Habla el Comandante

En las instituciones generalmente militares, el titulo de Comandante se obtiene por designación. En las sociedades, ante la Historia, y en las revoluciones los comandados lo establecemos.

En la Republica Bolivariana de Venezuela tenemos un Presidente de todos de hecho y de Derecho, elegido por las mayorías en elecciones libres.

Esas mayorías además, identificamos en el Presidente a nuestro Comandante, a Nuestro Comandante Presidente. El guía de la Nación por senderos de mayor Soberanía, Justicia Social, Paz y engrandecimiento.

Su comando ha logrado que nuestro País gane respeto y reconocimiento en el concierto de las naciones; porque no nos vendemos, ni callamos ante las injusticias y la ignominia aunque se enerven hasta los reyes. Por eso también lo reconocen como Comandante otros Pueblos de la Patria Grande en liberación, y pueblos de otras regiones del planeta que sufren nuevos holocaustos cometidos por naciones que solo ven futuro en la depredación. No lamemos la bota del mundo de las cosas por poderoso que sea, su precio no nos deslumbra pues conocemos su poco valor.

Comanda la construcción de un Proyecto Nacional, compartido por las mayorías, y aun con el rechazo de las minorías, nadie puede negar que sea un proyecto de Nación que no responde a políticas entreguistas, excluyentes y cortoplacistas, como las impuestas por la llamada democracia representativa del siglo pasado.



Comanda un proceso revolucionario donde la palabra amor se convierte cada día en acción directa logrando mejoras en la alimentación, salud, educación y vivienda de nuestros hermanos.

Un proceso donde se considera a nuestros compatriotas incluidos e iguales no limosneros. La mayor crítica que los más encarnizados opositores de oficio pueden hacer es, que estas misiones dan prioridad a los más desposeídos. Suponemos que semejante crítica la aplicaran también a Jesús.

Comanda un tiempo, donde todos hemos vuelto a enarbolar la bandera, a cantar el himno, a tener héroes propios de vinotinto, genios donde la genialidad se hizo popular y canta e interpreta música para la admiración de las naciones, donde nuestra cultura es reconocida como patrimonio de la Humanidad y se nos reconoce autoridad moral en materia de Derechos Humanos.

El grito solitario de nuestro Comandante, pregonando que: otro Mundo es posible, que es necesario imponer la cultura de la Vida ante la cultura de la muerte, en apenas una década se hizo coro entre los Pueblos. Lo hemos escuchado en la meseta boliviana en las regiones del Perú, en las selvas y montañas del Ecuador, Colombia y Brasil. Ese grito alcanza a los invisibilizados pueblos originarios del Sur, y en el tapiz de Centroamérica. Lo hemos escuchado en lenguas orientales, asiáticas, del áfrica negra y árabe. Lo hemos escuchado en murmullos esperanzados de minorías esclavizadas por un imperio.

El Comandante ha hablado. El Presidente en un acto de responsabilidad como solo puede hacerlo un verdadero Comandante, nos ha hablado a todos y a cada uno de nosotros. Ha indicado los detalles de la nueva batalla que enfrenta, no solo; sino con todo lo que cada uno seamos capaz de ser y de hacer en esta hora y en este tiempo. Además previsivo, ante lo duro de la batalla, nos ha indicado las vías para mantener el rumbo hacia la Victoria Siempre.

Esta es la hora para que todo aquel que alguna vez lo haya llamado o lo llame Comandante, muestre y demuestre que es, de que esta hecho, que somos y de que estamos hecho cada uno y todos nosotros. La fuerza del amor florece cuando nos sentimos alegres, esa misma fuerza puede dar frutos cuando sentimos dolor.

Desde el origen, somos un Pueblo para la trascendencia (“Seguid el ejemplo que Caracas dio” ). Somos intensos, por eso nos clasifican entre los pueblos más felices de la Tierra y en las horas mas duras nos crecemos. Somos capaces de permanecer firmes aunque tiemble la Tierra y nos agigantamos “ante la propia Naturaleza”. Somos los mismos que recorrieron este continente a caballo cruzamos cumbres. Además de todos los triunfos, también somos los rebeldes de los febreros, los que sobrevivieron a la vaguada del 99, los del abril del 2002, los luchadores que enfrentamos tres meses de golpe petrolero. No basto que pisotearan nuestra dignidad la mayor parte del siglo veinte para destruirnos, pues estamos construyendo el mayor proceso de cambio de comienzos de este siglo.

Aceptamos los dioses de otros junto a los nuestros sin recriminarlos ni matarnos; y somos capaces de hasta tener nuestros propios santos aunque otros no los llamen así, y tal es nuestra esencia, que nuestros santo es un médico.

Todos nuestros buenos deseos y oraciones para el Comandante, son necesarias. Pero no basta (“no basta rezar”), no es la única tarea. El Comandante ha hablado.

Consideremos que la horda negativa cree tener una nueva oportunidad, la integran los zombis de la historia, los cipayos, los palangristas, los quinta columna, los depredadores internacionales y los acomplejados que no perdonan al Comandante cerrar el siglo 20 y marchar en el siglo 21 como el compatriota mas trascendente y de mayor impacto en el contexto mundial.

Cada uno de nosotros y todos, debemos sumar trabajo, esfuerzo y logros, unidos por lo que tenemos en común, por nuestras comunes ideas, valores y sueños. No es hora para el debate de las diferencias, es la hora de la unión y el ideal compartido. Es la hora de todos, convertidos en constructores y guardianes. Construcción continúa de la Patria Bonita y de la Patria Grande, guardianes permanentes contra las acechanzas internas y externas.

Es la hora de unir las mejores fuerzas del Universo, pero conscientes de que parte de esa fuerza la generamos nosotros que estamos hechos del mismo material.

Con determinación todos las mujeres y hombres de buena fe a trabajar, ninguno es pequeño, ninguno tiene excusa, cada uno y cada una en nuestra trinchera, en nuestra torre, es la hora de ser grande, ese es nuestro compromiso Es la hora de afirmar nuestra propia dignidad y el derecho a llamarlo Comandante.


milthon.chavez@gmail.com


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