La gasolina, detona al racismo y al fascismo en su causa común

La derecha fascista reaccionaria no renuncia a sus proyectos golpistas. Pese a la buena voluntad del presidente obrero Nicolás Maduro, su tren ejecutivo y el Consejo Civico Militar de la Revolución Bolivariana, que han abierto las puertas al diálogo, los carroñeros de la politica venezolana, continúan tratando de crear una matriz de opinión que les permita buscar un “Caracazo”, para salir al mundo a pregonar la ingobernabilidad y solicitar de “caridad” la intervención “humanitaria” de las fuerzas de la OTAN.

Pero paralelamente, también vierten el veneno del racismo fascista que les caracteriza y para eso arremeten contra las relaciones comerciales, politicas culturales y económicas que soberanamemnte la República Bolivariana de Venezuela, mantiene con Cuba, República Dominicana, el Caribe y demás páíses del Continente, excepto, con Estados Unidos de Norteamerica, que es el único país, que para esa derecha heredera del Furher, merece tener a su disposición todos los recursos naturales, con que cuenta nuestra patria.

No puede ser más deleznable y apátrida la campaña sucia que ya iniciaron comntra el planteamiento de sincerar los precios de la gasolina como parte de los ajustes económicos que tiene previstos el gobierno para enrumbar al país hacia una economía productiva, trasnparente, sostenible en el tiempo y con participación protagónica de todos y cada uno de los venezolanos.

Los precios de la gasolina en Venezuela, son realmente groseros y abusivos en contra del pueblo de a píe, porque no es posible que con los que pagamos por litro y medio de agua envasada (20 bolívares fuertes) podemos llenar cuatro veces el tanque de un automovil y recorrer cerca de mil kilometros, mientras que el peatón que se desplaza por las calurosas calles de las ciudades, para mitigar el calor, seguramente tendrá que consumir cerca de 60 bolivares fuertes en la llamada “agua mineral”, en su rutina diaria que no debe estar más allá de los 15 kilometros.

Pero amén de esta razonamiento, existen otros motivos, para echar por tierra la patraña de la rancia derecha. La primera que no es cierto, que un ajuste en los precios de la gasolina, vaya a perjudicar al pueblo, poprque quienes integramos los segmentos populares, no poseemos vehículos de lujo que consumen exceso de combustible. El transporte colectivo en su mayoría trabaja con fuell oil y el gobierno adelanta un plan de surtidores de gas, para abaratar el costo de la movilización del parque automotor de servicio público y del pueblo en general. Esto indica meridianamente claro, que el costo del pasaje colectivo no será afectado.

Pero hay uno más profundo y que justifica el ajuste y es el que más preocupa a los señores de la derecha fascista, porque va a incidir negativamente en el negocio ilícito del contrabando de combustible fortaleza del paramilitarismo, brazo armado de esta oposicipón irracional, falta de escrúpulos, que mantiene bandas de “hampa política”, para desangrar al país y mostrarlo ante el mundo como el más violento, tal como se mantienen propalando en las instancias internacionales.

La racionalización de los precios del combustible y de la electricidad, lejos de perjudicar al pueblo, viene a benefiociarlo, porque lo que hoy derrochamos mediante el uso irracional, va a servir para fortalecer, alimentar y aumentar la capacidad de respuesta a los pobres, por parte de las misiones: Gran Misión Vivienda Venezuela, Barrio Nuievo Barrio Tricolor, Barrio Adentro, misiones educativas y otras sociales, que han dignificado a nuestro pueblo.

La lumpen politic formada en la secta ultra derechista de los años 80, “Tradición, Familia y Propiedad”, comandada por un grupo de cifrinos pederastas y consumidores de cuanta porquería encontraban, para pervertir a jovenes de los sectores pudientes, es la que hoy ha iniciado esa ofensiva grosera, subversiva y despiada contra la República Bolivraiana de Venezuela y las políticas del gobierno revolucionario.

Porque no le perdonan al pueblo que haya llevado a Miraflores, primero a un mulato, campesino, como le llamaron ellos al Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías. Y despúes, a un hijo de La vega, sector popular caraqueño, autobusero, salcero y con claros rasgos de tener en su componente sanguinio, esa irredenta, pero rebelde, revolucionaria, invencible y digna, sangre negra, que para los voceros de la derecha es un vergonzoso latigazo y por eso ocultan sus orígenes y pretejnden hacer creer que son caucásicos o algo por el estilo.

Ese onanismo mental, de creerse superiores, ungido por los dioses para manadr, es el latiguillo que los estimula a pretender hacer creer al pueblo revolucionario, que los enemigos, que nos roban lo nuestro, no son los capitalistas explotadores y bellacos, sino hermanos cubanos, que nos han invadido, con educación, deporte, cultura y salud, mediante los acuerdos integracionistas que hemos firmado en 14 años de revolución, que nos están conduciendo a una sola patria grande, hermosa, bella donde el colectivismo humanitario y solidario, esta derrotando al individualismo inhumano, criminal, capitalista, enemigo de la cultura y la hermandad de los pueblos que tenemos un mismo origen y una misma historia. En el mismo paquete meten a dominicanos, boliviarnos, ecuatorianos, centroamericanos, brasileños, chilenos, argentinos y caribeños en general, con cuyos pueblos y gobiernos, mantenemos acuerdos dignos y soberanos de apoyo mutuo para hacer posible la proyección de la patria grande, como bloque geopólítico alternativo, ante las amenazas destructoras y criminales globalizadoras del imperio del norte, paradigma de identidad de la oligarquía parasitaria y apátrida de Venezuela, que hoy ataca toda relación con paises, cuya población proviene del sincretismo etnico que dejó la invasión europea, la trata de esclavos negros traidos del áfrica y de la poca población originaria, que resistió al genocidio más grande que conoce la historia de la humanidad que acabó con más de 90 millones de almas que habitaban el Continente americano y el Caribe. Ese es retrato en negativo de una suerte de hiedra prehistórica que pretende ponerle la mano nuevamente al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, donde afortunadamente esta especimen es cada vez menor. Los ataques a Cuba, República Domincana, a los páises del Caribe y demás miembros del Continente Cetro y Suramericano, no son únicamente por el reclamo económico, sino racista y excluyente. Por eso decimos que la gasolina, detona al racismo y al fascismo en su causa común.


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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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