Hermanos queridos: vendrán anuncios que harán tronar los cielos

Estas son horas silenciosas.

Y debemos estar firmes y serenos, con voluntad de hierro para encarar las más difíciles circunstancias, fueren las que fueren.

El Comandante nos habla desde su corazón para que obedezcamos cerradamente sus peticiones. Hay que obedecerle, él que tanto ha sabido obedecernos a nosotros.

Él, que supo también mandar sobrellevando el peso de los anhelos de su pueblo.

Tenemos que llenarnos de Chávez en esta hora tan crítica y dolorosa, para poder entender y asumir los riesgos y peligros que nos acecharán.

Y llenarnos de una demoledora y granítica fortaleza.

Porque sólo lo que es fuerte es amado.

Yo no he rezado porque creo en algo mil veces más poderoso que cualquier rezo: EL AMOR.

Y hay que amar con locura hasta el último soplo de vida. Y amar es poder...

No podemos perder el poder un sólo instante.

Y hacerles saber a los enemigos que nuestra determinación es mantenernos en los mismos pasos que nos ha marcado el Comandante y que esta decisión será nuestra única e invariable divisa.

Más aún, debemos reforzar nuestra entereza en todos los campos de la batalla nacional e internacional.

Nosotros tenemos que querer y para querer hay que tener poder. Para avanzar requerimos del poder. Nosotros existimos hoy gracias a que queremos y a que el Presidente Chávez pudo conservar el poder para nosotros, para su pueblo. Un poder que es liberador. Un poder que es creador. Un poder que es sabio, humano y amoroso.

Voluntad creadora, como nos dice nuestro Comandante.

Nosotros hoy tenemos vida y por lo tanto debemos también tener voluntad de dominio. Crecer, crecer, como hasta ahora lo hemos hecho. Despiertos, alertas, firmes, con carácter y determinación.

Nosotros somos fuertes porque tenemos enemigos.

Y tener enemigos nos hace fuertes en el combate. Es esencial saber que los enemigos no desparecerán. Es esencial saber que el enemigo vendrá a tendernos la mano.

Es esencial entender que el enemigo tratará ahora de tocar a nuestras puertas y llamar muy apocadamente con sus trampas y zancadillas de “reconciliación”.

El que se encuentra TULLIDO EN SU ALMA, el que persigue volver por sus fueros, el maldito explotador y miserable oligarca, tratará de decir que él quiere la paz, la armonía y la hermandad entre todos los venezolanos.

¡CUIDADO!

Todo sencillo trato con el enemigo controlado por los imperialistas, empieza por promesas muy dulces, pero acaba en la ruina, la esclavitud, la destrucción y el crimen.

Y tenemos todos que convertirnos en visionarios.

Porque el que ansia amar debe también estar dispuesto a morir.

De modo que nada de cuerpos o pensamientos pusilánimes; nada de ideas pusilánimes.

Aquí nadie se entrega, aquí nadie se rinde.

Y ser como Chávez quien por por tener fe en sí mismo siempre apela a la verdad.

Ya vemos que muy pronto el enemigo se desengañará si sabemos ser fuertes.

Hay que provocar en ellos un gran desengaño.

Que no se hagan ilusiones.

Llegarán de todos lados los llamados a esa contrahecha petición de los traidores de que se llama “reconciliación”; que todo eso es una feroz puñalada al Comandante.

Nuestra única reconciliación es con los ideales del Libertador.

Hay que estar preparado para las más terribles verdades.

Estoy lleno de dolor, pero dispuesto a resistir, a resistir y vencer, vencer..., mil veces vencer.


jsantroz@gmail.com



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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