Se fue el amigo, el trabajador y luchador incansable, el humanista, el revolucionario, el llanero, el beisbolista, el hombre de pueblo, el echador de broma, el líder de mil batallas victoriosas, el padre y hermano, el comandante…
Hugo Chávez hacía cosas que te sorprendían día a día. Cosas que nosotros no nos explicábamos como las hacía y las hacía por nosotros. Por los más necesitados, los más humildes, por los que Perón llamaba los “cabecitas negras” los descamisados, por su pueblo, por nuestro pueblo. Ganaba elecciones, si, pero más allá de eso, ganaba corazones. Conocí gente que no le caía, que no lo quería. Pero al conocerlo salían con una sonrisa en la cara, que decían: “no soy chavista, pero que tipo tan arrecho” Así era Chavito, el hermano Hugo, no lo conocías personalmente pero era miembro de un circulo tan intimo, tan tuyo, que la perdida que hoy sientes es como si se muriera un amigo de la infancia, un miembro de tu familia. Así era El Comandante.
Venció a enemigos 10 veces más fuerte que él. Un mariscal de la política, un genio de la estrategia, Chávez, con su verbo y su acción, fue forjando una leyenda que perdurara por siempre. Leía ayer una frase: “el chavismo nace hoy, y durara décadas” El movimiento político que forjo, que creo, que amaso y cargo sobre sus hombros, jugara un papel protagónico en Venezuela y el mundo. Ya en Venezuela nunca más se hará política sin pensar en el más humilde, en el pueblo llano, en vencer la pobreza. Ese es un legado hermoso, cristiano y constante.
Un pueblo que le amo y lo siguió hasta el último día, también es un legado de él mismo. Este pueblo aprendió que puede levantarse y andar, gritar y exigir, vencer y ser reconocido. Más nunca en Venezuela se gobernara a sus espaldas, y si se intenta, este pueblo ya sabe qué hacer. Así se lo enseño el camarada, el hombre que más discursos ha escrito, declamado, el presidente más público y más abierto. No hubo día en 14 años que no tuviéramos una frase, un ejemplo venido de su genio. Y esa palabra se podría recopilar en miles de enciclopedias. Cuando las generaciones futuras se encuentren en un callejón sin salida, solo le bastara volver a Chávez, y una luz los guiara. Así de importante es y será Chávez.
Ese hombre que venció hasta convenciones políticas. Un hombre venido de una pobreza llevada con dignidad, llego a la presidencia en un hecho tan improbable como impresionante. Un militar, un soldado, con una vocación por la democracia incalculable. Todo lo preguntaba a su pueblo el presidente, un líder que prefería el voto siempre, pero siempre ante cualquier cosa.
Pero lo que más me impresiona de Hugo, del Chávez, es su capacidad de hacernos entender que en Venezuela podemos ser. Así mismo, solo ser. Antes de Chávez, el venezolano se acostumbro a decir que no podíamos ser felices, soberanos, una potencia, un país grande, unido, un país por, para y de los venezolanos. Paso Chávez como un huracán, como un fenómeno de la naturaleza, y hoy, somos diferentes, más libres, más consientes, más patriotas, más comprometidos. Este donde este Hugo, ese amigo, puede sentirse satisfecho. Aún nos queda mucho por hacer, pero las bases de nuestra única e irrenunciable independencia están construidas. Hoy y por siempre, Venezuela tiene un punto de partida y de origen. Hugo Chávez, el de la Rabo e' cochino, el echador de broma, el que se conmovía por los niños y niñas, el que vivió y se extinguió como una llamarada de luz en el llano, el que dio su vida por un ideal, por un país.
La vida te da opciones. Formas de vivir y morir. Hugo decidió vivir de la forma más espectacular y desinteresada, consumiéndose, como el mismo decía, por nuestra patria. No importa el pensamiento que tengas, un hombre que es capaz de dejar la vida por un ideal bueno y puro, siempre será digno de ejemplo, un modelo a emular y una forma de sentir, respirar y sentir a un país. Seamos como Hugo.
Hugo Rafael Chávez Frías, hasta siempre.
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