El pasado jueves, en la víspera del viernes de Concilio, los venezolanos asistimos al mejor espectáculo televisivo de los últimos tiempos. Vimos desde el Salón “Ayacucho” en el Palacio de Miraflores, a nuestros actores políticos (gobierno y oposición) decidiendo por el futuro de la nación.
Esta primera reunión conciliatoria sirvió para decirse de todo, de lado y lado. Ni la Vinotinto cuando buscaba el cupo para el Mundial de Brasil tuvo tantos seguidores como este match entre los 11 de la oposición y los 11 del gobierno.
Hubo para todos los gustos desde las encendidas intervenciones de Blanca Eckout, Aristóbulo Istúriz, José Pinto, Diosdado Cabello, Andrés Velásquez, hasta las comedidas muestras de pedagogía política de Henry Ramos Allup( quien destacó que no jugaba en esa cancha desde hacía 15 años) y Henry Falcón, pasando por el clerical Roberto Henriquez o el “fuera de lugar” Dídalco Bolívar. Capriles no estuvo en su mejor momento. Tampoco Julio Borges. Destacaron “el tú siempre me has caído mal” de Jorge Rodríguez. Y desde luego, las precisiones económicas de Omar Barboza o los señalamientos de Rafael Rodríguez.
En ocasiones el moderador, Jorge Arreaza, hizo de actor, pero era que el juego era en casa y ellos (el gobierno jugaba de local). Lo de Liborio Gaurulla también fue impactante. Aborigen, venezolano, gobernador y también atacado. Hubo de todos. Fue un excelente ejercicio de catarsis política, en líneas generales.
Por lo menos los venezolanos ya supimos que esta historia no terminará en violencia si no en sana paz. El capitán del Gobierno, Nicolás Maduro, ahora tiene una oportunidad con “esa congelada de balón” para preparar mejor los ataques de su equipo. Y la oposición, por lo menos la que asistió al encuentro mirafloriano garantizó que la pelota está de parte del Presidente y es él que sabrá anotar gol o perder el partido.
Lo cierto es que comenzando esta Semana Mayor tendremos la oportunidad de volver a disfrutar de este segundo encuentro. Será el martes santo. Amanecerá y veremos. Todo sea por la paz y la tranquilidad del país y de sus habitantes, que queremos trabajar y producir como Dios manda, sin hacerle el juego a ninguno de los imperios.
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