Más que lealtad, compromiso militante y transparencia

La dirigencia política de los procesos de transformación pide a su militancia y base de apoyo actuar con lealtad, pero esta solicitud no trasciende en muchos casos de ser una mención discursiva en ciertos momentos críticos, no se explica en detalle en qué consiste dicha lealtad. creemos que en alguna medida, tiene que ver con el apoyo a ciertas acciones que el gobierno toma sin proveer toda la información de las condicciones subjetivas y objetivas de fondo.

En este sentido, nos parece fundamental destacar que este tipo de lealtad es poco efectiva en la consolidación del apoyo popular. Sólo una parte de la militancia asume una lealtad a toda costa frente a ciertas decisiones, razón por la cual creemos necesario hablar de compromiso militante. La lealtad hace referencia a una actitud acrítica por parte de la base, que sólo espera que se tomen decisiones y apoya, mientras que el compromiso militante supone una actitud activa, crítica y transformadora.

Pero así cómo entre la lealtad y el compromiso militante hay un conjunto de diferencias fundamentales, son resultado de dos formas de dirigir distintas. Mientras que la lealtad supone apelar al apoyo para tiempos difíciles, pero especialmente ante la precariedad en las informaciones que se dan sobre las acciones de gobierno, el compromiso militante se fortalece ahí donde la base social que apoya los procesos cuenta con suficiente información respecto a la forma como se gobierna.

De manera que es fundamental trabajar sobre la base de la transparecia, porque la ausencia de ésta mina la confianza del pueblo en la dirección política. Es necesario que existan canales orgánicos de comunicación con la base y el pueblo en general, al que se le pueda proveer de la informaciones suficientes en función de que pueda comprender las múltiples dificultades a la hora de tomar ciertas decisiones. La dirección política en el gobierno debe establecer un vinculo pedagógico que apele no a una lealtad acrítica, sino a un compromiso militante para la transformación.

La comprensión de un horizonte de este tipo debería permitir la creación de esos espacios orgánicos de comunicación, los cuales no sólo deberían fortalecer el compromiso hacia los procesos de transformación politica, sino además servir para el ejercicio de la crítica y la autocrítica, con lo cual se fortalece la confianza necesaria. En estos espacios la militancia debe estar en condiciones de ejercer la crítica constructiva.

Hasta ahora se ha dado la imagen de que la crítica es patrimonio de algunos intelectuales que opinan a través de las redes sociales, así como de organizaciones aparentemente más radicales que el resto del proceso. Esto ha significado que la crítica en algunas ocasiones sea usada no para avanzar en los procesos, sino como herramienta para el cumplimiento de agendas particulares, en buena medida propias del oportunismo. También queda reducida al enfrentamiento entre los egos académicos de algunos intelectualismos.

La crítica la hace el pueblo todos los días y en todos los espacios de su quehacer cotidiano, en ese sentido le pertenece a todos y no a ningún grupo de privilegiados encargados se transmitirla. Pero la base, el pueblo, necesita estar informado de las decisiones que se están tomando, así como de las condiciones que impiden la ejecución de algunas, para poder hacer ejercicio de la crítica desde un horizonte amplio. A la vez, esa transparencia en el ejercicio del gobierno, fortalece la confianza y así el compromiso militante.


manuel23470@hotmail.com




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