno legal de la unidad Popular. Así pudieron sostener su larga huelga, por ejemplo, los propietarios de camiones, que en 1973 paralizaron buena parte del país. En Washington se planifico la estrategia del crimen. Estados Unidos participó directamente, mediante el soborno, el espionaje y el chantaje en la política chilena”.

La muerte del Compañero Presidente Salvador Allende, sigue siendo una constante polémica, se achaca a la actitud de los sectores de la ultraizquierda a quienes se les acusa de querer convertir el triunfo de la Unidad Popular en un intento insurreccional que acelerara la construcción del socialismo. Se acusa al Presidente mártir, de ser muy tolerante con sectores de la ultraderecha y de la misma ultra izquierda quienes en ocasiones coincidían en acciones desestabilizadoras contra el gobierno. Se responsabiliza al camarada Presidente de no actuar a tiempo en los cambios de la alta jerarquía militar, pese a las diversas advertencias de connotados dirigentes de la revolución en cuanto al comportamiento de altos oficiales en actitudes de desconocimiento al estado de derecho y a la decisión del pueblo chileno de transitar por la vía al socialismo a través de los medios electorales. En varias oportunidades se le hizo referencia al Presidente chileno del comportamiento del General Augusto Pinochet y de otros altos oficiales en las diferentes ramas de la Fuerza Armada Chilena, solicitándole con mucha insistencia los cambios en la dirección del alto mando militar, por comprobarse en muchas oportunidades actos de desobediencia al poder legitimo que el pueblo había otorgado al gobierno de la Unidad Popular.

El 11 de septiembre de 1973, el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, envió un contundente mensaje al movimiento popular latinoamericano y a la izquierda revolucionaria mundial. Bajo ninguna circunstancia los pueblos del sur del continente se les daba el derecho a elegir un gobierno distinto en el que se reivindicara la autodeterminación y soberanía nacional; en que se promocionara el rescate de los recursos naturales, en Chile, el compañero Presidente Salvador Allende, el 21 de diciembre de 1970, anuncia al pueblo chileno su disposición de firmar una reforma constitucional que permitiría la nacionalización del cobre. Desde ese mismo momento, se desata en todo chile, la campaña de terror de la derecha a través de los medios de comunicación, alertando a los chilenos de la supuesta llegada del comunismo, y es así, que, se difundió la campaña imperialista de que los comunistas se comen a los niños o si no se los llevaban a Cuba para que Fidel se los comiera en salsa. Una campaña criminal que no hizo mella en la decisión del camarada Allende en rescatar el cobre para los chilenos: el cobre “se pone poncho y espuelas” y será de los chilenos, anunciaba el presidente.

Muchos son, han sido y serán los análisis que algún día determinara las verdaderas causas del derrocamiento y muerte del Presidente Salvador Allende, aun en Chile y el mundo se discute las causas que llevaron en muy poco tiempo a terminar con una experiencia que la izquierda jamás se planteo para aquel momento en que la lucha revolucionaria armada venía siendo derrotada en nuestro valiente continente. Solo la revolución cubana logro llegar al poder por medio de las armas dirigida por ese extraordinario dirigente de la revolución mundial y latinoamericana el Comandante Fidel Castro, a quien el imperialismo igualmente trato de asesinar y derrocar en reiteradas oportunidades, solo que en Cuba, la revolución llego para quedarse a través de la revolución armada de los trabajadores y el pueblo. El imperialismo luego de aquella derrota a pocos kilómetros de sus costas, no iba a permitir bajo ninguna circunstancia que otra experiencia de izquierda llegara a Latinoamérica. Es así que, preparo a sus cancerberos, perros de la guerra, ejércitos de intervención en sus propios países, con la doctrina anticomunista y con la orden de no permitir de ninguna manera un gobierno revolucionario de izquierda, así llegase por las vías que ellos mismos promocionaban para mantener el control político de nuestros pueblos, la vía electoral.

El 10 de septiembre de 1970 se le salió una rueda a la carreta, un pueblo heroico voto por el programa de la unidad popular, eligió un líder heroico e histórico, comprometido con la causa de las y los trabajadores de chile, levantando el programa de reivindicación de los y las humildes. Llamando a crear, multiplicar y fortalecer el poder popular para la construcción del socialismo. Reivindico la vía pacífica de la revolución, soporto las maniobras, los intentos violentos de la derecha para llevar a la guerra civil a Chile. Amo por sobre todo la vida, la paz y el derecho de crear una sociedad libre para el hombre y la mujer del Chile explotado, humillado, expoliado por largos años de injusticia. Del compañero Presidente se podrá decir que fue muy tolerante, demasiado legalista, pero jamás podrán decir del Camarada Salvador Allende que no fue consecuente con la lucha y esperanza del pueblo chileno, sobre todo, de las y los humildes del Chile del Cobre, del Salitre, de la Pampa. Murió por hacer cumplir el programa de la Unidad Popular. Con sorprendente tranquilidad espero el momento que sabía que llegaría, exigió enfrentar el fascismo pero sin sacrificios inútiles. Llamo a la resistencia organizada y ordeno cuidar a los cuadros dirigentes de las principales organizaciones de la Unidad Popular, a muchos les ordeno salir del Palacio de la Moneda, antes de ser bombardeado, a preparar la resistencia que sabia iba ser muy larga. Un revolucionario que defendió la legalidad hasta el último momento, pero también, un líder que supo defender esa misma legalidad con su propia vida. Enfrento al fascismo, con el fusil ametralladora que le regalo el Comandante Fidel Castro, que estaba claro que ese era el mejor obsequio a un camarada que más temprano que tarde iba enfrentar la furia de la burguesía que no le iba a perdonar su compromiso con el socialismo. El Comandante Fidel en su visita en el año 1971, llamo a la izquierda a que apoyara al presidente mártir, les hizo ver que la victoria de la Unidad Popular Chilena significaba la verdadera revolución no solo para Chile, sino que la misma elevaría la moral a los pueblos del tercer mundo que luchaban por su liberación. De igual forma alertó que el triunfo de la derecha significaba una contraofensiva del fascismo en el continente. El Comandante Fidel, en su visita de tres semanas en Chile, rápidamente comprendió del inminente peligro que corría no solo el proyecto de la Unidad Popular, sino la vida misma del Presidente y así se lo dejo entrever a los dirigentes de la izquierda, muchos de ellos enfrentados a Allende, les advirtió de no dejarse tomar las calles por la derecha fascista porque ello significaba la derrota de la revolución e incluso la vida. Reunidos con unos combatientes de la izquierda en la Embajada cubana en Chile, les dijo: “Ustedes deben comprender que aquí la revolución la hace Allende o no la hace nadie”, un llamado a la unidad, el apoyo y el acompañamiento al presidente. El Comandante en Jefe Fidel Castro, si que tuvo claro los acontecimientos que vendrían en Chile, como consecuencia de la profundización de las contradicciones de clases que se abrían con el triunfo de la Unidad Popular chilena

El 11 de Septiembre de 1973, hace 41 años, se asesino al compañero Presidente marxista-leninista Salvador Allende, tratando de aniquilar un proceso de liberación social que el mismo nos lo advirtió brillantemente no podría ser detenido: “Más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre”. Y cuánta razón tenía el camarada Presidente chileno, no pudieron detener los cambios sociales, y hoy los pueblos de Latinoamérica rinden homenaje a este mártir de la revolución, cumpliendo con su legado de construir la sociedad socialista por la que dio su vida. El imperialismo, al igual que Allende hace 41 años ha intentado detener por la fuerza y el crimen la decisión de nuestros pueblos en avanzar en la construcción del mismo programa que levanto el compañero Presidente Allende.

Los pueblos latinoamericanos hoy avanzan indetenibles hacia la patria América, en homenaje al Presidente Mártir Salvador Allende. El imperialismo ha venido recibiendo derrotas estratégicas importantes en este lado del continente, trataron con el derrocamiento y asesinato de nuestro compañero presidente, asustar a nuestros pueblos, hoy más que nunca como se los advirtió a los cobardes imperialistas aquel día 13 de septiembre, se viene cumpliendo sus últimas palabras como tal profecía: “no se detienen los cambios con el crimen y la traición.” Hoy podemos decir, con mucha fe en el futuro de nuestros pueblos y el socialismo ¡Allende Vive! ¡La lucha sigue!


willmantilla@gmail.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1559 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter