Columna LA CUARTA

RESULTADOS

Sólo han pasado semanas de las elecciones del 7-O y aún no tenemos la distancia temporal-emocional suficiente para valorar todas las aristas que emergen de los resultados de estos comicios. Pero algunas cosas están ya claras. El liderazgo de Chávez se reafirma nacionalmente y se potencia internacionalmente, al expresar la mayoría de venezolanos(as) el mandato de continuar transitando la novedosa experiencia de construcción socialista en un marco democrático liberal.

La participación de más del 80% de la población evidencia la repolitización de la ciudadanía, dentro de la cual destaca el enorme segmento de jóvenes que decidieron acompañar con su voto la opción Bolivariana. Por primera vez, la diferencia de votación a favor de Chávez se expresó, por una parte, a través ya no solo del PSUV, sino de las distintas tarjetas que le apoyaron (PCV, PPT, REDES, M EP, PODEMOS, NCR, UPV, IPC, PRT, CRV, TUPAMARO) quienes aportaron alrededor del 22% de la votación Chavista y, por otra, mediante una insurgencia participativa de pequeñas agrupaciones políticas, frentes sociales y formas de organización popular –dentro y fuera del PSUV- , quienes constituyeron en muchos lugares del país, el motor real del activismo Bolivariano como Marea Socialista y el Colectivo Alexis Vive, entre otros.

En consecuencia, el centro de la participación político-electoral Chavista se complejiza. Entender este fenómeno es vital para la construcción de los instrumentos políticos de la Revolución. El salto cualitativo en la conciencia revolucionaria de un importante sector de la población que acompañó la opción del candidato de la patria apunta a la presencia de un fenómeno que ha sido poco debatido y comprendido: la constitución de ciudadanía revolucionaria, es decir, sectores de la población que han hecho suya la Revolución y se expresan mediante diversos mecanismos de opinión y organización conforme lo que esté planteado para cada coyuntura política.

Una de las tareas derivadas de esta nueva situación la constituye la urgente necesidad de construir espacios permanentes de articulación, no sólo administrativa, sino fundamentalmente política (debate, opinión) para la toma de decisiones compartidas, tanto en aspectos locales como en los coyunturales, pero también en los estratégicos para la Revolución. Por ello, la nueva realidad hace imperativa la recreación de la cultura del debate, la construcción de argumentos desde la diversidad para la elaboración participativa de propuestas que posibiliten la desburocratización del aparato del Estado y la potenciación de las distintas expresiones del poder popular. Eso si, el debate revolucionario tiene como premisas la honestidad en los argumentos y la unidad en la acción que de los mismos se derive.

El Presidente Chávez ha llamado al impulso de la crítica y las autocríticas revolucionarias como caminos para mejorar la eficacia política en la gestión del gobierno revolucionario. Este es un enorme desafío político, técnico y cultural que tenemos los militantes Bolivarianos, los frentes sociales y las organizaciones partidarias de la Revolución y que debemos asumir en los próximos meses y años.
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El autor es Editor de la Revista COMUNA: pensamiento crítico en la revolución. luisbo@gmail.com @Luis_Bonilla_M


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Luis Bonilla-Molina

Docente- Investigador miembro del PEII Venezuela. Presidente de la Sociedad Venezolana de Educación Comparada (SVEC). Directivo de la Sociedad Iberoamericana de Educación Comparada (SIBEC). Miembro del Consejo Mundial de Sociedades de Educación Comparada, instancia consultiva de la UNESCO. Coordinador Internacional de la Red Global/Glocal por la calidad educativa. Autor de artículos en una veintena de páginas web a nivel internacional.

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