Es lamentable ver a personas venezolanas que aún, en pleno siglo XXI sigan obnubilados ante la presencia de la más nefasta doctrina político económica; me refiero al Neoliberalismo y su compañero inseparable: el Capitalismo.
Unos pocos pertenecen a la rancia oligarquía, es decir, aquellos que a través del tiempo histórico y por sucesión se adeñuaron de tierras, propiedades y de grandes cantidades de dinero de dudosa procedencia.
Y otros, sus empleados llamados burgueses o clases media alta que dirigen las empresas o instituciones creadas por esa clase oligarca. Es decir, la oligarquía controla y los burgueses dirigen sus empresas con ciertos privilegios y se sirven del pueblo que es la gran mayoría, como esclavos sin ningún tipo de facultades económicas y sociales sino la esencial para poder subsistir.
Pero la oligarquía no solamente es dueña de tierras, propiedades y empresas, también poseen trayectoria política gracias a sus caudalosas e inagotables fuentes de dinero que utilizan para corromper a políticos, comprar votos a su favor y hasta comprar o cambiar presidentes. Se afanan a punta de dinero en romper los lazos del más preciado de los derechos esenciales de cada hombre y mujer: El derecho a la vida, a la libertad y a su felicidad; basta con recordar el papel que vivieron en la IV República “democrática” venezolana y lo que tratan de hacer hoy en el marco del socialismo de 2012.
Todos tenemos derecho al libre pensamiento; se puede ser idealista o materialista; capitalista o marxista; comunista o socialista. Lo que no se puede aceptar es el pensamiento ambiguo; ser y no ser. Poder razonar tomando en cuenta que ese razonamiento sea correcto o estaríamos indefensos ante la verdad y la falsedad de lo que deseamos entender y creer.
Un ladrón de automóviles piensa y razona su proceder: Robo porque es la forma más fácil de conseguir dinero; no tengo horario de trabajo, gano lo que quiero, si tengo que matar lo hago sin pesarlo dos veces; primero yo y después los demás. Esta es una forma de pensar y razonar; es un razonamiento, pero un razonamiento incorrecto porque se escapa de la Ley y ¿porqué no?, de las buenas costumbres que deben tener los buenos ciudadanos y minimiza o desconoce la moral y los valores que hacen el buen vivir en armonía con sus conciudadanos. El ladrón también tiene derecho a pensar y razonar pero si piensa y razona incorrectamente. Está equivocado.
Como equivocadas están algunas personas humildes y algunas llamadas clase media (Con flechita pa’bajo) que aún creen que vivir bajo las alas de los oligarcas y burgueses sus vidas mejorarán y no recuerdan que en la IV República a esa oligarquía que hoy aplauden, abrazan y besan, no daban un comino por sus vidas. Ellos también piensan y razonan. Pero también están equivocados.
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