El triunfo de la unidad

Durante el siglo XX el 23 de enero de 1958 fue la más importante y avasallante acción de las masas populares que el pueblo venezolano llevó a cabo, al impulso de una unidad nacional como nunca se había conseguido a lo largo del siglo. La Junta Patriótica implementó una política que le permitió incorporar a todos los sectores de la sociedad y finalmente a la inmensa mayoría de la Fuerza Armada.

El ataque estuvo centrado contra Pérez Jiménez, Vallenilla Lanz y Pedro Estrada. Se afirmó que se estaba dispuesto aceptar incluso a los perezjimenistas honrados y la huelga general insurreccional alcanzó tal magnitud que puso en fuga al dictador en menos de 48 horas, pese a que se trataba, como se decía entonces, de “la dictadura mejor armada de América”, que contó con el apoyo total de Estados Unidos hasta los últimos días. Es absolutamente falso que el imperialismo yanky estuvo contra la dictadura y, en todo caso, permaneció neutral después de que en diciembre del 57 se firmó el pacto de Nueva York entre Betancourt, Caldera y Villalba. Además, los yankys estaban viendo con preocupación el prestigio y la influencia que adquiría el Partido Comunista en la lucha contra la dictadura.

Los comunistas venían denunciando los preparativos del golpe contra Rómulo Gallegos y señalaban a Pérez Jiménez como el cabecilla de la conjura; por eso, al producirse el golpe del 24 de noviembre de 1948, Tribuna Popular escribía: “Desgraciadamente se cumplieron nuestras previsiones”. El Partido Comunista planteaba la necesidad de un bloque nacional unitario para enfrentar con las masas populares a la dictadura. Por el contrario, Acción Democrática centraba sus esfuerzos en la salida militar. En sus distintas posiciones, ambos partidos mantenían puntos de vista polémicos. Finalmente, el propio 23 de enero daría la razón a los comunistas.

La unidad que logró derrotar al régimen dictatorial tuvo su antecedente más importante en la huelga petrolera de 1950, cuando comunistas y adecos actuaron unitariamente y esto habría de influir decisivamente en las bases de Acción Democrática, las cuales no acataron la consigna de abstención que desde el exterior lanzó Rómulo Betancourt y este hecho infringió una contundente derrota electoral en noviembre de 1952, resultados electorales que desconoció Pérez Jiménez.

Este fue también antecedente para la unidad que culminó el 23 de enero. El Partido Acción Democrática tampoco acató la línea política de Rómulo Betancourt de no integrar la Junta Patriótica. Ocurrió que Simón Sáez Mérida ingresó clandestinamente al país, se encargó de la secretaría general del partido y desobedeció las órdenes de Betancourt incorporando el partido a la Junta. Estos hechos explican que haya sido Acción Democrática el último partido en integrar la Junta Patriótica.

Fue el Partido Comunista el que tomó la iniciativa de formar el instrumento unitario y encargó a Guillermo García Ponce de esa misión, quién contactó en primer lugar a Fabricio Ojeda (URD) y ambos iniciaron las conversaciones con las otras organizaciones. Es preciso destacar la sabia conducción política de la Junta al concentrar la lucha contra los tres personeros más odiados de la población por ser los principales responsables de la represión criminal que caracterizaba al régimen.

Sin lugar a dudas, la unidad de la clase obrera facilitó considerablemente la unidad que impulsó la Junta Patriótica y frustró las maniobras anti-unitarias de Betancourt. Este había propiciado la división sindical de 1944 como paso fundamental para los planes conspirativos contra Medina Angarita y después, en 1961 propició nuevamente la división para consumar la traición contra los ideales del 23 de enero de 1958.

El imperialismo había observado la importancia de la unidad de la clase obrera en las huelgas petroleras de 1936-37 y 1959, en la lucha contra la dictadura y el papel que el Comité Sindical Unificado había jugado en los formidables movimientos de masa que en 1958 derrotaron los golpes reaccionarios.

Todo demuestra de manera muy clara el significado de la unidad de la clase obrera en aquellos acontecimientos. Por esa razón el imperialismo yanky ha propiciado y sigue propiciando la división de la clase obrera venezolana.

robertohernandezw@gmail.com


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Roberto Hernández Wohnsiedler

Abogado y Sociólogo. Fue diputado, vicepresidente de la Asamblea Nacional, Ministro del Poder Popular del Trabajo y Seguridad Social y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Es autor del libro La Clase Obrera y la Revolución Bolivariana.

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