Venezuela duele

Venezuela duele.  Galeano lo dijo una vez de Cuba.  Las cejas de la revolución se levantaron y al uruguayo universal casi lo execran de la isla.

Saramago también se desmarcó de algunas acciones de la revolución cubana y la descalificación de este intelectual no se  hizo esperar. Aún cuando este insigne luso razonó su postura en torno a  la ejecución de los secuestradores de una embarcación cubana con destino a Miami, el autor del Evangelio de Jesucristo fue "fusilado" por algunos sujetos de la revolución.

Los revolucionarios venezolanos del siglo XXI, cuando hemos sido críticos de nuestra revolución, también hemos sido considerados como traidores a ella y agentes del imperio. Hay muchos ejemplos que destacan esta realidad donde se desvirtúa la crítica para esconder pillerías y valores contra revolucionarios; donde se tilda a la dialéctica, práctica útil y necesaria en todo proceso de cambios, como desviación neo burguesa y otras hierbas "insultarias".

Olvidan estos "jueces" tanto en Cuba, como en Venezuela,   que nuestros incuestionables líderes, Fidel, el Ché, Chávez y otros notables revolucionarios fueron en su momento, y el gran Fidel, todavía lo es, la voces más severas y lapidarias a la hora de ejercer la dialéctica y el criterio crítico sobre los asuntos de la misma revolución. No hace mucho tiempo, tal vez un par de años, Fidel se pronunció acerca de dos altos funcionarios de la revolución cubana, en vista de sus desviaciones éticas y morales, como "indignos":  Fidel se refería al vice presidente de Cuba Carlos Lage y al canciller Felipe Pérez Roque.  Ninguno está preso, pero si fuera de la dinámica de la revolución y condenados por la historia.

Hoy digo con voz responsable y con un alto sentido de responsabilidad revolucionaria y chavista ¡Venezuela duele! así como lo dijera Galeano al referirse a Cuba en relación con la misma situación planteada por Saramago: " Las prisiones y los fusilamientos en Cuba son muy buenas noticias para el superpoder universal, que está loco de ganas de sacarse de la garganta esta porfiada espina.  Son muy malas noticias, en cambio, noticias tristes que mucho duelen, para quienes creemos que es admirable la valentía de ese país chiquito y tan capaz de grandeza, pero también creemos que la libertad y la justicia marchan juntas o no marchan".

Saramago, un comunista radical, premio Nobel de literatura y crítico del neo liberalismo y el capitalismo salvaje, fue más profundo: "Hasta aquí he llegado. Desde ahora en adelante Cuba seguirá su camino, yo me quedo. Disentir es un derecho que se encuentra y se encontrará inscrito con tinta invisible en todas las declaraciones de derechos humanos pasadas, presentes y futuras. Disentir es un acto irrenunciable de conciencia. Puede que disentir conduzca a la traición, pero eso siempre tiene que ser demostrado con pruebas irrefutables.

Disculpen respetados lectores por extender mi ejemplo para lo que quiero expresar. Pero es que, conociendo el medio hostil y poco analítico de los detractores de quienes vemos los peligros que acechan a nuestra revolución, debo hacer un preámbulo referencial con Galeano y Saramago, dos seres tan distantes de la burguesía y el capitalismo, como lo son el planeta Tierra del planeta Plutón.

Venezuela duele por muchas razones, la más significativa, desvirtuar el sacrificio de la persona irrepetible de Hugo Chávez, con lisonjas y letanías revolucionarias pero sin contenido revolucionario.  Hoy, su nombre es utilizado, más para esconder incapacidades y desaciertos en la toma de decisiones de funcionarios atornillados y eternizados en cargos claves , que para honrarlo cumpliendo su legado plasmado en el Plan de la Patria, que es el corazón de la revolución misma.

El comandante articuló una política económica, que a pesar de la constante conspiración a la que fue sometida la revolución, siempre prevaleció y fue ejemplo referencial en Latinoamérica, con índices que lo demostraban y acciones firmes que las resguardaban.  Tal vez el error de la revolución en la face inicial fue no promocionar suficientemente esas bondades y esos logros. El Comandante fue muy crítico en ese sentido.

Hoy, sin embargo, sucede exactamente lo contrario, pues las erradas políticas económicas se promocionan como sí fueran la salvación de la república cuando en verdad son cuestionables en su efectividad.  Mezclan el éxito real y sustantivo de la era Chávez con los fracasos de la actualidad. Y si bien es cierto que algunos efectos de hoy en día se originan con la era del comandante, hay eventos y hechos cuyo origen y desarrollo son posteriores.  Estas consecuencias le dan al imperio, a la oposición conspirativa venezolana y a muchos seudo chavistas, material y causas para despotricar de la revolución bolivariana. El resultado de todo este desacomodo en la realidad nacional presente ha llevado al mayor conflicto de fuerzas políticas y económicas que el país haya visto en esta era revolucionaria.

La historia reciente, donde una guerra declarada por Fedecamaras en el terreno de la economía, aunada a una respuesta no lo suficientemente efectiva por parte del gobierno, ha puesto al país contra las cuerdas, y con pocas opciones para salir de la crisis en el tiempo necesario para que el pueblo no pierda la paciencia, hace que el descrédito gubernamental aumente peligrosamente.  Este panorama se extrapola al terreno político, donde todo el capital político logrado por el genio de Hugo Chávez está en juego. Y cuando nuestro pueblo, que es el más golpeado por esta crisis, hace comparaciones entre aquel gigante y el presidente Maduro, la figura del comandante, paradójicamente se convierte en enemiga de la suerte de Nicolás.

Y esta última verdad no es un pensamiento conspirador, sino más bien un alerta.  No podemos obviar que el pueblo noble chavista y revolucionario, que no come cuentos, contrasta los logros de ese capital con realidad actual y en su análisis diario, expresa un descontento que progresivamente va siendo más altisonante.  Por una parte no quiere pecar de "blasfemo" a la revolución, pero por la otra, tiene precisados e identificados a todos los agentes que generan la crisis y quiere que lo oigan; una característica inigualable del comandante Chávez, cuyo éxito fue precisamente saber identificar e interpretar la voz del pueblo, la que el llamaba, "la voz de Dios". Una voz que el comandante supremo le dio fuero y derechos para no callar ante todo lo que fuera en contra de la construcción de la patria nueva.

Por otra parte, la promiscuidad judicial de un sistema, que en principio fue saneado cuando llegó la revolución, pero que gradualmente se fue deteriorando, duele en los tuétanos, pues un país sin justicia es el mejor caldo de cultivo para la tiranía y la anarquía.  Duele que bajo este sistema, los delincuentes y peces gordos campean bajo la sombra de la impunidad. Aquellos por donde la cuerda más fácil se rompe, sin embargo, son los que usualmente pagan por los platos que otros rompieron.  ¡Eso duele!

Duele qué nuestros niños no puedan contar con la leche para su nutrición, ni pañales para su vestido, ni medicinas para sanar sus enfermedades, no porque haya escasez sino porque haya mafias en la empresa privada casadas con mafias en el sector público y militar que han acumulado fortunas en base al bachaqueo y contrabando rampante.  Duele mucho que se diga que se hace mucho, pero los resultados dicen lo contrario, pues las colas para hacerse de la harina, pan nuestro de cada día, el aceite, el azúcar, la margarina y tantos otros productos, !crecen, crecen y crecen!

Duele que las reservas internacionales se hayan filtrado a través de la locura e insensatez de un sistema cambiario diferencial diseñado para enriquecer al sector privado,  en conchupancia flagrante con funcionarios públicos.  Duele que, aún ante las evidencias públicas, no haya castigo para los responsables y que se diga que los castigarán con todo el peso de la ley sin ser ni remotamente cierto.

Irónicamente, se multiplica la auditoría en miles de tarjetahabientes que suman muchísimo menos que los grandes peces gordos que se apropian de las grandes tajadas millonarias de nuestros dólares que cada vez son menos.  Aquí las auditorías a los grandes son sumarias, a pesar de que se ha dicho que se publicarán las listas de las empresas defraudadoras del erario nacional por la vía del doloroso control de cambio.

Duele que siendo el Bolívar una moneda intrínsecamente fuerte, se haya hecho el mayor esfuerzo para hacerlo artificialmente débil. Todo ello para favorecer el aspecto anterior.  Duele que  se diga que para protegerlo existe el control de cambios.  ¡Vaya que esto sí duele, y mucho! Pues es ese control maligno y virulento lo que a diario nos aleja más de las posibilidades de reflotar nuestra economía.

Duele que el tren ministerial sea premiado con las ratificaciones sistemáticas acostumbradas y que los cambios que se pregonan no pasan de ser vulgares enroques, que lejos de refrescar la debilitada gestión gubernativa, la hacen cada vez menos creíble y entregada al conservadurismo en el que las voces disidentes son execradas en nombre de una disciplina partidista.

Duele que las empresas del estado estén en las condiciones de deterioro en las que se encuentran producto de la falta de identidad revolucionaria y de la corrupción.  Duele que  hayamos expropiado empresas e instituciones con saldos positivos y las hayamos llevado a la quiebra en el nombre de la revolución. El mayor agravante de este crimen, es precisamente ese, que se le endilgue a la revolución algo que no es producto de ella sino de sujetos que se escudan en ella para operar sus deleznables propósitos.

Duele que la oposición conspiradora de este país sea la primera beneficiaría de la pasmosa incapacidad del gobierno ante los grandes problemas nacionales.  Hoy deben reír, felices y danzando de hilaridad junto al sempiterno imperio, aquellos que que se oponen a la justicia social, a una distribución equitativa de la riqueza, a las misiones sociales que tanto beneficio trajeron al pueblo por ellos olvidado, a las reivindicaciones de los campesinos e indígenas, a la justicia educativa universitaria donde nuestros jóvenes experimentaron la democracia en la asignación de cupos para estudiar.

¡Duele que todas esas reivindicaciones alcanzadas en revolución, las perdamos, paradójicamente, ¡en revolución!  Y no porque la oposición nos venció, sino porque nosotros mismos las tiramos por el albañal.  Eso duele y nos debe llevar a las más profunda de las reflexiones, sin represalias internas, ni cacería de brujas al estilo soviético, lo que finalmente llevó al derrumbe de aquel experimento, donde aparentemente fracasó el socialismo, pero que en realidad, lo que fracasó fue la ausencia de él.

Creo, que debemos acercarnos más al estricto carácter científico del socialismo y elaborar un esquema de construcción nacionalista del mismo; sin calco ni copia, como lo llamaba Mariátegui.  Levantando las alertas, insistía este peruano universal,  para contrarrestar el enquistamiento de una burguesía parasitaria dentro de las estructuras del poder. En este sentido Mariategui exponía: "La revolución socialista encontraría su más encarnizado y peligroso enemigo, —peligroso por su confusionismo, por la demagogia—, en la pequeña burguesía afirmada en el poder, ganado mediante sus voces de orden".

La Revolución Bolivariana, tiene mucho que perder, la conspiración desestabilizadora, mucho que ganar.  Muchas voces internas lo han denunciado y lo han demostrado.  La respuesta de las altas esferas del partido y del gobierno, ha sido contundente y fuera de proporción.  Traidores y disidentes han sido los epítetos más comunes en la respuesta oficial.  No se analiza, sin embargo, que las voces disidentes, no somos voces disidentes del socialismo ni mucho menos del chavismo.  Por supuesto, que hay pescadores en río revuelto, así como lobos disfrazados de ovejas en medio de los rebaños, pero nuestras voces no son meras opiniones ni expresiones personalistas por descontentos particulares ni sectarios, nuestras voces componen y recogen el altisonante ruido de una sola voz: la voz del pueblo.  No hacerlo es un acto de complicidad con lo que no está bien. Hacerlo es un deber y una obligación moral con lo que sí lo está.

Esta voz, por lo tanto, no es contra, sino a favor del Presidente de la República y presidente del partido Socialista Unido de Venezuela, Nicolás Maduró Moros.  Voces desde adentro, voces amigas, voces hermanas desde lo más profundo del corazón.  Los enemigos externos están vencidos.   El carácter del gigante Hugo Chávez, los venció, con la maquinaria creciente del pueblo que lo apoyó.

Ante todo lo mencionado, el debate debe ser interno, pues  el mayor peligro para la revolución no está fuera sino dentro de ella.  Por lo tanto, sigue un profundo debate. Objetivo, científico, democrático, concienzudo, consensual, sincero, cargado de humildad.  Buen momento para hacerlo son las elecciones internas del partido.

El pueblo esta esperando todavía con la paciencia fiel y leal que Chávez le enseñó a tener, pero con con la valentía e irreverencia característica de él; ese gigante que una vez dijo ante la falta de unidad y a la diatriba estéril de los dirigentes del fenecido MVR, "¡si me obligan me voy con el pueblo, carajo¡"

Lgraterolh@gmail.com



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