Entre lo formal y lo real: ¿cuál política petrolera?

Después de varios años de propuestas nacionalistas, reformistas y socialdemócratas, en el año 2OO6 el Comandante Chávez declaró el carácter socialista de la Revolución Bolivariana, como una síntesis política y económica que dotaba, a esta construcción política solidez teórica, contexto histórico, coherencia en la práctica y razones sagradas para enfrentar el sistema de dominación capitalista. Empero, no es el socialismo una propuesta traída de un simple proceso de reflexión o una idea invocada desde un capricho personalista, es en esencia una síntesis objetiva que nace desde la manifestación concreta entre los años 2000 y 2006 del carácter irreconciliable en la lucha de clase. Las tesis de construir un capitalismo con rostro humano y transitar la tercera vía de Tony Blair quedaron desmontadas con el golpe de estado de abril del 2002 y el sabotaje petrolero de finales del mismo año. Una vez más se puso en manifiesto el carácter violento de las contradicciones de clases, cuando los intereses de la mayoría atentan contra los privilegios de la minoría explotadora y expoliadora de recursos.


En lo económico, una nueva política erradicó el libre acceso a las divisas petroleras, por lo que se decide la administración de manera centralizada de estas. Este freno en la fuga de capitales, se acompaño de la toma del control de PDVSA y la expropiación de las empresas básicas y de servicios estratégicos, la redistribución de la tierra y la guerra contra el latifundio, con una total independencia y desvinculación de la burguesía criolla y el imperio, dibujan las primeras formas concretas de ese carácter socialista del estado venezolano. El ejercicio de administración soberana de nuestros recursos naturales y financieros, colocaron a Venezuela en condiciones de ventaja internacional para la articulación política y económica con otros centros de poder diferentes a EEUU, y para la integración regional de nuevos bloques de poder. En síntesis la construcción de una autonomía económica usando la discrecionalidad que ofrecía la jefatura de gobierno, y así engendrar la autonomía política del momento.


Junto a una política social de inclusión y dignificación de la calidad de vida de las y los venezolanos, estas medidas económicas son el legado del Comandante Chávez, el cual responde a una concepción política de clase que se sintetizó en la propuesta de construir el socialismo bolivariano. Hoy a 3 años de su siembra y a la luz de nuevas medidas económicas que revisan y ponen en tela de juicio su concepción política y económica, se hace necesario el análisis crítico que rescate la esencia del proyecto original y la dimensión política de una revolución altamente susceptible a deformaciones por eufemismos reformistas, que han beneficiado a la burguesía local e internacional y colocado nuevamente al pueblo en condiciones de exclusión social.


La creación de PDVSA en 1976 no significó en lo absoluto un ejercicio de administración soberana sobre nuestros recursos petroleros. Analistas del tema petrolero en Venezuela ya han descrito el proceso de privatización que sufrió nuestro principal recurso y la manera formal como se ha vendido la estafa en diferentes momentos históricos. Sin ánimo de profundizar en los detalles de la entrega petrolera, nos interesa resaltar la forma cómo se logró invisibilizar lo real frente a lo formal y cómo siempre los sectores dominantes operan desde lo formal para instalar la aceptación del saqueo real sin mayor resistencia.


En términos formales, los contratos de comercialización “aseguraban mercados para la colocación de nuestra producción petrolera”, lo que en términos reales se traducía en la entrega de nuestros barriles a las transnacionales petroleras con precios preferenciales y asegurados por largos periodos de tiempos para que estas hicieran lo que no podíamos asumir como estado sin la bendición del imperio: establecer relaciones bilaterales con países consumidores. Adicionalmente, en términos formales, la neoliberal apertura petrolera nos garantizaba atraer la muy ansiada inversión extranjera y con ella un progreso inminente hacia el desarrollo económico nacional, lo que significaba en lo real la entrega de nuestros mejores campo con una política fiscal que privatizaba más del 80% del barril. Inspirado en la misma lógica entreguista, de manera formal se vendieron las Asociaciones Estratégicas de la Faja como la ingeniosa política que aseguraba comercializar el indeseable bitumen en condiciones ventajosas por el sencillo hecho de lograr vender lo invendible, situación esta que significaba en la realidad entregar las reservas petroleras del yacimiento más grande del mundo a precio de carbón.


La política petrolera del Comandante Chávez hace coincidir el planteamiento formal de la estrategia petrolera con el real interés de la nación. Sin eufemismos ni maniobras a espalda de los intereses de la mayoría, la política de Plena Soberanía Petrolera replanteó la manera de relacionarnos con al capital internacional en condiciones de igualdad, resguardando la soberanía y maximizando la captación de la renta petrolera. El planteamiento formal de asociarnos en empresas mixtas coincide con la real política de asegurar una administración soberana del recurso al garantizar la mayoría de las acciones para PDVSA, al tiempo que nuestro formal régimen fiscal se alinea con una real política de maximizar la captación de la renta petrolera. Entre otras precisiones, se puede definir una línea comunicante entre el planteamiento formal de nuestra política petrolera y los logros concretos en términos sociales, económicos y geopolíticos.

No se trata de negar cualquier revisión necesaria del histórico de medidas que en seno de la revolución se pudieron haber tomado, siempre y cuando dicha revisión busque avanzar en el orden estratégico de la construcción del socialismo, y como desde alianzas tácticas y circunstanciales se puede incidir en dicho avance. En esta crisis económica que atravesamos, afloraran quienes con justificaciones eufemísticas en el seno de la dirección de la revolución, son capaces, tal cual un verdugo, de sacrificar a la mayoría del pueblo en nombre del crecimiento económico necesario, tomando como punto de apoyo la inercia de la ideología dominante.

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Colectivo Perez Alfonzo


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