Es necesaria una "política progresiva" sobre el aumento del precio de la gasolina

El día lunes 16 de diciembre de este año, el Ministro Rafael Ramírez puso en el debate nacional el tema del aumento de los combustibles líquidos, entre ellos la gasolina y el diésel, en los siguientes términos: “está abierta una discusión nacional para verificar si es el momento indicado para que se comience a cobrar el valor correspondiente a los combustibles líquidos, entre ellos la gasolina y el diésel”.

El incremento de la gasolina es algo que no ocurre en el país desde el año 1996 cuando el presidente Rafael Caldera la ubicó en Bs. F 0,097 por litro, y esa estabilidad en el precio la ha llevado a ser la más barata del mundo. Esa regulación ha conllevado a que los precios estén muy por debajo de los costos reales de producción y de su costo de oportunidad, obligando a la principal empresa del estado, PDVSA, a tener que asumir esos costos, que se traducen en cuantiosas pérdidas para poder llevar el combustible hasta el consumidor final, y que desde otra perspectiva, ocasiona una disminución en los ingresos fiscales, tanto por el lado del Impuesto al Valor Agregado aplicable a la gasolina, como por la vía del Impuesto Sobre la Renta.

El Ministro Ramírez lo explica en los siguientes términos: “esta situación le hace daño a PDVSA porque la nación deja de recibir ingresos por ese concepto que bien podrían dedicarse a los alimentos, a los temas sociales, que es lo que haríamos”. (Web Pdvsa) El subsidio a los combustibles genera pérdidas directas a la nación por el orden de los 12,592 millones de dólares al año, que es la consecuencia de satisfacer una demanda interna de 700.000 barriles diarios de petróleo para generar combustibles a un costo de producción que oscila entre 2 y 2,7 bolívares (entre 30 y 45 centavos de dólar) por litro. Así lo expresó Ramírez.

Para producir un litro de combustible en Venezuela y llevarlo al mercado interno se incurren en los siguientes costos operativos: de exploración, perforación, extracción, refinación, distribución, suministro, comercialización y finalmente un impuesto específico por el consumo, cuya alícuota es establecida anualmente en la Ley de Presupuesto Nacional desde el año 2001, y fijada entre un treinta por ciento (30%) y un cincuenta por ciento (50%) del precio de venta, de acuerdo con la Ley Orgánica de Hidrocarburos (2001). Este impuesto es retenido y enterado por PDVSA a la Tesorería Nacional.

“EL CARACAZO”: TEMOR DEL IMAGINARIO VENEZOLANO

Un anuncio como este, inmediatamente podría generar en el imaginario de muchos venezolanos el recuerdo de decisiones gubernamentales en esta materia que conllevó a la rebelión popular de Caracas del año 1989, conocida como “El Caracazo”. Pero es necesario recordar, que en este momento las condiciones del país no son ni remotamente parecidas al contexto político y económico del país de esos tiempos. Por el contrario, cuando se le pregunta a cualquier venezolano sobre el precio de la gasolina la reacción inmediata es con una sonrisa reconociendo que es la más barata del mundo, más barato que el agua mineral tamaño pequeña, que un café guayoyo, que un pan canilla, y que un caramelo de piñata, entre otras cosas del decir cotidiano; y realmente, el gobierno revolucionario más bien ha tardado mucho en tomar esa decisión.

En una encuesta realizada el 30 de junio de 2013, por el diario Últimas Noticias, que contó con la participación de 3.802 lectores, el 64% consideró que el precio de la gasolina es muy bajo en Venezuela; 19% planteó que era necesario que el pueblo decida cualquier incremento de la gasolina por medio de un referendo; y sólo 15% de los participantes expresó que esa decisión sería contraproducente para el país.

Luego, de las declaraciones del Ministro Ramírez sobre este tema, ese mismo diario de circulación nacional publicó otra encuesta, que contó con la participación de 2.7488 personas, de los cuales, 888 (34%) personas manifestaron estar de acuerdo con el aumento de hasta el triple del precio; el 30% de los participantes, estuvo de acuerdo con la propuesta de aumentarla hasta el doble del precio actual. En ese sentido, el 64% estuvo de acuerdo con el aumento de los combustibles.

UNA DECISIÓN POLÍTICA EN MATERIA ECONÓMICA CON ALTO IMPACTO SOCIAL

Pero no hay que descontextualizar esa decisión política, que desde mi perspectiva, tiene un alto impacto económico y social y que, más allá al temor de un “Caracazo”, debería estudiarse con mucha precaución. Porque realmente, pudiera tener alguna incidencia en el ingreso de las familias más desposeídas de la población, esa, que de seguro fue la que salió masivamente a votar por los candidatos revolucionarios el pasado 8 de diciembre, en un contexto de una Guerra Económica que ha tenido un alto impacto inflacionario.

También, quienes realmente se ríen y han disfrutado del precio irrisorio de la gasolina han sido aquellos, que, por las circunstancias de la vida, han tenido la posibilidad de adquirir vehículos particulares, entre los cuales me encuentro, y que considero somos una población minoritaria en relación a los “venezolanos de a pie” que son la mayoría. Esta representa el veinte por ciento (20%) de la base poblacional y consumen cerca del ochenta por ciento (80%) de la gasolina del país. De hecho, entre esta población beneficiada se encuentran quienes creen que el precio irrisorio de los combustibles es el único beneficio directo que se recibe del gobierno por administrar el activo común de todos los venezolanos.

Más allá de esos matices, considero que cualquier decisión sobre el tema del incremento del precio de los combustibles, debe ser direccionada a grupos aventajados económicamente y a los particulares favorecidos en estos 14 años de la revolución.

PROGRESIVIDAD EN LA TOMA DE DECISIÓN

Hay que ser muy creativos al momento de diseñar una medida económica de este tipo, que sea muy persuasiva, que incida directamente en el bolsillo de los que tienen vehículos de uso particular y no los vinculados al transporte público, taxis, moto-taxistas, Jepp´s y transportistas de bienes y servicios de primera necesidad, que de seguro reaccionarán solicitando subsidios, o en su efectos, incrementarán el precio del pasaje público, el servicio de taxis particulares a esa población de a pie, o incrementarán el costo del flete de las mercancías de primera necesidad.

Recordemos, que la población venezolana, por la vía de la inflación en los servicios de transporte públicos y privados, ha tenido que pagar también por las consecuencias que ha dejado la Guerra Económica en el sector automotriz y de repuesto a nivel nacional.

En ese sentido, la medida de aumentar los precios de los tipos de gasolinas que se expenden en el país debe ser de carácter “progresivo”. En primer lugar, tiene que ir a dirigida a los más favorecidos de los últimos años de ese subsidio directo, aquellos que tienen vehículos particulares, que no prestan servicios públicos; e ir evaluando en el corto plazo el impacto económico de esa decisión. Luego, de manera gradual, ir ajustándoles el precio al resto del sector transporte público y privado.

Dr. Andrés Giussepe
Twitter: @agiussepe
Correo: agiussepe@gmail.com



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