El Estado en Nuestra América (V)

La manera como hemos analizado el tema del Estado en los artículos que anteceden al presente, está orientada de una forma clásica, es decir, diríamos que es una de las propuestas para estudiar esta institución en los países de economías capitalistas avanzadas, en aquellas formaciones económicas sociales cuyos rasgos generales son: la acumulación originaria, la industrialización, el surgimiento de las ciudades y el desarrollo de una estructura social de clases burguesas y proletarias.

En el caso de Nuestra América y otros lugares sometidos a los procesos de colonización (como África), la cuestión suele ser distinta. En América Latina el proceso fue diferente, como lo expresa O'Donnell, ha sido el Estado "quien ha determinado en gran medida las principales características de nuestras sociedades". Esta proposición exige un esfuerzo de investigación, el cual implica distanciarse de los análisis simplistas, por el contrario, no debemos conformarnos con el estudio general del problema, no basta sólo con el análisis marxista realizado sobre el conocimiento de las sociedades europeas, sino que el estudio y comprensión del Estado y su establecimiento en los territorios colonizados, requiere de otras miradas.

Acá el Estado es algo más allá "de un mero instrumento de las clases dominantes burguesas”. De acuerdo al análisis profundo de nuestra realidad, el Estado en Latinoamérica representa "en cierto modo una especie de prioridad sociológica de clases sobre el Estado", es decir, en estos lugares el Estado no sólo constituye una consecuencia del desarrollo del modelo capitalista, sino que es la creación de una élite política que está consciente del papel de éste, su simbolismo y lo que representa para la sociedad.

Para su constitución, debe ser ubicado correctamente en el tiempo preciso como institución histórica en un periodo que sería catalogado, por estas élites intelectuales, como necesarios para asumir la Modernidad.

Algunos estudiosos sostienen que la mayoría de los Estados Modernos en América Latina son el resultado del surgimiento y puesta en práctica de las ideológicas liberales y la aplicación del positivismo institucionalizado.

Es así como, en el caso venezolano las primeras manifestaciones del Estado liberal comienzan a finales del siglo XIX con la asunción del poder del autócrata Antonio Guzmán Blanco y su ”Liberalismo Amarillo”, aunque el partido liberal fue creado por los años 1848. Para la constitución del Estado-Nacional liberal se requería una sociedad con las siguientes características: difusión de la educación pública, ocupación de los bienes del clero, libertad de opiniones, garantía de los derechos civiles y establecimiento de jurados para causas criminales.

Posterior a este intento, ya en siglo XX la tiranía Gomecista se rodeó de la élite intelectual positivista de la época, destacándose entre ellos; Laureano Vallenilla Lanz, (sería importante consultar sus obras El Gendarme Necesario y Disgregación e integración), José Gil Fortoul, Lisandro Alvarado, Pedro Manuel Arcaya y otros destacados escritores de la época que establecieron las bases del Estado-Nacional Moderno dependiente y neo-colonial en Venezuela. Es preciso recordar la obra de Gil Fortoul (quien además de ser Ministro de Educación de Gómez, escribió la Historia Constitucional de Venezuela) de acuerdo a la cual, Gómez no sólo eliminó los caudillos locales, sino que controló a través de un verdadero aparato de terror a la población y creó un ejército nacional profesional, logrando con esto la unificación del territorio, componente básico en la existencia de cualquier Estado moderno.

El aparato estatal en Venezuela es resultado de la aplicación de las tesis positivistas por parte de las élites nacionales vinculadas y relacionadas estrechamente con las compañías trasnacionales de capital petrolero. En este sistema a principios de la explotación, la participación del Estado es casi nula en materia de políticas y excedentes generados por dicha actividad económica, pero en la medida que ésta se va modernizando, el Estado se va convirtiendo en un aparato rentista muy dependiente de la actividad extractiva, y de la cual le es difícil desprenderse.

Ésta representa una de las formas del Estado en América Latina, y es un modelo que enfrentan los procesos de liberación nacional iniciados en algunos países de la región, por lo que se requiere del estudio y la comprensión de esta dinámica para poder continuar el camino hacia la liberación definitiva. De lo contrario, se correría el riesgo de transitar por las experiencias del Socialismo Estatista que reprodujo la dominación de una casta de burócratas sobre el pueblo, situación ya vivida en la URSS y Yugoslavia, países que experimentaron el Socialismo Real.


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Arnaldo Guédez


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