Entre el miedo y la esperanza

Miedo y esperanza son las dos ofertas que lleven a la arena política todos los que en un momento dado deciden participar el la lucha por el poder.

En nuestro caso el miedo se refiere a la remota posibilidad de perder todo lo ganado en estos 14 años transcurridos desde que la mayoría de los venezolanos decidimos vivir en un país sin desaparecidos, torturados y humillados, en un país donde aspiramos a que ningun venezolano tenga nunca mas que comer perarina, etc. Esperanza de profundizar esos logros y muchos mas apalancados por una riquezas naturales sobre las que hoy ejercemos soberanía plena.

Nuestro oponente -que dicho sin tapujos ni disfraces no es otro que el Imperio Transnacional, particularmente visible en los Estados Unidos de Norte América-, asiste a esta contienda electoral enarbolando un muñeco de trapo, un monigote del gran ventrílocuo que habla desde el inmenso estómago de la Embajada Yanki. Las masas burguesas, intoxicadas de televisión, concurren este 7 de octubre, con mas nostalgia que esperanza por volver a un pasado que curiosamente confunden con futuro sin terminar de entender que en el futuro no hay un camino pues como dijo el poeta, los caminos són siempre estelas en la mar y sendas que nunca se han de volver a pisar.

Una oligarquía hereditaria dominó a este pueblo de forma absoluta desde 1498 hasta 1998 ¡Quinientos años exactos!, siempre en gerencia de intereses ajenos: Primero sirvieron al rey de España y le compraron títulos de condes y marqueses, luego se vendieron a Inglaterra durante la dictadura de Paez, despues a Francia y Alemania presididos por el cursi y transculturado Guzman Blanco con su estela de liberales amarillos que se interrumpió bruscamente en la Mata Carmelera. Finalmente se rindieron a los gringos desde Gómez hasta Betancourt y sus hijos putativos.

Aquel mundo oprovioso es precisamente el objeto precioso de su nostalgia y hasta de su onanismo mediático.

En cuanto al miedo, habrá que decir que es hoy su única y postrera esperanza de torcer el rumbo de la historia –al menos en el marco democrático e institucional-. Miedo provocado mediante bravuconadas y desplantes de sus personajes mas violentos. Esos que tienen ya una larga historia de violencia y muerte, como el abogado Koerling tristemente recordado por la masacre del Amparo o el asalto a la embajada de Cuba.

Pero detras de las fábricas de miedo que venden hoy su mercancía a través de las redes sociales ¿hay la fuerza necesaria?, ¿se atreverán a la aventura?, ¿estarán dispuestos a hacerse el Hara-Kiry?. Son preguntas de difícil respuesta que en todo caso deben ser proyectadas sobre ese espectro político que llamamos “la derecha“, para comprender que se trata de una región política difusa cuya periferia ha dado signos de deslinde cada vez mas evidentes. Despues de todo, ser de derecha es compartir una racionalidad diferente a la nuestra, pero racionalidad al fin. Hay un camino, si lo hay, pero conduce al barranco, al basurero de la historia, por eso algunos, los menos lerdos, los menos alienados parecen haberse dado cuenta a tiempo y se apean desordenadamente del autobus del progreso. A nosotros solo nos esta decirles: “bien venidos a la realidad“


cajp391130@yahoo.es


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Pedro Calzada


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