Comprendiendo los tiempos de la Revolución Bolivariana

Sucede a menudo entre algunos simpatizantes de la revolución bolivariana, el cuestionamiento en torno a cómo después de catorce años de gobierno del presidente Chávez, aún la estructura ideológica de este inédito proceso muestre debilidades que obstaculizan el avance de tal proyecto político. Se esgrime así el argumento de un pueblo llamado “chavista” con particulares muestras de raquitismo ideológico, poco consustanciado con el concepto de revolución que esgrime como máxima. Pero, más allá de las consideraciones de orden emotivo que estimulen esta intranquilidad en algunos simpatizantes de la revolución, creemos necesario señalar que la misma requiere de componentes de orden crítico que permitan comprender, sin nerviosidades ni apresuramientos emocionales, la dinámica sobre la que transita la construcción de la historia, y mucho más definidamente, la historia de los pueblos latinoamericanos.

Lo anterior se hace, no sólo comprensible, sino necesario como forma de análisis al situarnos ante los modos en los que los pueblos procesan sus cambios, estando estos últimos sujetos a los tiempos y sus contextos. Latinoamérica, y dentro de ella Venezuela, constituyen un complejo espacio del mundo, caracterizado por una historia de transgresiones foráneas que fueron encargándose progresivamente de formar en el imaginario popular de sus pueblos una inclinación de orden nacionalista y cultural que, antes de comprender el complejo entramado ideológico de eso que llamamos revolución, ha puesto en práctica un sentido de lucha social, fundamentado en la apreciación del discurso del presidente Chávez en cuanto a la agresión y hegemonía económica de las clases dominantes, la exclusión social de los pobres y la invisibilización que de ella deviene. Esto ha devenido en un sentimiento de inclusión, de visibilización, de valoración de los “pata en el suelo”, de un nuevo sentido de pertenencia que debe ser entendido como la fuerza motora que ha activado a un pueblo apegado al factor sentimental, emocional y de amor hacia el presidente Chávez y su discurso.

¿El manejo de lo ideológico? Seguro que sí es fundamental. ¿El conocimiento de lo filosófico? También. ¿Lo político desde las ciencias que lo explican? No lo descartamos. Pero la comprensión de los momentos y sus respectivos contextos en la historia política y, más en concreto el de esta revolución bolivariana, amerita saber distinguir sus procesos, y dentro de ellos el peso específico y determinante que juega la valoración del imaginario popular, entiéndase sus sentimientos, sus sueños, sus apegos a la emoción como agentes claves para el posterior entendimiento de elementos de orden político- ideológico. No olvidemos, tal como lo dijera el escritor Gilberto Chesterton, que “…uno de los extremos más necesarios y más olvidados en relación con esa novela llamada Historia, es el hecho de que aún no está acabada”. Y la de este proceso revolucionario en Venezuela apenas comienza.


luisjosemotta3@gmail.com



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