La Constituyente como acto de subversión

 

El momento político que deviene en constituyente obliga a continuar aglutinando fuerzas para impulsar el proyecto del pueblo bolivariano como un proceso de ruptura con el orden establecido. De eso se trata: Desmontar el poder constituido por uno nuevo, romper la estructura de dominación, fracturarlo para demoler así el viejo sistema. Proceso que delineamos como participativo, protagónico profundamente democrático.

El triunfo electoral del 7 de Octubre legítima el plan de la patria. El Presidente Chávez ganó para profundizar la revolución bolivariana. Suscribir la propuesta popular constituyente expresada en el Segundo Plan Socialista de Desarrollo de la Nación 2013-2019 va más allá del llenado de un formulario de propuesta. El mecanismo de la consulta popular debe generar una profunda discusión que contenga elementos claves de la transición al socialismo vistos en el horizonte estratégico a largo plazo, evitando la distracción provocada por la frecuencia de los procesos electorales.

Los procesos electorales son una distorsión de las contradicciones propias de la lucha de clases, José Vicente Rangel en su libro de entrevistas al Comandante Chávez señala: "victorias y derrotas son cosas muy claras, muy contundentes. Se ganan o se pierden elecciones, no hay término medio". (pag.175). Los resultados electorales no determinan la nueva hegemonía, la alternancia de los partidos en las estructuras de gobiernos son ejes direccionales de la socialdemocracia, del contrato social diría Rousseau. La lucha de las clases en el marco de la "fiesta electoral" se subsumen como libertades democráticas burguesas; no hay ruptura real: las victorias electorales son necesarias pero no son determinantes para la constitución hegemónica de la clase trabajadora.

El debate constituyente debe garantizar el ejercicio de la participación, el protagonismo y el poder decisorio de las bases como expresión de la democracia plena.  El método de recolección, procesamiento y sistematización de las opiniones, propuestas, mesas de trabajo y formularios en internet con su debidos escritos y soportes físicos o electrónicos, a la final debe culminar con un ejercicio decisorio o refrendario.  La discusión del programa de la patria va más allá de la obra, ejecución, control y evaluación. La direccionalidad política revolucionaria de carácter estratégico hacia la transición al socialismo debe democratizar la toma de decisiones. Como diría un estratega militar: la táctica nunca puede estar por encima de la estrategia, de tal manera que un "proyecto de ejecución" por sí mismo no garantiza el avance de la revolución.

Cuántos proyectos justificados, ejecutados, cuantas obras entregadas, cuantos beneficiados por las políticas sociales, cuántos recursos bajados a cooperativas, consejos comunales, sin embargo la derecha ha avanzado electoralmente. Si la determinante fuese cuantitativa, solo con las misiones educativas, de salud y vivienda deberíamos ganar con mucho más holgura las contiendas electorales. Pero eso no basta.

La formación y elevación de la conciencia política del pueblo bolivariano es fundamental para poder avanzar. Quebrar la idea de la clase dominante del tener para ser, del acumular, de la lógica del capital: debe ser derrotada. Los sectores y clases representantes de la dominación, sus ideas burguesa de la vida, sus dirigentes políticos de derecha y sus reformas en el marco del desarrollismo, tienen terror a la toma de conciencia política del sujeto colectivo que desde el Caracazo del 89 tomó la decisión de participar en la calle, en los espacios públicos, para producir los cambios profundos aún pendientes. He allí la naturaleza subversiva de la ruptura de lo constituido.

Hay que romper la columna vertebral del estado burgués que se niega a morir y que toma nuevos aires. Es el Debate Constituyente y el Poder Decisorio Refrendario la única fórmula capaz de renovar y generar acciones propulsoras de cambios radicales, de cambios verdaderos, de cambios revolucionarios: cambios que le rompa el lomo a los dueños del capital y a ese burocratismo clientelar que emerge cual célula maligna cuando menos lo esperamos. El proceso constituyente debe anclarse en el protagonismo de los trabajadores, campesinos, en los sectores populares y pueblos indígenas, base social del proceso revolucionario, de donde debe emerger la nueva estructura socio económico anticapitalista, antiburocrática y de carácter socialista: la nueva institucionalidad que sustituya el actual poder constituido.

Debate y Asambleas Constituyentes permanentes para refundar las organizaciones de los y las trabajadores, del movimiento popular, para desmercantilizar el sector salud, vivienda y educativo o como lo manifestó el Presidente Chávez en entrevista a JVR: ..."puedan llamar a referendo en cualquier momento, en cualquier localidad del territorio nacional y eliminar los vicios de las Asambleas Legislativas"... He allí el carácter subversivo de la propuesta constituyente originaria, así lo consideramos Presidente Chávez, el Pueblo Bolivariano voto para subvertir el actual orden institucional y profundizar la vías para transitar hacia la sociedad que genere la mayor suma de felicidad posible y que no es otra que el socialismo.

Viva el Proceso Constituyente!

Viva el Pueblo Constituyente del Poder Originario!

Ni Reformismo, Ni Desarrollismo.

Viva el Socialismo!



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Jairo Hernández


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