Homenaje a Joaquín Cardozo Obrero Inmortal del Zumaque (Parte I)

 

Este extraordinario Ser Humano, nació a finales del Siglo XIX (1896) y fue, en la cuadrilla inmortal de los obreros, protagonista de la perforación del Pozo Zumaque, en el Cerro La Estrella de Mene Grande, jurisdicción de la Parroquia Libertador, del Municipio Baralt, en el estado Zulia. A esta rica región, convergió con Joaquín Cardozo, una pléyade de recios varones provenientes de la Isla de Margarita, de las serranías de Lara y Falcón y del estado Trujillo. Procreó dos hijas: Mery y Josefa a quien cariñosamente llamaba “Chepa” quien actualmente vive con el compañero de toda su vida, Leonel Marín y con el único hijo varón de ambos, Leonel Enrique, en Puerto Cabello. Recordar a Joaquín y escribir sobre El, es un digno honor que nos embarga y compromete, especialmente en este año, donde se cumplen Cien años del Pozo, donde Joaquín se hizo inmortal. Sin duda, nuestras vidas fueron marcadas por la suerte o tal vez por el destino, con hechos sorprendentes, algunos de los cuales, relataremos aquí.

Su hija menor, Mery, se casó en San Lorenzo, con el camarada del Partido Comunista Napoleón Balbás, quien se graduó en la Escuela Técnica Industrial Luis Caballero Mejías, en la ciudad universitaria de la UCV, y posteriormente se especializó en Instrumentación y Control, en Holanda, donde estudio durante cuatro años. La vida nos trajo a formar un CTR en Maracaibo, en la Urbanización Rotaria, donde actuamos junto a otros camaradas, entre los cuales cabe mencionar a Héctor Ochoa (ochoita), José (Cheo Zabala), Héctor Faría, Leonardo Núñez, Josué Rodríguez, el Camarada Napoleón Balbás, Sonia, Rafito y Humberto Fernández, Hugo, Edgar, Catalina, y María Niño, Francisco Sánchez Rujano y tantos otros. La casa de Napoleón fue uno de los enclaves clandestinos para las actividades de la guerrilla urbana. La clandestinidad en aquellos años, nos llevaba a movilizarnos constantemente. Por eso, eludimos de igual forma el cerco que la Digepol y el SIFA mantenía sobre los cuadros revolucionarios. Cuando íbamos a San Lorenzo, Mene Grande, Lagunillas, Cabimas y Maracaibo, en cada uno de estos centros poblados, teníamos varios lugares donde pernoctar, de tal forma que nunca fuimos dos veces seguidas al mismo sitio. Y Visitar a Joaquín, Mery y Chepa con Leonel, Marcelo, Víctor, Alexis, Naro y tantos otros, era una ocasión especial, para beber del conocimiento de este libro viviente de la revolución petrolera venezolana.

Joaquín vivió la época del Sindicato Azul y el Sindicato Rojo. Fue en San Lorenzo, donde hubo por primera vez un Sindicato revolucionario de trabajadores petroleros en Venezuela. De allí que, al acentuarse las contradicciones entre Explotadores (gringos) y explotados (trabajadores criollos), se produjo la primera huelga petrolera de Venezuela. Estaba de presidente de la República el General Eleazar López Contreras. Quien, a pedido de las transnacionales, dió la orden, para reprimir a los obreros comunistas manifestantes. Allí cayó herido mortalmente el primer mártir de la lucha obrera petrolera venezolana: Pedro Pérez, atravesado por una bayoneta de la guardia nacional acantonada en esta región. ¿Por qué causa asesinaron a Pedro Pérez? ¡Por exigir UN BOLIVAR de aumento de sueldo semanal y por una Tira de Hielo para enfriar el agua que necesitaban las cuadrillas para hidratarse! Así ha sido siempre, desde tiempos inmemoriales, la reacción de los oligarcas y sus lacayos imperiales.

En nuestro pueblo de origen, San Lorenzo, se concentró con Joaquín Cardozo, una fuerza potencial de talentos humanos, caracterizados por la honestidad, la dignidad y la responsabilidad, en un campamento creado por holandeses, ingleses y norteamericanos. Uno de esos Holandeses, amigo entrañable de Joaquín, a quienes admiramos desde niños, fue Don Heinrich Severeyn, más popularmente conocido como Don Enrique, quien se enamoró y casó con Delia Padrón, joven Añú del Motatán de los Indios, la más hermosa de la comunidad, razón por la cual, fue elegida Reina de la Refinería de San Lorenzo, al momento de inaugurarla. Motatán de los Indios, es la región ancestral más antigua de la costa oriental del lago, que acogió a los mandingas esclavos africanos que escaparon de sus captores desde las piraguas donde los transportaban. Esos negros conformaron la comunidad que posteriormente se llamó Motatán de los Negros. Don Enrique, siempre fue aliado de las causas más nobles de los pobres y por eso, a todos sus hijos les inculcó, el sentido de lealtad, dignidad, justicia, responsabilidad y honestidad, virtudes que caracterizaron tanto a Don Enrique, como a Joaquín y a nuestros padres.

Paralelamente, Mery, la hija menor de Joaquín, desarrolló como Delia Padrón (Mama Delia), una belleza física y espiritual tan exuberante, que durante más de seis años, fue elegida Reina y Madrina de todos los eventos culturales, deportivos, escolares que se recuerda en San Lorenzo. Así, Delia Padrón, esposa de Don Enrique y Mery, la hija menor de Joaquín, como el Zumaque y San Lorenzo, se convirtieron en un binomio de Reinas, que fueron llevadas en flamantes carrozas adornadas por el pueblo, por todas las calles de nuestro humilde enclave pueblerino, productor de desarrollo comunitario, cuyos trabajadores, con su trabajo diario, decididamente contribuyeron a salvar al Mundo de la Amenaza Nazi, pues fue la gasolina de San Lorenzo la que movió las flotas y las naves que dieron al traste con las pretensiones del Tercer Reich Alemán. Aquí es importante mencionar que el Tercer Reich, sabiendo la importancia de la Refinería de San Lorenzo, envió un submarino, con la inminente orden de bombardearla. Los restos de ese submarino yacen en el fondo del mar Caribe frente a Curazao, donde las fuerzas aliadas lo hundieron.

Los espíritus revolucionarios de Joaquín Cardozo y de Don Enrique Severeyn y el talento hacia el trabajo digno y honesto, fueron ejemplos que nos marcaron y que se transmitió invariable tanto a hijos como a nietos. Tres generaciones de Revolucionarios natos. De estos últimos, Genel Enrique Severyn Córdova, el profesional de la Ingeniería más joven y con más talento que ha pasado por la industria petrolera, fue el verdadero protagonista de la recuperación de PDVSA-OCCIDENTE, durante el Paro Petrolero, hecho que deliberadamente fue omitido por intereses oscuros dentro de esta corporación petrolera. De hecho, en el libro “LA NUBE NEGRA”, escrito por el ex-embajador cubano, donde se habla de dicho paro petrolero, no se menciona para nada a los verdaderos Héroes que abandonaron sus estudios de posgrado en Estados Unidos, cuando Félix Rodríguez y Javier Alvarado los llamaron para levantar el Sistema de Gas Occidente, sin el cual, las Refinerías del Complejo Refinador Paraguaná nunca hubiesen podido funcionar. Se le dio más importancia al hecho de recuperar el “Pilin León” anclado frente a Maracaibo, que había que recuperar, que a la puesta en funcionamiento del complejo refinador más grande del mundo. Después del Paro petrolero, fueron exaltados muchos que no arriesgaron el pellejo como estos héroes, a quienes se les hizo atentado de muerte, por haber asumido el compromiso revolucionario de derrotar al golpe fascista contra la revolución bolivariana. Otro de esos nietos, Ricardo Borjas Severeyn, maracucho, es uno de los científicos venezolanos más brillantes en el campo de la Química Pura y uno de los pocos latinoamericanos que ha pisado el Instituto Max Planck de Alemania por sus brillantes trabajos en Catálisis y el papel de los catalizadores en la Dinámicas de las Reacciones Químicas.

Joaquín Cardozo fue el hombre con la mayor fuerza física bruta que jamás hayamos conocido a lo largo de nuestra vida. Si Joaquín hubiese ido a las competencias de los juegos olímpicos en levantamiento de pesas, de seguro habría cosechado muchas medallas de oro para Venezuela. Si hubiese sido Boxeador, habría derrotado a todos los campeones del mundo de entonces. Tenía la fuerza de 14 hombres. Lo vimos lanzar al Lago de Maracaibo, su propio bote, que 14 hombres no pudieron mover. Lo hizo solo, empujando el largo y pesado bote con su desnuda espalda mientras se le iban colocando los redondos troncos para que se deslizara lago adentro. En la Refinería, la grúa que levantaba los motores de 100 caballos para alinearlos con las bombas que alimentaban el crudo a la Torre Atmosférica, se dañó y la destilación estaba detenida por esa situación. Joaquín con sus brazos, levantaba los motores mientras se colocaba el acople de alineación del eje del motor con el eje del impulsor de la bomba. Fueron hazañas muchas veces contadas por Don Enrique, por nuestros padres que trabajaron allí adentro y por otros que también estuvieron allí.

Dos hermanos de padre y madre de quien esto escribe, en una ocasión, mientras Joaquín leía la página deportiva del Diario Panorama, en el patio de su casa en San Timoteo, se pusieron de acuerdo para fastidiar a Joaquín, molestándole con una rama y dándole al periódico para que Joaquín no leyera. La Reacción de Joaquín no se hizo esperar y les lanzó un puñetazo. Afortunadamente, para ellos, que sabían de la poderosa fuerza del puño de Joaquín, esquivaron el golpe. Pero el impacto lo recibió un árbol de Castaña (Llamado en el Zulia “Pan de Año”) de unos doce metros de altura, que tenía un tronco rígido de diez pulgadas de espesor. El golpe partió el tronco del árbol desplomándose completamente cuan largo era. Más dentro de ese cuerpo, de tanta fuerza física bruta, había el espíritu de un excepcional y abnegado padre, que levantó solo a sus hijas, por la prematura partida de la madre de éstas. De carácter apacible y bondadoso, Joaquín, ya jubilado de la industria petrolera, todas las mañanas, solía salir en su bicicleta pedaleando lentamente con el propósito de buscar el sustento para el hogar y al llegar, guardaba su bicicleta y se sentaba a contemplar la puesta de sol desde su casa. Y mientras lo observábamos en esa profunda reflexión, no nos imaginábamos que el Destino nos usaría más adelante como parte de su programa de vida. Pero eso es tema para la segunda entrega de esta historia.

Esa expresión en su escudriñante mirada, como vislumbrando futuro en el horizonte, la grabamos en un cuadro al oleo, que pintamos a escondidas en Maracaibo, a escasos días de su siembra a finales de 1972. Dicha obra, la regalamos a sus hijas y se mantiene en la sala de la casa de “Chepa” en Puerto Cabello.

Dicha obra fue usada por el Comité Organizador del Centenario del Zumaque, formado por PDVSA, la Asamblea Nacional y la Alcaldía Bolivariana del Municipio Baralt, que hoy 5 de Agosto, al tiempo que esto se escribe, estará en el Cerro La Estrella de Mene Grande, Estado Zulia, celebrando con el pueblo dicho evento. Al lado izquierdo del Collage realizado para el centenario, aparece la imagen del cuadro que pintamos en honor de Joaquín Cardozo, el obrero inmortal de la Cuadrilla del Zumaque.

(1) Ingeniero
lewman277@gmail.com



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