¿Se perderá la revolución en una cola?

María, es una joven madre/padre  venezolana que vive en una de nuestras barriadas populares, hoy se fue a las 7:00 am al  llenadero con su bombona vacía para intentar comprar una llena para hacer sus labores de la cocina, alimentar sus hijos. Le tocó el número 250; para su infortunio, cuando llegó a su número, se agotó el cupo de bombonas para ese día, con rabia se tuvo que regresar a casa, con su bombona vacía sobre sus hombros. Mañana aspira, poder comprar su bombona llena: “tendré que madrugar, levantarme a las 4:00 am”, dice a sus adentros María, sin perder sus esperanzas. Qué pésimo el servicio que viene prestando  PDVSA-Gas Comunal, acabaron con los camiones aquellos que iban al barrio y repicaban las bombonas cuando se aproximaban, para que el pueblo se aproximara con su bombona vacía al camión. Quienes han dirigido esa empresa, creada por el Comandante Chávez, no han estado a la altura del compromiso Patrio y, la misma, debe ser sometida a una rigurosa y profunda reestructuración, de manera que pueda ser rescatada para el buen servicio público, para servir al pueblo y, servirlo con eficiencia y calidad de servicio.

  Siempre es bueno, tener presente las razones que conllevaron al Comandante Infinito Hugo Chávez a nacionalizar la distribución del gas: evitar la especulación y el acaparamiento, que venían haciendo los empresarios privados, con un producto tan esencial para la familia venezolana en el procesamiento de sus alimentos, y mejorar las condiciones de existencia de las y los trabajadores, ocupados en la distribución de ese vital producto. Tal situación, la tenemos de vuelta solo que, ahora la hacen los servidores públicos al frente de tan estratégica empresa.

  En la Venezuela Bolivariana de los tiempos del Presidente Maduro, en que las políticas de inclusión socialista impulsadas por nuestro Comandante Infinito Hugo Chávez, comienzan a mostrar signos de agotamiento; hasta para comprar los productos de aseo y limpieza hay que hacer colas. Nada difícil, pasar temprano en la mañana, a golpe de 8:00 am, por una de esas cadenas farmacéuticas con presencia casi que, a nivel nacional  y verificar la presencia de compatriotas en cola esperando la apertura de la farmacia. De hacerlo, horas más tardes, casi que seguro, le resultará imposible conseguir los productos de aseo básico como desodorante o  jabón de tocador. Nos comentaba una compatriota, que pudo observar, en una de esas visitas tempraneras a una cadena de farmacias, como una compatriota compró todos los desodorantes que existían sobre el anaquel. Al salir, ejerciendo la buhonería, la compatriota que vio horas antes, en las calles vendía los desodorantes, al doble del precio que tenía en la farmacia. Sobre el comercio formal, ha venido brotando –parasitariamente- toda una red informal, de “comerciantes” especuladores o bachaqueros urbanos, “pirañas” se les llama en algunos medios de comunicación, que dejan sin abastecimiento de productos de alimentos y aseo personal, entre otros, a los comercios formales, revendiendo esos productos que sustraen del comercio formal,  al doble o triple del costo al cual adquirieron esos productos. Y ello ocurre, pese a que la Ley castiga esa actuación, la SUNDEE poco o nada hace  para extirpar de nuestra economía, ese germen de corrupción informal.

  Los privados, en su guerra económica, propician las colas a sabiendas que las mismas no les perjudican sino al Gobierno del Presidente Maduro. Con sus negocios full de compradores, apenas una o dos cajeras atienden a decenas de compradores insatisfechos de no haber encontrado todos los productos que los motivó asistir a la cadena comercial; la tortura, ahora consiste en la larga espera en poder llegar al mostrador y cancelar los pocos productos obtenidos. Y mientras se  llega, no faltarán los “charleros”, sí, esos  mismos que le dieron muy buenos resultados a la CIA en los tiempos del golpe de Estado sangriento contra el pueblo chileno y su Presidente Socialista, Salvador Allende. Allí estarán ellos y ellas, culpabilizando de esa tortura al Gobierno del Presidente Socialista Nicolás Maduro, cualquier semejanza, es pura casualidad, dirán algunos.

  A esa situación debemos añadir, el contrabando de extracción o bachaqueo de productos de la cesta básica que se van hacia Colombia en busca de mejores precios, estimado en un 40% de los rubros producidos e importados para el consumo de los venezolanos y venezolanas. Todo un comercio que se realiza bajo la anuencia de nuestra GNB, con algunos de sus funcionarios implicados en esa actividad  delictiva, dañina contra nuestra Soberanía Nacional; sino, cómo explicar camiones repletos de alimentos y mercancías, transitando libremente hacia el país hermano.

     Las colas son la manifestación de anomalías en el aparato económico nacional. Asimismo, son la expresión de la lucha de clases, intensa lucha de clases, que se desarrolla en nuestra sociedad. Se trata, a fin de cuentas, de la lucha por su supervivencia de dos modelos de economía antagónicos entre sí. Ello es explicado, por los agentes del imperialismo en territorio Patrio, como el fracaso del modelo Socialista implementado por nuestro Comandante Infinito Hugo Chávez: "El modelo que propusieron está haciendo agua por todas partes. Fracasó y no saben cómo salir de la crisis, porque hasta se robaron la plata que antes usaban para tapar sus fallas a billete limpio. Son víctimas de sus propias mentiras y de su propio malandraje" (El Universal, Declaraciones de Capriles Radonski, 27-10-2013). Pero, qué tan ciertas son las declaraciones del triple derrotado ex candidato presidencial? Fracasó realmente el modelo de Socialismo Bolivariana propulsado por nuestro Comandante Chávez o será el modelo de capitalismo rentístico el que ha hecho aguas?

  Lo primero que debemos tener claro, es la naturaleza del capitalismo instaurado por el imperialismo en nuestro cuerpo nacional: capitalismo rentístico lo llaman los economistas, el cual funciona más o menos así: “El capitalismo rentístico lo caracteriza en rigor la distribución, por el Estado, de una renta internacional de la tierra proveniente de una materia prima de propiedad nacional − para todos los efectos prácticos, el petróleo–. (…)  “El Estado-propietario recibe unos dólares del resto del mundo que no precisan de una contrapartida interna en esfuerzo productivo, por lo que su decisión de hacerlos privados a través del mercado puede cumplirse a cualquier tasa de cambio”. (…) “La entrega de dólares a cambio de bolívares, sea cual fuere el procedimiento institucional que sirva de puente para tal fin, no es otra cosa que la dación reciproca de capacidades de compra externa e interna. Es así como el Estado-terrateniente cumple la voluntad de poner en manos privadas la renta de su propiedad, mediante la entrega de más poder de compra del que recibe a cambio. Por ese intercambio desigual en el mercado de divisas, entre otros mecanismos, el Estado-propietario transfiere el provento rentístico” (Teoría Económica del Capitalismo Rentístico, Asdrúbal Baptista, 1997). Ya por aquellos años, Baptista anunciaba el fracaso del modelo de capitalismo rentístico: “El colapso del modo económico rentístico, en efecto, no tiene por necesidad que ocurrir como consecuencia de la desaparición abrupta del provento en cuestión, con lo cual la fuente de movimiento del sistema de súbito se esfumaría, deteniéndose la producción y el intercambio. Antes bien, y esa es una importante paradoja por considerar, dicho colapso puede ocurrir, y de hecho así sucedió, en el medio del auge de los ingresos provenientes de la renta. El colapso ocurre, en suma, no cuando la renta merma y desaparece, sino justamente en el caso contrario” (Teoría Económica del Capitalismo Rentístico, Asdrúbal Baptista, 1997).

  El colapso del modelo rentístico capitalista es un hecho irrefutable: “La burguesía en 14 años importó $122.391 millones más que en los 49 años anteriores al Gobierno Bolivariano.  Como se aprecia, en la medida que pasa el tiempo las industrias de la burguesía se vuelven más ineficientes, y el incremento de las importaciones es exponencial lo que indica que su negocio es la especulación cambiaria, financiera y comercial y no la producción, siendo este el modelo actual de acumulación de la lumpen burguesía, porque la sustitución de importaciones, como modelo de acumulación, se agotó hace mas de 20 años. Es por esto que la lumpen burguesía se constituyó en un fardo agobiante, para el avance de los equilibrios macrosociales. El costo de mantener el modelo especulativo de acumulación de la lumpen burguesía es un costo tan elevado, que impide el desarrollo del modelo socio-político bolivariano que impulsó el Comandante Chávez con éxito formidable” (El Fracaso de la burguesía subordinada y dependiente, arrastra a la Revolución Bolivariana a su fracaso”, Carlos Armando Lazo, 03-06-2014). De allí que coincidamos con Lazo: “Cualquier alianza de la Revolución Bolivariana con esta burguesía, consolidaría la subordinación de la economía venezolana a las transnacionales y sellaría la imposibilidad de un desarrollo autónomo, con lo cual el Primer Objetivo Histórico del Plan de la Patria sería vulnerado y en consecuencia, también la construcción del socialismo, que es el II Objetivo Histórico”. Sin embargo, como lo expresara nuestro Comandante Infinito Hugo Chávez: "el viejo modelo, sin embargo, se resiste a morir. A través de sus pensadores, escritores y argumentadores de todo género, trata desde hace varios años de esconder su realidad, elaborando y presentando planes o proyectos de 'estabilización' y de 'ajustes', según los cuales bastarían unas cuantas medidas monetaristas y fiscalistas, además de las 'incómodas pero necesarias políticas sociales', para 'superar' la crisis'.

  En contraposición a lo manifestado por los agentes del imperialismo en territorio de Bolívar y Chávez, estimamos que las políticas de inclusión social, de rescate de la soberanía e independencia nacional en todos los órdenes: petrolera, militar, educación, cultura, vivienda, salud, alimentación, ha sido exitosa. El Comandante Chávez, ahora Maduro, impulsaron con suficiente fuerza el enriquecimiento de nuestro pueblo, no solo desde el punto de vista de su mejoría en cuanto a ingresos y mejores condiciones de existencia, sino en el acceso a la salud, la educación y la cultura. Esa política de inclusión, de Socialismo Bolivariano, impulsada años después del golpe de Estado de abril de 2002, con la implantación de las Misiones Sociales, comienza a colapsar al encontrarse con un modelo capitalista rentístico insuficiente en su capacidad de satisfacer las ingentes necesidades de bienes y servicios vitales de todo tipo, que ahora reclama el pueblo venezolano. Chocando esas necesidades con un aparato productivo totalmente improductivo, que prefiere importar antes que “arriesgarse” a producir y bastante, para satisfacción de una demanda creciente de un pueblo con niveles altos de ingresos y un alto consumo. La respuesta de la burguesía parasitaria venezolana no puede ser más desconcertante, incrementos de  precios, especulación y escases; en fin, guerra económica. Aunque parezca desconcertante, el modelo Socialista impulsado por nuestro Comandante Infinito Hugo Chávez, en tiempos de Maduro, ha implosionado el modelo capitalista rentístico, lo ha hecho añicos.

  Las colas son el reflejo palpable de esa realidad, en que lo nuevo no termina de nacer y lo viejo se resiste a morir, y lo que estamos viendo son los monstruos de ese proceso, como decía Antonio Gramsci. Quienes pretendan resolver ese dilema con la “armas melladas del capitalismo”, sin duda, estarán destinados al fracaso. Solo afianzando las políticas sociales y Socialistas desplegadas por nuestro Comandante Chávez en vida, permitirán impulsar el nacimiento de lo nuevo, la nueva Economía Socialista, basada en la tesis de nuestro Padre Libertador Simón Bolívar: “El sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce la mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”, y ello, solo es posible hacerlo, con la certeza que tenía nuestro Comandante Infinito Hugo Chávez: “no es posible construir la felicidad de los pueblos sin superar el capitalismo”…



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Henry Escalante


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