Aumento de la gasolina no requiere debate sino organización

El tema sobre el aumento del precio de la gasolina, vuelve la palestra pública y comienzan los nervios políticos a alterarse. El anuncio del Jefe de Estado, Nicolás Maduro, quien por segunda vez consecutiva asomó esa posibilidad en su mensaje anual ante la Asamblea Nacional, en un escenario netamente político, y ahora adverso, es probablemente la causa de tal revuelo. Ciertamente, el incremento de todos los combustibles en Venezuela es un hecho obligado, lo ha sido por años, pero durante ese lapso hemos cometido el mismo pifie: concentrarnos sólo en el costo político de una decisión estructuralmente económica. En el comercio mundial, el precio de las materias primas ha tendido hacia la baja, mientras las manufacturas, combustibles, el transporte y los servicios comerciales se han incrementado en casi un 100 por ciento. De allí se desprende que es impensable que en Venezuela no se aumente el precio de los combustibles. Qué cualquier incremento del precio de la gasolina, la cual hoy en día es prácticamente regalada, va a impactar en una subida general de precios es algo inevitable, pero no inmanejable.

Al contrario, si el Ejecutivo toma  esta medida de manera organizada con una clara visión de la situación mundial y local, desarrollando los paliativos para proteger a los sectores más vulnerables de la población, será una gran oportunidad para corregir una de las tantas distorsiones socioeconómicas venezolanas, donde los beneficios de los más necesitados son otorgados a quien no los requiere. Cuando nos referimos a una forma organizada es por etapas, de las cuales la correspondiente al debate sobre si se aumenta o no su precio fue superada ampliamente durante el 2015. Ahora, sectores y actores saboteadores de la economía nacional  pretenden que en 2016 el porcentaje de incremento del "precio de la gasolina" sea el centro del nuevo debate, como si se tratara de un chat por redes sociales sobre a donde ir de vacaciones. Corresponde necesariamente en los actuales momentos, sincerar cuánto cuesta producir cada litro de cada tipo de combustible o importarlo para cubrir déficits en el consumo interno; luego, sumar los costos operativos y esa simple adición arrojará el precio mínimo que es en todo caso el que se debe cobrar en principio. Una tercera fase será la determinar que sectores de la sociedad consumen que tipo de combustibles en qué cantidad y con qué frecuencia, tarea sencilla si asumimos de una vez por todas, el uso de las estadísticas o la información cuantitativa en la toma de decisiones. En la cuarta etapa, deben observarse y tomarse en cuenta los impactos económicos de la medida que son los que en su forma negativa, generan el alto costo político y el descontento social.

Por último, el Ejecutivo debe elaborar el conjunto de regulaciones, impuestos, subsidios, bonos etc., que permitan a la población digerir el aumento del precio de los combustibles. Por ejemplo, en países como Ecuador los propietarios de autos con alta cilindrada los cuales consumen más gasolina, pagan impuestos por ese concepto y por los niveles contaminación ambiental que genera tal consumo. En Colombia, el uso de vehículos "ahorradores" de combustible permite  a sus dueños recibir beneficios fiscales como la reducción del impuesto vehicular que cancelan en los municipios. Eso sólo por citar casos del parque automotor terrestre de uso particular, pero en casi todos los países productores de petróleo, políticas de esa índole se trasladan a diferentes sectores productivos en los que el uso de combustibles juega un rol determinante como en el transporte aéreo o acuático. Es decir, es necesario ajustar  precios a la realidad económica mundial y tomar medidas reductoras de los efectos adversos que la acción a la que nos referimos en estas líneas, por demás inaplazable, generará.

Así de simple. De nada servirán los debates televisados o las geniales campañas propagandísticas, sin un enfoque científico social, que origine resultados cuantificables que permitan la evaluación y el control de riesgos.  

*Lic. Comunicadora Social- UCV Asamblea Nacional rlrs17@hotmail.com



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