Fué un Revolucionario en la Teoría y en la Praxis

Nuestro tributo a León Trotsky Una vez más, en defensa del marxismo

El 20 de agosto de 1940 un agente de la GPU acababa con la vida de León Trotsky en su residencia mexicana de Coayacán.

. Después de fabricar con los juicios de Moscú la mayor farsa judicial de la historia, de liquidar a la vieja guardia bolchevique y asesinar a decenas de miles de los mejores cuadros del partido comunista de la URSS, Stalin como valedor de la nueva casta burocrática, cumplía su amenaza: Trotsky, el compañero de armas de Lenin, el presidente del Comité Militar Revolucionario en octubre de 1917, el fundador de la III Internacional y organizador del ejercito rojo, el teórico marxista, caía asesinado por el golpe mortal de un piolet.

Desde la Fundación Federico Engels queremos rendir nuestro tributo a León Trotsky, a su entrega como revolucionario a la causa de los trabajadores y el socialismo, a sus extraordinarias aportaciones teóricas al arsenal del marxismo y sobre todo a su lucha infatigable contra la degeneración burocrática de la revolución rusa.

En la historia del movimiento obrero no ha existido seguramente un dirigente revolucionario tan perseguido como León Trotsky. Encarcelado y deportado por el Estado zarista en su juventud, cuando se convirtió en el animador de la Liga Obrera del sur de Rusia, de nuevo juzgado y deportado a siberia después de la revolución de 1905, Trotsky vivo siempre bajo el fuego de la represión capitalista. Durante la I Guerra Mundial, fue expulsado de Francia por hacer propaganda antibélica e internacionalista. También pasó por las cárceles españolas antes de su estancia forzada en EEUU y a los pocos meses nuevamente fue encarcelado en Canadá, cuando se encontraba de camino a la Rusia revolucionaria de la primavera de 1917.

Pero si la represión de la burguesía mundial contra Trotsky no era más que la expresión de la hostilidad general de los capitalistas contra las ideas del marxismo, la saña con que Trotsky fue calumniado, injuriado y finalmente asesinado por el estalinismo no tiene precedentes en la historia.

Para varias generaciones de comunistas afectados por las mentiras oficiales del estalinismo, Trotsky era el diablo; el colaborador del fascismo, cuando no el "loco ultra izquierdista" que como un profeta delirante hablaba de "revolución mundial" sin entender de "condiciones objetivas". El único que osaba criticar al régimen burocrático "haciendo el juego al imperialismo". Trotsky y los suyos eran "bichos a exterminar" como en un discurso al Comité Central del PCE en 1937 declaró José Díaz, secretario general del partido.

Pero por más calumnias que el estalinismo vertió contra Trotsky, su pensamiento político, sus ideas han resistido la prueba de los acontecimientos mientras que los regímenes burocráticos de la URSS y Europa del Este han colapsado y los herederos políticos de los viejos burócratas se reconvierten en la nueva burguesía de estos países. Trotsky explicó en una de sus grandes obras, La Revolución traicionada, escrita en 1936, que la pervivencia del régimen estalinista constituía una amenaza mortal para las conquistas de la revolución. Sus previsiones se han cumplido con rotundidad. Hoy los antiguos burócratas en Rusia, Polonia, Hungría, Checoslovaquia y otros países, que hicieron su carrera política en los mal llamados "Partidos Comunistas" oficiales, no tienen ningún problema en apoyar las privatizaciones, el saqueo de la propiedad estatal, los despidos masivos y liderar la restauración del capitalismo para asegurarse nuevos ingresos y privilegios.

El estalinismo ha significado una monstruosa deformación de las ideas del socialismo revolucionario. Como formación social transitoria durante un período histórico, a pesar de su carácter autoritario y antidemocrático, pudo desarrollar las fuerzas productivas gracias a la planificación de la economía. Sin embargo este desarrollo se vio obstaculizado totalmente por el peso muerto de la burocracia en la sociedad, que se convirtió en un factor totalmente reaccionario.

León Trotsky mantuvo la continuidad del programa marxista, del internacionalismo y la independencia de clase en la actuación de las fuerzas revolucionarias. Hoy se presenta como un gigante para toda una generación de marxistas que buscan una explicación consecuente al derrumbe del llamado "socialismo real" y a la crisis de la sociedad capitalista. Por eso no es extraño que la obra de Trotsky encuentre cada vez más audiencia en las filas de los partidos comunistas de todo el mundo, especialmente entre aquellos militantes y cuadros que quieren entender por qué colapsó la URSS y que siguen manteniendo su compromiso con la lucha por el socialismo.

Como es sabido, Trotsky tenía una concepción del estado tomada de la ideología de Karl Marx, con un gobierno liderizado por los trabajadores y su “dictadura del proletariado”, clase social que alcanzaría el poder por medio de una revolución, en este caso la revolución rusa, que ayudaría a estas personas, dándoles el impulso que necesitan, a quedarse por siempre en la dirección de la nación soviética, pero como bien lo explica Trotsky en su obra balance y perspectivas el nuevo gobierno no estaría únicamente conformado por personas pertenecientes a la clase proletaria, sino también por las otras clases que conformaban la sociedad soviética de aquella época (campesinos y burgueses) que tengan ideales revolucionarios y que puedan hacer un aporte importante para el fortalecimiento de la nueva nación.

Trotsky apoyaba la idea de Marx de que todas las revoluciones deben llegar a su tiempo, cuando la gente esté preparada para ello, porque si se realizan a la fuerza, esa revolución no iba a llegar a nada, y sólo era cuestión de tiempo para que se derrumbara todo y no se podría alcanzar el poder.

“El Estado no tiene un fin en sí mismo, sino que es el más perfecto medio de organización, desorganización y reorganización de las relaciones sociales. Según en qué manos se encuentre, puede ser la palanca para una revolución profunda o el instrumento de una paralización organizada.”

Un requisito fundamental que defendía Trotsky para mantener de la manera más exitosa al socialismo como sistema político, fue expuesto en su teoría de la revolución permanente, que dice que otros países, al igual que Rusia, deben iniciar una revolución de trabajadores para que todos los pueblos se unan en un solo bloque de intereses, expandiendo este movimiento por cada rincón del planeta. Pero esto se daría con mayor facilidad en los países con menor desarrollo económico capitalista, porque al tener una clase trabajadora más amplia que las grandes potencias imperialistas, la burguesía se ve reducida a un número muy pequeño y habrá una mayoría aplastante que querrá el cambio, como pasó en Rusia

Junto a Lenin, Trotsky tenía un verdadero espíritu revolucionario, que incluía el beneficio para todo el pueblo y que conservaba puros siempre sus ideales, a pesar de los momentos difíciles por los que pasó.

Se podría decir que su pensamiento era novedoso, porque jamás en la historia de ninguna nación se había planteado el problema de la revolución proletaria de manera tan universalista como lo había hecho Trotsky, ni siquiera se pensaba en lograrla, debido a que era una idea utópica que tuvo Marx en la época de ataque al capitalismo por las condiciones de deterioro que este sistema económico había traído consigo.

En definitiva, Trotsky fue un personaje con pensamientos muy contradictorios durante toda su vida, aportó grandes pensamientos para la época en la que vivió, y también para el presente que estamos viviendo hoy en día. Lo cierto es que era un intelectual brillante, que escribió infinidad de obras y que hizo un aporte considerable a la humanidad y a los pensadores de generaciones venideras. 


Rgonzalez2131@yahoo.es 
 


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