Por ahora no, al pretendido aumento de la gasolina

Compartiendo el criterio del 70 % de la población del país, porcentaje que es muy cercano al de aquellos que apoyábamos la gestión del Comandante Chávez durante el último año de su agestión, debo comenzar diciendo que considero que el precio actual de la gasolina y los demás combustibles derivados del petróleo, es extremadamente bajo. Confieso, sin embargo, que me desagrada en sumo grado lo que considero  un falaz e infeliz argumento que se usa con frecuencia para justificar un eventual aumento de su precio, que no es otro que aquel de que en Venezuela la gasolina es más barata que la mal llamada agua mineral y mucho más barata que las bebidas gaseosas, cuando lo que ocurre realmente es que tales engendros, que son “productos bandera” de las empresas de alimentos de Cisneros (Coca Cola FEMSA) y de Lorenzo Mendoza Giménez (POLAR/Pepsico), que les reportan ingentes beneficios económicos, son exageradamente caros en relación con sus costos de producción.

Otro “argumento” que se me antoja muy desagradable, aunque sea lamentablemente cierto en una importante mayoría de los casos es el esgrimido por el actual Ministro de Planificación y estimado compañero excantevista, el Dr. Jorge Giordani, quien en repetidas oportunidades ha señalado que se le da en propinas al “bombero”, más de lo que se paga por el llenado del tanque, pues considero que ésta es una manifestación más de la petulancia del venezolano común de clase media, ese que siempre dice al pagar, independientemente del precio de lo que está adquiriendo, “…déjalo así…”, negándose a aceptar el cambio, y que al dejar propinas de más de un dólar o de más de un euro, sólo provoca burla en quien lo sirve en el exterior, sabiéndolo por su aspecto y modales, un exponente real o impostado del “nuevorriquismo” por el cual nos conocen en esas latitudes.

Aceptando el señalamiento del Camarada Presidente Maduro, en el sentido de que no se trata de una medida de carácter fiscalista, pues contamos con suficientes recursos monetarios para financiar nuestro presupuesto y que tampoco se trata de una medida ya aprobada o a ser tomada en el corto o mediano plazo, sin llevar adelante una amplia consulta nacional, me animo a escribir estas líneas con la pretensión de poder situar la discusión en un marco que juzgo más apropiado que ese de las comparaciones con el precio de otros bienes de uso más o menos generalizado o con las actitudes pretenciosas de nuestra inefable clase media en todas sus capas.

Para comenzar debo decir que no entiendo el por qué se estaría dotando, sin necesidad alguna, de tan formidable arma a los enemigos de nuestra revolución, que son la inmensa mayoría del restante 30 % que, o no se ha pronunciado o está en contra del aumento del precio de la gasolina, como han estado en contra de todas las ejecutorias del Gobierno Revolucionario, aún aquellas de las cuales se han beneficiado y continúan beneficiándose.

Un aumento considerable del precio de los combustibles derivados del petróleo, como el que sería necesario implantar para eliminar el margen de pérdidas que acusa PDVSA, por concepto de su comercialización en el marcado nacional, añadiría una vuelta más a la espiral inflacionaria, esta vez de manera justificada, pues todo en esta Venezuela Bolivariana del Siglo XXI se transporta sobre ruedas, sin tomar en cuenta la inflación derivada de la especulación, que está muy lejos de haber sido conjurada a pesar de los éxitos que en tal sentido ha logrado el Gobierno en los últimos meses. ¿Será acaso que algún funcionario de esos que tienen años sin hacer uso del mal llamado transporte público y sin “hacer el mercado de su casa”, piensa que no aumentarán en forma más que desproporcionada el pasaje de las busetas y el precio de los alimentos?

Considero que lo realmente necesario para el país en materia de combustibles derivados del petróleo es tratar de disminuir el desmesurado consumo actual, que anda ya por los 800.000 barriles diarios, lo que viene a representar cerca de la tercera parte de la producción actual, con un consumo per cápita que es aproximadamente la mitad del consumo per cápita de la sociedad estadounidense, que es con mucho la más derrochadora de recursos del mundo actual.

Estoy más que convencido de que antes de pensar en implantar un aumento, considerable o no, del precio de la gasolina y los otros derivados, con lo cual se la estaríamos “poniendo de bombita” a la contrarrevolución para continuar su campaña de desestabilización del país, deberían plantearse acciones y políticas que propendan a una reducción considerable del consumo interno, entre las cuales se me ocurre plantear en principio las siguientes:

·         Una lucha a fondo contra el contrabando de extracción hacia Colombia.

·         Un uso intensivo de fuentes de energía de naturaleza renovable.

·         Un uso intensivo del gas licuado de petróleo (GLP).

En relación al primero de los planteamientos debo comenzar diciendo que no he podido conseguir cifras confiables que me permitan conocer cuál es la magnitud de la cantidad de combustibles que se filtra diariamente hacia Colombia por los llamados “caminos verdes”, aunque es sabido por todos que debe tratarse de grandes cantidades, a juzgar por los símbolos de riqueza súbita que exhiben y el inmenso poder que detentan los autores de este verdadero y continuado atentado mortal contra la paz y los intereses económicos de la República: comerciantes inescrupulosos de ambos lados de la frontera, bandas paramilitares de la vecina república y funcionarios venales de nuestra FANB y otros entes del Estado.

Tratándose de un gran negocio del “paramilitarismo uribista colombiano”, no resulta descabellado pensar que este contrabando de extracción de combustibles y también el de alimentos de precio altamente subsidiado, se haya convertido o esté en vías de convertirse además en una potente arma de la derecha fascista contra nuestra Revolución, en el marco de la “Guerra Económica” que aún debemos continuar librando. Si no es así, ¿a qué vienen las repetidas visitas de Leopoldo López, pupilo de Uribe Vélez, a esta zona y las destempladas acusaciones de racismo proferidas contra el gobierno nacional por el alcalde fascista de San Cristóbal, miembro del partiducho de López, en el reciente encuentro celebrado en Miraflores?

Acabar totalmente con el contrabando de extracción de combustibles hacia Colombia, mediante el uso de la fuerza militar, es la única acción capaz de garantizar una disminución drástica del consumo de combustibles en el mercado nacional, pues elevar su precio, a niveles que tendrían que ser todavía muy inferiores a los del mercado internacional, no acabaría con este extremadamente lucrativo negocio.

Lejos estoy de pensar que el Gobierno Revolucionario no haya hecho serios intentos de acabar con este flagelo, así mismo, he tenido conocimiento de la existencia de funcionarios de nuestra Guardia Nacional  de probada honestidad hasta haber sido destacados en esta región, que se han visto obligados a plegarse a las exigencias de los contrabandistas como única forma de salvaguardar la integridad de sus seres queridos, por más distantes a la frontera que se encuentren, tal es el poder de los dirigentes de estas mafias, cuya identidad parece ser conocida por todos los vecinos. Sin embargo, si no podemos poner coto a las acciones de estos “paracos”, estando como estamos, en relativa paz en el resto del territorio nacional, ¡cómo carajos habremos de defender nuestra patria del avance de estas bandas, cuando el imperio decida hacer uso intensivo de ellas en apoyo de la derecha fascista, para intentar dar al traste con nuestro proceso revolucionario!

Al hablar del uso de energías renovables, como fuente de ahorro de los combustibles fósiles, no me estoy refiriendo exclusivamente a CORPELEC y sus empresas filiales, prestatarias del servicio de electricidad, que de alguna manera ha venido incrementando la cantidad de electricidad generada a partir de la acción del viento (energía eólica) y la generada a partir de las caídas de agua (hidroelectricidad), sino a aquellas empresas de Telecomunicaciones (CANTV y MOVILNET), de propiedad estatal que tercamente continúan haciendo uso de grandes cantidades de diésel en sus equipos de energía de respaldo, invocando pretendidas razones económicas de carácter interno, desestimando que lo realmente beneficioso para el país sería utilizar energía solar, por ejemplo, para poder colocar en el mercado internacional las inmensas cantidades de este combustible que actualmente consumen.

Considero adicionalmente, que el uso de fuentes de energía renovables en los equipos de respaldo de energía eléctrica debería hacerse obligatorio, para las empresas privadas de Telecomunicaciones, los grandes Centros Comerciales, al estilo de SAMBIL y en general para todo el parque industrial privado del país. Por supuesto que igual medida debería ser aplicada a todas las empresas industriales y de servicios de propiedad estatal.

En relación al uso intensivo del GLP vehicular, debo decir que no consigo explicación alguna para que, al día de hoy, y más allá de la muy intensa promoción que se hiciera a comienzos del proceso, ni siquiera una cantidad significativa del parque automotor de propiedad estatal, ni mucho menos de la flota privada del mal llamado transporte público esté funcionando con este tipo de combustible, que si bien es cierto que es también de naturaleza fósil, permitiría liberar cantidades importantes de gasolina y diésel, para su colocación en el mercado internacional a precios mucho más convenientes para PDVSA y el país.

Camarada Presidente Maduro, tengo plena confianza en que bajo su dirección habrá de llevarse a cabo una profunda y sincera discusión del tema, previa a cualquier decisión que haya de tomar. Pienso, sin embargo que debemos dejar de lado argumentos tan economicistas y tan poco clasistas como ése del bajo costo de la gasolina en comparación con el de otros productos y bienes de uso generalizado. Tenga presente que de la decisión que tome sobre este tema podría depender en gran medida el futuro de nuestra Revolución.

Por ahora termino reiterándome totalmente contrario al pretendido aumento del precio de la gasolina, no obstante, habré de sentirme plenamente satisfecho si estas breves notas contribuyen en alguna medida a situar tan importante discusión en un marco más apropiado.

Hasta la Victoria Siempre!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

clippor@hotmail.com



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