Nuevo pensamiento militar venezolano

Con la intención de que la nueva institución militar responda a los intereses del pueblo, en lucha contra las injusticias y los intentos de dominación promovidos por los grandes centros hegemónicos del poder mundial, en Venezuela se ha planteado dos grandes ejes teóricos como fundamento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB): el ideario político-filosófico del Libertador Simón Bolívar, y la visión integral de la seguridad y defensa consagrada en la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación (LOSNA).

La adopción del pensamiento Bolivariano en la propuesta de conformación de la nueva FANB pretende contribuir al desarrollo de un ideario antiimperialista y profundamente social. Bolívar defendió con ahínco la independencia y la dignidad del pueblo venezolano, así lo demuestra su comunicación al enviado del gobierno estadounidense, B. Irving, para responder a la intromisión de Estados Unidos (EEUU) en tierras venezolanas:

“Defendiendo los derechos de Venezuela contra la España ha desaparecido una gran parte de nuestra población, y el resto que queda ansía por merecer igual suerte (…) lo mismo es para Venezuela combatir contra la España que contra el mundo entero si todo el mundo la ofende” (1818).

Bolívar había logrado identificar en el gobierno de EEUU un elemento de perturbación y desestabilización para el desarrollo de los pueblos de América Latina. El Libertador se preguntaba, en relación a ese gobierno y sus prácticas en contra de Venezuela “¿Qué hermanos son esos los del Norte…?”, al darse cuenta de que no había esperanza de entablar unas relaciones respetables con el gobierno estadounidense (Chávez, 2005). Asimismo recomendaba que “había que tener la mayor vigilancia sobre esos americanos (estadounidenses) que frecuentan las costas: son capaces de vender a Colombia por un real” (Bolívar).

La sagacidad del Libertador le permitió manifestar, en carta dirigida a Tomas Revenga, que “jamás conducta ha sido más infame que la de los norteamericanos con nosotros: ya ven decidida la suerte de las cosas, y con protestas y ofertas, quien sabe si falsas, nos quieren lisonjear para intimar a los españoles y hacerles entrar en sus intereses” (Bolívar, 1820). Este conjunto de declaraciones revelan la carga antiimperialista que sostenía el ideario Bolivariano, que ahora sirve de sustento para la formulación de la FANB como un órgano patriótico, popular y antiimperialista.

Asimismo, el pensamiento Bolivariano aplicado a la constitución de la FANB está colmado de una profunda carga social. La obligatoria correspondencia que según el Libertador debía existir entre el soldado y el pueblo, eran y son elementos fundamentales para el desarrollo y libertad de la patria:

“un soldado no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No es el árbitro de las leyes ni del gobierno; es el defensor de su libertad” (1814). La necesaria relación entre el ejército y las y los ciudadanos, junto con la necesaria participación del pueblo en el mantenimiento de la seguridad y defensa integral de la nación, se enmarcan hoy en el nacimiento de la nueva doctrina militar de la revolución venezolana.

El otro eje teórico utilizado en el planteamiento de la nueva doctrina militar venezolana es la visión integral de la seguridad y defensa nacional. El primero de estos conceptos se encuentra desarrollado en la LOSNA en su artículo segundo, el cual establece que:

“La seguridad de la Nación, está fundamentada en el desarrollo integral, y es la condición, estado o situación que garantiza el goce y ejercicio de los derechos y garantías en los ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar, de los principios y valores constitucionales por la población, las instituciones y cada una de las personas que conforman el Estado y la sociedad, con proyección generacional, dentro de un sistema democrático, participativo y protagónico, libre de amenazas a su sobrevivencia, su soberanía y a la integridad de su territorio y demás espacios geográficos” (LOSNA)

La visión de integralidad que se le imprime al concepto de seguridad de la nación, entendida ésta como un fin, también se refleja en la concepción de la defensa nacional, definida en el artículo 3 de la LOSNA como:

“… el conjunto de sistemas, métodos, medidas y acciones de defensa, cualesquiera sean su naturaleza e intensidad, que (…) ejecute el Estado con la participación de las instituciones públicas y privadas, y las personas naturales y jurídicas, nacionales o extranjeras, con el objeto de salvaguardar la independencia, la libertad, la democracia, la soberanía, la integridad territorial y el desarrollo integral de la Nación. “
Contexto mundial

La “guerra contra el terrorismo” que se inició en el 2001 luego de los ataques a las torres gemelas en Nueva York, influye en la posibilidad de una intervención militar a Venezuela. Desde esa fecha, Afganistán e Irak han sido invadidas y desbastadas por las fuerzas armadas norteamericanas, alentadas y financiadas por el sector empresarial, vinculado a las tecnologías militares, que convalida los conflictos en la medida que aumentan sus ganancias. Ambos países fueron invadidos con pretextos falsos y/o dudosos, irrespetando y omitiendo las normas del Derecho Internacional. Además, las crecientes amenazas contra el gobierno legítimo de Irán no hacen más que reforzar la idea de que EEUU representa una amenaza a la soberanía e integridad de la República Bolivariana de Venezuela.

Si bien es cierto que son claras las diferencias ideológicas y conceptuales que Venezuela presenta con respecto a países como Irán, Irak y Afganistán, lo es también el hecho de que estos tres países representan junto a Venezuela puntos geoestratégicos, en particular por los recursos energéticos que poseen, fundamentales para la política de Seguridad de EEUU. Derivado de lo anterior, y considerando el gobierno del presidente Hugo Chávez se ha enfrentado de manera enérgica y sostenida al planteamiento de dominación desplegado por Washington, la posible intervención norteamericana no se vislumbra como una posibilidad demasiado lejana. El informe sobre la Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU de 2006 (NSS por sus siglas en inglés) plantea que en “Venezuela, existe un demagogo [Chávez] ahogado en petrodólares, que está socavando la democracia y busca desestabilizar la región” (NSS, 2006). El mismo documento plantea 3 niveles de acción subsecuentes: “prevención y resolución de conflictos; intervención en el conflicto; y reconstrucción y estabilización post-conflicto”.

En los últimos años, la presencia militar norteamericana cerca de Venezuela ha ido en aumento. El apoyo económico-militar a Colombia a través del Plan Colombia y el Plan Patriota, así como la movilización naval del Comando Sur estadounidense en el 2006, con más de 100 embarcaciones a Aruba, Curazao y otras islas del Caribe, son algunas acciones de amedrentamiento que se han cernido sobre nuestro país. Si se tiene en cuenta este contexto, es posible entender la necesidad que tiene Venezuela de buscar estrategias de defensa acordes con sus capacidades para afrontar tal amenaza. Así, se ha descartado la idea de formar a la Fuerza Armada Nacional en los procedimientos y tácticas de la guerra convencional (enfrentamiento clásico entre dos ejércitos).

Dentro de este marco el Gobierno Bolivariano viene manejando la idea de la guerra asimétrica, sustentada en la tesis de la guerra de guerrillas (guerras no convencionales), como formas de defensa ante un eventual conflicto con EEUU.

El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, en un acto con comandantes de las unidades orgánicas del Ejército Nacional afirmó que “para nosotros es inviable el combate abierto (…) con el potencial invasor (EEUU) [por ello] debemos prepararnos para hacer guerrilla” (2007).

Estas consideraciones, que se han resumido en la frase la guerra de todo el pueblo están basadas en experiencias históricas en las que se han enfrentado ejércitos asimétricos con resultados favorables para aquel en desventaja tecnológica y numérica. Los casos más ilustrativos de guerra asimétrica o guerra de guerrillas son la guerra de Vietnam (1958 - 1975) que condujo a que EEUU apresurase la firma de un acuerdo de paz, y la actual guerra en Irak, en la que las fuerzas de resistencia han hecho que las tropas norteamericanas sigan sin poder controlar enteramente el territorio.

Entre las personalidades que han hecho propuestas con respecto al nuevo pensamiento militar venezolano y el papel de la FANB se encuentra Alberto Müller Rojas, quien ve el planteamiento de una nueva doctrina militar “como una reactivación positiva de la capacidad defensiva del Estado venezolano que se había debilitado para incorporarlos a un imperio en donde no se reconocen fronteras”. De igual manera, defiende la tesis de la guerra de resistencia cuando plantea lo siguiente:

“Todo el Estado debe prepararse para la posibilidad de un conflicto en la forma más inmediata. No es el deseo que eso ocurra, pero vemos en el escenario internacional que están tumbando gobiernos, como en los casos de Haití y Panamá, y colocan después a marionetas al servicio del capitalismo. Entonces, Venezuela tiene que prepararse para eso, nosotros no queremos pelear con nadie porque somos una zona de paz, tal y como se estableció en la Constitución, tampoco tenemos desplegada ninguna fuerza para aumentar nuestro espacio de influencia, pero debemos, tal y como decía Julio César en el Imperio Romano, “prepararnos para la guerra si queremos la paz”.

Actualmente se busca un redimensionamiento de la estructura castrense, que tienda a facilitar la incorporación popular en las tareas militares destinadas al resguardo de la seguridad y defensa integral de la nación. Sin embargo, la participación popular dentro de la FANB también es una tarea de difícil consecución y tiene que verse como un proceso histórico.

Por otra parte, la reconfiguración estratégica de la Fuerza Armada Nacional también responde a las crecientes amenazas que plantea el afán de EEUU por controlar las reservas petroleras del planeta. Además, la posición geoestratégica de Venezuela y su inmensa riqueza en otros recursos naturales (reservas hidrológicas, gasíferas, mineras, biológicas, entre otras) son elementos que lucen atractivos para los norteamericanos, ávidos de energía. Son estas consideraciones las que han conllevado al estado venezolano a replantearse la concepción de guerra de ejércitos regulares (guerra convencional) para asumir el planteamiento de la guerra popular de resistencia o guerra de guerrillas (guerra asimétrica).

Las nuevas concepciones sobre la FANB debe ir complementadas con la renovación del parque tecnológico-militar. Las recientes adquisiciones de material bélico (Sukhois, Fusiles AK-47, helicópteros rusos, etc) se han realizado bajo el concepto de transferencia de tecnología, haciendo que Venezuela cumpla con dos objetivos fundamentales: por un lado, moderniza su armamento y por el otro, logra la independencia tecnológica. Sin embargo, esto no debe entenderse ni como el desarrollo de una carrera armamentista con respecto a nuestros vecinos latinoamericanos, ni como la pretensión de emprender alguna contienda o conflicto con país extranjero alguno. Por el contrario, el objetivo central es consolidar la capacidad defensiva de Venezuela. Además, Venezuela podría contribuir, a través de su modernización armamentista, a la materialización de alguna propuesta de integración militar para América Latina que pudiera acelerar la conformación de un gran sistema de seguridad regional que disuada toda aquella pretensión imperialista de dominación.

La reestructuración de la organización militar representa un paso importante en la consolidación de una patria realmente soberana y libre de ataduras foráneas. La concreción de la FANB podría representar una de las bases fundamentales que sustentaría la nueva estructura del Estado socialista venezolano. La fórmula pueblo-soldado, diseñada para sustentar el accionar del nuevo estamento militar, aumentaría la participación popular en la medida en que incorporaría a la población en la discusión sobre decisiones de seguridad y defensa integral de la nación, contribuyendo así a la consolidación del proyecto de país consagrado en el espíritu de la Constitución Bolivariana.

A pesar de la implementación de una nueva concepción militar en la conformación de la FANB, su materialización se presenta como un proceso que será progresivo. Esto responde a la visión conservadora que ha predominado en su seno históricamente, tendiente a preservar el status quo y los privilegios de las élites políticas-económicas del país. La ruptura de los paradigmas militares impuestos por el poder imperial extranjero, todavía presentes en la formación ideológica del estamento militar venezolano, continuará provocando una resistencia importante en sectores civiles y militares aliados a las políticas del gobierno estadounidense. Dicha resistencia tendrá que ser enfrentada con la incorporación del pueblo en la estructura de la nueva Fuerza Armada Bolivariana, para así acabar con los bastiones elitescos y pro imperialistas que aún pudieran estar presentes en la estructura organizativa de la FANB. Debido a esto es de suma importancia tomar en cuenta las instituciones de formación militar y su papel dentro de la forja de la FANB.


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Ricardo León


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