Pedagogía en Política Petrolera

Cipriano Castro y la política petrolera venezolana 1899-I908 [2] (III)

(El proceso de formación de la Política Petrolera Venezolana)

La entrega de concesiones a amigos, allegados y familiares

Cipriano Castro, dándole continuidad a su antipolítica petrolera, otorgó el 3 de julio de 1907, a F. Jiménez Arráiz, una tercera concesión, que abarcaba más de medio millón de hectáreas en los distritos Acosta y Zamora del Estado Falcón y en el distrito Silva del Estado Lara, concesión que otra empresa británica, la North Venezuelan Petroleum Company, se encargó finalmente de desarrollarla.

Como compensación por las obligaciones de los concesionarios, se dieron las siguientes condiciones: i) se permitiría la libre importación de maquinaria, ii) ejercer su poder regulador dentro de los límites de la Ley minera, iii) no exigir otros impuestos; iv) los títulos podían ser vendidos sin necesidad del consentimiento del presidente, v) nunca podrían transferirse a gobiernos extranjeros; vi) las personas o compañías adjudicatarias eran consideradas como venezolanas, vii) quedaban sujetas a las leyes del país; viii) las disputas que surgieran tendrían que ser juzgadas por los tribunales venezolanos.

Los cuatro contratos de 1907 constituyen el primer intento de establecer una base legal para la explotación de materiales no metálicos: a) un período limitado de exploración, b) un impuesto sobre la superficie en explotación, c) la exención de derechos de importación y d) el señalamiento del fuero venezolano. Esos principios se convirtieron en características permanentes del derecho petrolero de Venezuela.

Críticas a la política petrolera de Cipriano Castro

Muchos venezolanos patriotas criticaron como demasiado generosa para el concesionario las condiciones establecidas.[i]

Las principales críticas sostenían: 1) que los impuestos eran demasiado reducidos, 2) que no se pagaba nada al gobierno por derechos de exploración, 3) que ninguna disposición preveía la reserva de tierras para la nación como salvaguardia del futuro, 4) que cincuenta años eran demasiado tiempo. Es difícil comparar los contratos de Venezuela de 1907 con los de otros países. Aun en el caso de que el gobierno pensase en el petróleo -lo que no era así-, se estaba enajenando todo el dominio nacional. Ningún otro país de América Latina producía mucho petróleo, y en los Estados Unidos, donde el dueño de la superficie era también dueño del subsuelo, el gobierno quedaba al margen.

Hasta 1907, ningún desarrollo importante del petróleo o del asfalto había tenido aún lugar en Venezuela. La intención primordial de Castro era obtener ingresos, buscaba a tientas una política que estimulara la explotación. Porque ni siquiera se sospechaba que el subsuelo incluido en las extensas concesiones era muy rico en petróleo. Lo que interesaba al gobierno era el asfalto.

Resistencia de las transnacionales del petróleo a invertir en Venezuela.

Aun así, esta liberal política concesionaria de C. Castro no hizo a Venezuela muy atrayente para las compañías extranjeras ya que las revueltas interiores y las dificultades monetarias internacionales desalentaban las inversiones, a lo que se sumó la expropiación que Castro había hecho a la General Asphalt, única compañía extranjera que entonces explotaba hidrocarburos en Venezuela, por el abierto apoyo financiero y logístico a los opositores conjurados contra el presidente. El riesgo político y financiero para esos potenciales inversionistas era demasiado grande. Bajo la firme mano de Porfirio Díaz, México ofrecía muchos más atractivos para las empresas petroleras.

Destacados analistas venezolanos ý extranjeros han terciado en este debate petrolero; así,  Francisco Mieres, en  El petróleo y la problemática estructural de Venezuela, expresa que, en 1901, a raíz de un litigio  con otros norteamericanos sobre derechos de concesión, y alegando la hostilidad del presidente castro, esa compañía fue la principal financiadora de la Revolución Libertadora de Manuel A. Matos, primera figura de la burguesía venezolana de esa época. Derrotada la rebelión y descubierta la complicidad del Trust del Asfalto,  Castro demandó la anulación del contrato e indemnización por daños, y le abrió juicio por conspiración.[ii]

Uno de los biógrafos de Castro, Domingo A. Rangel Burgoin, en su ampuloso y ágil lenguaje, describe de manera muy particular su apreciación de la política de Castro a los ojos del capitalismo estadounidense y británico. Para estos prohombres del decadente imperio de Su Majestad y del naciente imperio yanqui, Castro era un inconveniente. La explotación del Tercer Mundo en aquella época exigía gobernantes neocoloniales que calcasen la conducta del mexicano Porfirio Díaz, siervo ejemplar del capital norteamericano. Hombres que no chistaran, que se sintieran caporales de las firmas extranjeras, entraban a ser el arquetipo del gobernante para la América Latina. Algo que se ha proyectado a lo largo de los años, hasta llegar al año 2015. C. Castro que molestaba a la New York and Bermúdez por exhibir un patriotismo beligerante y que tenía por añadidura sueños de grandeza, estaba en la antípoda del buen gobernante. El capitalismo mundial no podía tolerarlo mucho tiempo. A principios de siglo estaban fraguando los prototipos de gobernantes que el imperialismo necesitaba en nuestra América Latina como parte del Tercer Mundo. Seres muy sumisos, inclinados a mirar todo lo que proviniese de los EE.UU o de Europa como sumum del buen gusto y del acierto, gentes dispuestas a escuchar a los magnates con oído sensible a la sugerencia, sujetos que quisiesen encajar en el nuevo orden internacional que ya esbozaba en el horizonte. Eran los hombres que cuadraban con la situación. Este gobernante venezolano soñador y arisco, borracho de epopeya bolivariana, sacudido por el mensaje heroico de nuestra independencia e inescrutable en sus caprichos y anhelos, era incompatible con los dictámenes del capitalismo mundial.[iii]

Algunos otros autores sobre este tema citaremos en esta saga.


[1] Miembro de N° de la Acad. Ccias. Económicas Edo Zulia


2  Lieuwen, Edwin, 2010, La primera historia del petróleo en Venezuela. Cortesía de Carlos Mendoza Potellá.

3 Mieres, Francisco, 2012; BCV, Gerencia de Comunicaciones Institucionales, Caracas.

4   Rangel, Domingo A.,  1999, Cipriano Castro, semblanza de un patriota. Mérida Editores, c.a. Editor José Caldera Olivares.  Impreso en Caracas, 2da. Edición octubre 1999.

César E. Prieto Oberto
Economista

 



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César Eulogio Prieto Oberto

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

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