Cuando deseamos mal al prójimo

El sólo hecho de querer el mal para otra persona, es tan peligroso, como deleznable.

Nadie que sienta temor de Dios desearía la muerte a un ser humano. Los cristianos, por lo menos nos distinguimos porque seguimos el ejemplo divino, o por lo menos, nos proponemos seguirlo, aún cuando nuestra naturaleza humana nos juegue algunas malas pasadas. Siempre nos encontramos con errores propios de esa condición.

No solo es de muy mala presentación, sino que es antiético, estar enviando mensajes en ese sentido: Que el Señor Presidente Hugo Chávez, ya murió. Primero, es una mentira; segundo, es una actitud recurrente: que ya no puede caminar, nos decían cuando la primera ‘operación quirúrgica; que no duraría sino dos meses, a partir del primer diagnóstico de su enfermedad, y gracias a Dios, ya va más de año y medio de esa fecha; que no llegaría al día de las elecciones…

Por Dios, ¿por quién nos han tomado? ¿No sienten un ápice de vergüenza cuando se arriesgan a dar semejantes noticias? Igual cuando dijeron que había muerto el Presentador del programa La Hojilla, después, que un Ministro, y no les corre ni ¿tantico de dignidad, promover semejantes noticias que al día siguiente son desmentidas? Ahí están pintados los opositores al gobierno venezolano, dueños de medios de comunicación.

Todo con la intención de causar dolor, angustia, desasosiego en las y los venezolanos. Por otro lado, descalificando al Señor Vicepresidente Nicolás Maduro, que porque es solamente un Bachiller.

Pero, ¡Qué Bachiller! Con una facilidad de expresión y desenvolvimiento excelente en los diferentes foros, cumbres y todas las ocasiones donde ha ido a representar a Venezuela, cuando el Comandante no ha podido ir por culpa de sus ocupaciones o enfermedad.

Definitivamente, si es cierto eso que es un bachiller, es un hombre superdotado, porque se le observa un manejo excelente de la comunicación y dominio del contexto histórico-político en el cual se desarrollan las relaciones sociales y políticas nacionales e internacionales de su país.

En mi país, todos, pero todos los presidentes y sus representantes, tienen que leer un discurso, o valerse de los medios modernos para leer sin perderse el hilo de su intervención. Yo admiro el dominio comunicacional que tiene el Presidente Chávez, quien durante 7 y 8 o más horas, sostiene su discurso el cual es ilustrado con ‘chistes, historietas, canciones, poesías, y sin perder la conducción del tema. Su Vice-presiente, va en el mismo camino.

Es muy interesante escuchar al Presidente Chávez, y uno no se cansa, porque él se pasea por todas las áreas del saber: tan pronto te habla de Filosofía, y cita sin equivocarse a los grandes expositores de esta ciencia, como también de Historia, Geografía, utilizando siempre el mapa para localizar geográficamente los lugares a los cuales se refiere: ¡excelente maestro!

Felicito al Vicepresidente Maduro y a los venezolanos, porque todos los funcionarios chavistas, gozan de las mismas características.

De la misma forma hemos observado ya a los estudiantes revolucionarios. Se parecen a los cubanos, cuando están frente a un auditorio o en una plaza púbica. Esto lo hace la preparación y especialmente la formación revolucionaria. Nos recuerda los discursos de los jóvenes estudiantes revolucionarios en Colombia de los años 60 y 70, cuando después de clase, se reunían a debatir, controvertir, leer, y prepararse en todo lo relacionado con el contexto histórico-político del momento. ¡Cómo se ha perdido eso en Colombia! Ahora, da tristeza ver el desenvolvimiento de un bachiller. En Colombia nadie pierde el año, aún cuando no estudie. Las últimas leyes permiten a un estudiante no ganar hasta tres asignaturas, y sin embargo pasar al curso siguiente. Todo, para retenerlos en el colegio y no tener tanta gente buscando trabajo. Esto es, ¡Decepcionante!

Demasiado laxa nuestra legislación escolar.

Por todo lo anterior, felicito al pueblo venezolano, a todos los ministros y especialmente al Vicepresidente Nicolás Maduro. Llamo con todo respeto a los contradictores, a respetar el sentimiento de los venezolanos especialmente a todos los seguidores del Presidente Chávez; a su familia, y a él en particular. También los invito a reflexionar sobre su qué hacer. Ser opositor no tiene que convertirlos en gente inhumana, irrespetuosa, ni a perder la espiritualidad, que es condición inherente al ser humano.

lavellaneda_16@yahoo.es


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