Ya las elecciones están aquí. Como es costumbre, sazonadas con mucho picante, y como también ya es costumbre, rayando el fanatismo.
Dos modelos que sobre el papel defienden posiciones opuestas resumidas en nacionalización para beneficio de todos contra privatización para beneficio de unos pocos.
No tengo dudas que una vez más ganará el presidente Chávez y estoy seguro que ni la oposición lo duda, tal es así que, a mi criterio, ha decidido “quemar” políticamente a un personaje joven que incomoda a los sectores más reaccionarios de la misma oposición.
Pero siento que estas elecciones son aun más importantes, algo así como un quiebre definitivo de conciencia.
Que Venezuela está divida nadie lo puede negar. Pero dividida estuvo siempre y siempre fueron los mismos actores. Hablo del pueblo, de las masas, de lado y lado.
De un lado los que de alguna manera u otra gozaron de algún pequeño privilegio a partir del cual construyeron un estilo de vida y del otro lado los olvidados, acostumbrados y resignados a su condición.
Solo que antes solo tenían derechos los de arriba.
Pero hoy, aquellos olvidados tienen voz y voto y hacen peso, son una fuerza que suma y que molesta a los sectores que aun creen que el país se termina en Las Mercedes de Caracas y que ven que sus imaginarios privilegios se pierden.
Hoy aquellos olvidados de siempre están organizados y tienen conciencia de que los logros alcanzados hay que defenderlos. Para ellos eso es la “Revolución”. Las Misiones son la “Revolución”. Y creen.
Y, como era de esperarse, el otro sector también sale a la calle buscando regresar al pasado que les ofrecía “oportunidades”.
Pero que hay detrás de las bambalinas de este teatro de acción?
Detrás de bambalinas se esconden los invisibles personajes que manejan la economía y el poder, que manipulan y buscan sacar algún provecho personal. De lado y lado. Y se equivocan, y algún día pagarán sus errores.
A la cabeza del lado opositor los apellidos tradicionales dueños de empresas, fortunas y medios que aun hoy dentro de la “Revolución” siguen usufructuando contratos y producción.
Un poco más abajo sus lacayos, sobrevivientes de la rancia estirpe política.
Un poco más abajo todavía, los oportunistas que saben que pescar en rio revuelto siempre es beneficioso.
Y a la cabeza del oficialismo? El presidente Chávez, correcto. Un líder que ha demostrado.
Pero un gobierno no es una sola persona, por eso la etiqueta de” Chavismo” a mi entender es un error político enorme que el proceso venezolano no merece cargar.
Y pregunto sinceramente: quienes rodean al Presidente Chávez tienen realmente la misma firmeza y estructura de ideales que tiene él? Tienen acaso el mismo corazón “revolucionario”? Tienen el mismo compromiso “revolucionario”?
Con mucho respeto, lo dudo. Lo dudo porque ni una revolución, ni la conciencia política y mucho menos la formación ideológica se decretan.
El tiempo está dividiendo criterios y conceptos en el oficialismo y hoy creo que una cosa es la cúpula y otra la masa, el pueblo. Muchos se montan hoy en el carro de la “Revolución Bolivariana”, muchos que hace apenas 15 años militaban en sectores que hoy son oposición. La formación de un ser humano en todos los aspectos se da en los años de adolescencia, de estudiante. Y muchos de los que hoy forman parte del gobierno actual se formaron en filas Adecas o Copeyanas. Y esos vicios de mantienen. Sobre todo en un país tan rico y afortunado.
El esnobismo como bandera no es más que oportunismo. Y hoy sobran oportunistas.
El presidente Chávez apuesta al pueblo, como siempre lo hizo, y para él trabaja, y llegó el momento de fusionarse con el pueblo. Porque el pueblo nunca se equivoca.
Y desde el pueblo, como parte misma de este proceso, vendrán las inevitables transformaciones dentro de la Revolución Bolivariana proyectadas desde las bases, y de las nuevas generaciones que si saben formarse y organizarse.
Volver al pasado sería un error irreparable, por eso estoy seguro que Venezuela sabrá construir su verdadero destino a partir de los logros de este proceso que apenas está comenzando.
www.rubenbello.com